Colón llega a América |
Algunas reflexiones algo deshilachadas sobre el significado del descubrimiento de América, del que dentro de unos días se cumplen años
En pocos días llega el 12 de octubre, el Día de la Raza, según impuso el presidente Hipólito Yrigoyen en 1917. Como preparación del ambiente para la celebración, va esta nota algo deshilachada. Abajo, como siempre hay lugar para que opinen todos.Puede ser que los vikingos llegaran antes y hasta es posible que la recorrieran casi de punta a punta como lo afirma Jacques de Mahieu, antropólogo nazi francés. Pero, sea porque eran parte de un pueblo bárbaro o porque no sabían lo que tenían entre manos, no la descubrieron, no le sacaron el velo, no la mostraron al resto del mundo.El que lo hizo fue Cristóbal Colón, enviado por los Reyes Católicos. Hay quien dice que en realidad era genovés, como si en ese momento hubieran valido de algo las nacionalidades, en un mundo que no las conocía, al menos no como hoy. Otros han dicho que era judío, ¿ahá?, ¿dice usted?, ¿un judío de aquel tiempo le habría puesto de nombre Cristóbal (el que lleva a Cristo, en griego), a un hijo?, ¡haga el favor!Si quiere disminuir la gloria de España, hágalo, pero en este caso se equivoca. La reina Isabel no empeñó sus joyas para la empresa porque ya las había empeñado para terminar de correr a los moros de su patria. Y no es cierto que viniera con presos que sacaban de las cárceles, cuentito que narraban las maestras a los chicos, imagínese un barco guiado por gente que no sabía nada de mar o por forajidos que en cualquier momento corrían al capitán y se iban a cualquier parte.
Y sí, Colón el genovés, llevó indios para mostrarlos a los Reyes, como si fueran animalitos, lo que nadie recuerda es que los reyes se indignaron y lo mandaron a que los trajese de vuelta inmediatamente.
Fue España la católica, la que descubrió América, ¿le gusta?, muy bien. ¿No le gusta?, es lo mismo, porque ahí están firmes los hechos, los documentos indubitables para que los revisen de punta a punta quienes quieren ver en aquel descubrimiento glorioso, un día de vergüenza, de perdón, de congoja, de llanto o de luto.
Los indios, como nos llamaban, hasta ese entonces nos comíamos los unos a los otros, pero hay quienes defienden estos actos macabros, en nombre de las costumbres, la cultura, una civilización acaso distinta y, agárrese fuerte, ¡los derechos humanos! Porque si no llegaban los españoles, iban a seguir comiéndose los unos a los otros, libremente, en orgías de sangre y dolor sólo para dejar conformes a los adoradores de las bestias.
Las relucientes y blancas pirámides escalonadas que construían en el Yucatán, cuando llegaron los españoles eran una sola cosa de sangre por los prisioneros que sacrificaban a sus dioses. Los aztecas llegaron a tener zoológicos humanos, en los que guardaban a miembros de tribus vencidas para después sacarles el corazón mientras vivían. De los incas, al menos se sabe que sacrificaban chicos en altas montañas, eso sí, tomaban la precaución de embriagarlos para que no sintieran que habían sido enterrados vivos en altas montañas, como lo atestiguan los hallazgos del cerro Llullaiyaco, en la provincia de Salta, eso era cultura ancestral y, de nuevo, derechos humanos, no macanas, amigo.
Mientras los españoles se hicieron preguntas como la de los justos títulos y sometieron el descubrimiento a sus sabios, a los ingleses, los franceses, los holandeses solamente les importó expoliar a los indios. En 1492 Colón llega a América, en 1550, menos de 60 años después, llegan a Santiago del Estero, fundan una ciudad y las primeras mujeres españolas al menos en cantidad, llegan cerca de 1650. En esta tierra se sabía positivamente que no había oro, los indios no tenían cadenitas de ese metal ni aros ni anillos. Igual levantaron una ciudad.
Durante todo ese tiempo, los españoles se casaban con las indias, oiga bien, se casaban, tenían hijos, les daban su apellido, los criaban en la Santa Religión Católica. Para esos hijos, en lo que hoy es Estados Unidos, los ingleses tenían una palabra, “bastard”, que siguen usando hasta hoy y que no precisa de muchas traducciones. Los españoles en cambio, a los hijos nacidos en América, los trataban como si hubieran sido de Pontevedra, Madrid, La Mancha, habidos de una española de pura cepa.
