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Javier Milei |
Uno de los futuros postulantes a Presidente de la Nación, ha dicho que si llega permitirá la compra de órganos humanos, por qué ahora lo apoyan las grandes corporaciones
Un tipo está desesperado, para que su hija de diez años se cure, debe ir al extranjero para que le practiquen una costosa operación, pero es pobre, no tiene el millón de dólares que precisa. Entonces, por un anuncio en Facebook se entera de que un millonario con una afección cardíaca, compra un corazón a quien esté dispuesto a donarlo. Como haría cualquier padre, va y se anota para hacer una transacción que, en ese mundo imaginado, podría ser legal.¿Ciencia ficción?, ¿relato salido de la mente de un novelista? Será realidad si en las próximas elecciones triunfa el candidato que, como indican las últimas encuestas y según los medios de comunicación más importantes de la Argentina, tiene más posibilidades de triunfo.De manera muy poco sutil, los dos principales “tanques de guerra” de la prensa nacional, cambiaron el enfoque y, sin que Javier Milei —porque de él hablamos— cambiara un centímetro su discurso, de ser un candidato peligroso, con ideas impracticables, un posible loco suelto al volante si gana, pasó a ser un postulante disruptivo, que enamora a los jóvenes y podría cerrar la odiosa grieta, justamente haciendo lo impensado.Está bien, puede que sea exagerado prever que permitirá la compraventa de órganos vitales. Pero será posible que alguien ofrezca dinero por un riñón y al día siguiente cientos de necesitados hagan fila en la puerta de su casa esperando ser compatibles. Si cumple lo que ha anunciado y gana, en poco tiempo, el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante se convertiría en un organismo vaciado de contenido, pues ya no habrá quién impulse, normatice, coordine y fiscalice las actividades de donación y trasplante de órganos, tejidos y células en el país.
De un día para el otro se tirarían abajo años de trabajo intentando que quienes en peor estado de salud se encuentran sean los primeros en recibir el órgano de un accidentado. Valdrá solamente el dinero. Quien lo tenga se salvará y quien no, no. Eso es, en definitiva, el ideal libertario. En palabras de Arturo Jauretche, es el zorro libre, cazando en el gallinero de gallinas también libres.
Pero es solo un caso de lo que le espera a la Argentina si triunfa el candidato que se hizo famoso promoviendo el sexo tántrico o hablando de sus perros como si fueran sus hijos.
Cualquiera imagina lo que sucedería si, al día siguiente de llegar a la Presidencia, suspende todos los subsidios al transporte. Un pasaje en tren, en colectivo, en remís, debería multiplicar su valor por cuatro para que la empresa siga prestando servicio. Al instante cientos de miles de pasajeros quedarían de a pie. Miles de empresas se paralizarían por las ausencias o tardanzas de sus empleados. La Argentina tendría asegurado su boleto hacia el caos, no solamente ese día sino durante unos cuantos años.
Pero es el candidato que eligieron oportunamente Clarín y La Nación y sus radios y televisiones satélites, cuando vieron que su carrera hacia la Casa Rosada se hacía imparable. Durante cerca de diez años dieron alas torpemente, a sólo dos términos entre todas las ideologías políticas de la Argentina y, antes de que se les escape la tortuga, apoyan a este candidato que les sale con un domingo siete, que ni es tan domingo ni es tan siete.
Quizás creen que todo lo que hace ahora es una payasada necesaria para ganar votos en el sistema partidocrático argentino, pero después, cuando llegue, morigerará sus impulsos, domesticará sus ideas, se verá compelido a obrar de acuerdo a las circunstancias y les regalará uno o dos decretos, algún proyectito de ley que los beneficie económicamente, la modificación de la resolución interna de un organismo estatal que ahora les molesta o les impide hacerse más ricos todavía. De eso se trata todo, ¿no es cierto?
Ah, no, claro. Es el candidato que viene a romper la grieta, el que reúne a los mejores pensadores jóvenes de la Argentina, a saber: Santiago Maratea y Sergio Agüero, modernos santones laicos de los programas de televisión.
Hasta ayer nomás era, para esos medios de prensa, el candidato que venía a romper todo, poco menos que un descerebrado al que invitaban a la televisión para tener un poco más de rating cuando lanzara alguno de sus célebres exabruptos. Ahora es un muchacho con ideas un poco raras, es cierto, pero quién no las tiene, che. A lo sumo es un excéntrico con ideas curiosas que, hasta ayer nomás desechaban por impracticables.
¿Puede ser que la prensa cambie de repente su manera de pensar? Para decirlo en palabras que van a entender todos los lectores, es posible que el brusco cambio de opinión de los grandes diarios de Buenos Aires, se deba a varios millones de ideas que podrían darse en el futuro si el candidato ganara.
Pero son pruritos de un malpensado.
No haga caso.
Ya votó a los que sabían y mire cómo le fue.
Quizás con un loco al volante acierta.
Si no, la democracia siempre da oportunidades.
Dale nomás, dale que va.
Otro que tire y pegue.
La teta de la Argentina no se acaba nunca.
©Juan Manuel Aragón
Me resulta muy curioso que el artículo asigne tantos calificativos peyorativos, y anuncie vaticinios apocalípticos, para cualquier candidato que aspire a la presidencia de La Argentina, después de la colección de delincuentes e incapaces que han desfilado por ese sillón en las últimas décadas. Es que acaso la sociedad argentina puede producir algo mejor que eso?
ResponderEliminarTambién me resulta extraño que se asigne a un futuro presidente, la implementación de medidas que están reservadas al poder legislativo, y no al ejecutivo.
En las próximas elecciones los argentinos estarán votando por las alternativas de morir ahogados, morir quemados o morir ahorcados. Es el destino al que está condenado el pueblo argentino mientras siga cayendo y esperando que un "salvador" los saque adelante, en vez de ser los propios ciudadanos quienes asuman sus responsabilidades y decidan su propio destino, exigirndo a las autoridades generar las condiciones propicias para para poder hacerlo.
No me gusta Milei, ni lo que piensa, ni lo que dice, ni cómo lo dice. Pero en el caso de los trasplantes, me molesta leer cómo simplifica un tema tan complejo, como si fuera una cuestión sólo de dinero. Pura ignorancia
ResponderEliminarLa verdad es increíble como están de desesperados, me refiero a la oposición, saben que por una vez el pueblo quiere elegir, cambiar, estamos hastiados de ver tanta impunidad, ojalá pueda convencer a los jóvenes y que voten por Milei, ésto que vivimos hace años ya cansó, nos están matando día a día, yo haré mi voto loco o cuerdo, pero ya no para un cambio, sino para la erradicar no sé si a los ""delincuentes "", sino a los de traje y corbata que nos pisotean minuto a minuto, Viva la Patria carajo" que para que seamos libres y vivamos en "democracia " ríos de sangre corrieron🙋🏻♀️
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