¿Que hubo saqueos, violaciones, injusticias? ¡Por supuesto que sí, amigo!, fue una obra hecha por hombres del medioevo, no venían hermanitas de clausura en los primeros barcos. Pero no fue el designio de los reyes de España ni de España, por supuesto, que se cometieran iniquidades. ¿No ha notado que, pese a la formidable inmigración mayormente europea que hubo en la Argentina entre fines del siglo XIX y XX, seguimos siendo morochos, y muchos de nosotros no nos podemos sacar la cara de indios que llevamos puesta bajo la frente? ¿Alguna vez se preguntó por qué no quedaron indios en Estados Unidos, salvo en los lugares conquistados por los españoles?
Es historia, amigos. Si quiere, cuando llegue el 12 de octubre entristézcase, llore, grite y patalee, quién es uno para negarle ese derecho. En Santiago del Estero al menos, llorará, gritará y pataleará en español o en quichua, idioma que también trajeron los españoles a estos pagos. Pero si no está conforme, si aún así sigue sosteniendo que estas tierras les fueron injustamente arrebatadas a los “pueblos originarios”, es hora de que vaya pensando en volver a casa, a España, Francia, Alemania, la Conchinchina si quiere.
¿Yo?, me quedo, hay sospechas de que un bisabuelo, al que le decían “El Indio Iramain”, era morocho por alguna cruza que hubo en el camino. Mientras lo averiguo, me quedo en casa, tranquilo, redactando estas líneas de todos los días.
No se olvide de mandar un WhatsApp para contar cómo lo reciben en la Madre Patria cuando diga que se va porque no quiere seguir usurpando estas tierras de los pueblos originarios. Avise si las carcajadas le suenan muy fuertes.
Suerte y buen viaje.
©Juan Manuel Aragón
A 4 de octubre del 2023, en el barrio Borges. Cantando un yaraví
Los indios, como nos llamaban, hasta ese entonces nos comíamos los unos a los otros, pero hay quienes defienden estos actos macabros, en nombre de las costumbres, la cultura, una civilización acaso distinta y, agárrese fuerte, ¡los derechos humanos! Porque si no llegaban los españoles, iban a seguir comiéndose los unos a los otros, libremente, en orgías de sangre y dolor sólo para dejar conformes a los adoradores de las bestias.
Las relucientes y blancas pirámides escalonadas que construían en el Yucatán, cuando llegaron los españoles eran una sola cosa de sangre por los prisioneros que sacrificaban a sus dioses. Los aztecas llegaron a tener zoológicos humanos, en los que guardaban a miembros de tribus vencidas para después sacarles el corazón mientras vivían. De los incas, al menos se sabe que sacrificaban chicos en altas montañas, eso sí, tomaban la precaución de embriagarlos para que no sintieran que habían sido enterrados vivos en altas montañas, como lo atestiguan los hallazgos del cerro Llullaiyaco, en la provincia de Salta, eso era cultura ancestral y, de nuevo, derechos humanos, no macanas, amigo.
Mientras los españoles se hicieron preguntas como la de los justos títulos y sometieron el descubrimiento a sus sabios, a los ingleses, los franceses, los holandeses solamente les importó expoliar a los indios. En 1492 Colón llega a América, en 1550, menos de 60 años después, llegan a Santiago del Estero, fundan una ciudad y las primeras mujeres españolas al menos en cantidad, llegan cerca de 1650. En esta tierra se sabía positivamente que no había oro, los indios no tenían cadenitas de ese metal ni aros ni anillos. Igual levantaron una ciudad.
Durante todo ese tiempo, los españoles se casaban con las indias, oiga bien, se casaban, tenían hijos, les daban su apellido, los criaban en la Santa Religión Católica. Para esos hijos, en lo que hoy es Estados Unidos, los ingleses tenían una palabra, “bastard”, que siguen usando hasta hoy y que no precisa de muchas traducciones. Los españoles en cambio, a los hijos nacidos en América, los trataban como si hubieran sido de Pontevedra, Madrid, La Mancha, habidos de una española de pura cepa.
¿Que hubo saqueos, violaciones, injusticias? ¡Por supuesto que sí, amigo!, fue una obra hecha por hombres del medioevo, no venían hermanitas de clausura en los primeros barcos. Pero no fue el designio de los reyes de España ni de España, por supuesto, que se cometieran iniquidades. ¿No ha notado que, pese a la formidable inmigración mayormente europea que hubo en la Argentina entre fines del siglo XIX y XX, seguimos siendo morochos, y muchos de nosotros no nos podemos sacar la cara de indios que llevamos puesta bajo la frente? ¿Alguna vez se preguntó por qué no quedaron indios en Estados Unidos, salvo en los lugares conquistados por los españoles?
Es historia, amigos. Si quiere, cuando llegue el 12 de octubre entristézcase, llore, grite y patalee, quién es uno para negarle ese derecho. En Santiago del Estero al menos, llorará, gritará y pataleará en español o en quichua, idioma que también trajeron los españoles a estos pagos. Pero si no está conforme, si aún así sigue sosteniendo que estas tierras les fueron injustamente arrebatadas a los “pueblos originarios”, es hora de que vaya pensando en volver a casa, a España, Francia, Alemania, la Conchinchina si quiere.
¿Yo?, me quedo, hay sospechas de que un bisabuelo, al que le decían “El Indio Iramain”, era morocho por alguna cruza que hubo en el camino. Mientras lo averiguo, me quedo en casa, tranquilo, redactando estas líneas de todos los días.
No se olvide de mandar un WhatsApp para contar cómo lo reciben en la Madre Patria cuando diga que se va porque no quiere seguir usurpando estas tierras de los pueblos originarios. Avise si las carcajadas le suenan muy fuertes.
Suerte y buen viaje.
©Juan Manuel Aragón
A 4 de octubre del 2023, en el barrio Borges. Cantando un yaraví
Mejor cantemos una chacarera, con guitarra, y que baile una pareja bien santiagueña, de esta noble y leal ciudad. ¡Santiago querido!
ResponderEliminarMe parece de excelencia la nota, ni con unos ni con otros, neutral. De las dos razas, lo que importa es el “sincretismo”!! El 12 valoremos las dos culturas!!
ResponderEliminarLa conquista y sometimiento de pueblos es el elemento común a lo largo de la historia de la humanidad, es lo que los colonizadores europeos conocían históricamente por vivencia propia como medio de preponderancia en la región y de progreso propio, y es el mecanismo que ha hecho posible que la raza humana pudiera sobrevivir hasta nuestros días. Cada uno de nosotros existimos en este mundo como consecuencia de esa dinámica de colonización. Es más, todo el desarrollo tecnológico que hizo posible que hoy cada uno de los lectores esté leyendo este blog en su teléfono tiene sus inicios en las necesidades de los pueblos de mantener preponderancia en las guerras, ya sea para atacar o defenderse, desde la edad de piedra hasta nuestros días.
ResponderEliminarTal como lo menciona el artículo, las propias culturas presentes en el continente americano al tiempo de la colonia practicaban un salvaje sometimiento de otras civilizaciones más débiles, con métodos de una brutalidad y crueldad barbárica. Ello le quita legitimidad y significado al término “originario”, ya que siempre hubo otros originarios, más originarios que los supuestos “originarios” que estaban presentes al tiempo de la colonización. Ellos eran tan colonizadores como los colonizadores europeos, con la diferencia de que los europeos no los exterminaban, ni les cortaban la cabeza, ni les comían el corazón para conformar a los dioses. Peor es el caso de grupos que ni siquiera pueden ser considerados seudo-originarios, como los truchos mapuches, que son un rejunte de grupos andinos y amazónicos que ni siquiera existían a la llegada de Colón.
Incluso el concepto de excesos, que es como se juzgan esos hechos con nuestros estándares modernos, no tenía la misma connotación en esas épocas.
El artículo le pifia en un par de aspectos secundarios, como el resultado de las colonizaciones inglesas y holandesas, que fueron mucho más exitosas, en general, que las ibéricas y que tuvieron un mejor manejo de los pueblos indígenas en la pos-colonización. Pero esa discusión es para otro momento.
El cuadro tiene un error, que quizás no lo fue tanto. Se observa a un religioso extendiendo un crucifijo. EN LA PRIMERA EXPEDICION DE COLON, NO VINO NINGUN RELIGIOSO. ESTA TOTALMENTE ACREDITADO. . DE MODO QUE EL CUADRO , FUE EVIDENTEMENTE TRATOCADO EX_PROFESO.
ResponderEliminarPerfecto Juan. Muy buena la nota.
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