Combatientes hutíes |
El grupo rebelde respaldado por Irán ha lanzado decenas de ataques contra buques comerciales en el mar Rojo desde que comenzó la guerra entre Israel y Hamás
Por *Gaya Gupta
The New York Times
Desde mediados de noviembre, los hutíes, un grupo rebelde yemení respaldado por Irán, ha lanzado decenas de ataques contra barcos que navegan por el mar Rojo y el canal de Suez, una ruta marítima importante por la que pasa el 12 por ciento del comercio mundial.
A primera hora del viernes pasado, Estados Unidos y un grupo de aliados, entre ellos el Reino Unido, contraatacaron con misiles dirigidos a objetivos hutíes dentro de Yemen y pusieron aún más al centro de atención a los rebeldes y su prolongada lucha armada.
El ataque a las bases hutíes se produjo un día después de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas votó para condenar “en los términos más enérgicos” al menos dos decenas de ataques llevados adelante por el grupo rebelde contra buques mercantes y comerciales que, según aseguró el consejo, habían impedido el comercio global y socavado la libertad de navegación.
A continuación, ofrecemos una introducción a los hutíes, su relación con Hamás y los ataques en el mar Rojo.
—¿Quiénes son los hutíes?
—Los hutíes, liderados por Abdul Malik al-Houthi, son rebeldes chiitas que tienen el respaldo de Irán que han estado luchando contra el gobierno de Yemen durante casi dos décadas y ahora controlan el noroeste del país y su capital, Saná. Han creado su ideología en torno a la oposición a Israel y Estados Unidos, por lo que se ven a sí mismos como parte del “eje de resistencia” liderado por Irán, junto con Hamás en la Franja de Gaza y Hezbolá en Líbano.
A menudo, sus líderes establecen paralelismos entre las bombas de fabricación norteamericana utilizadas para atacar a sus fuerzas en Yemen y las armas enviadas a Israel y usadas en Gaza. En el 2014, una coalición militar encabezada por Arabia Saudita intervino para intentar restaurar el gobierno original de Yemen después de que tomaron la capital, con lo que inició una guerra civil que ha dejado un saldo de cientos de miles de personas fallecidas.
En abril del año pasado, las conversaciones con Arabia Saudita generaron esperanzas de un posible acuerdo de paz que reconocería el derecho de los hutíes a gobernar el norte de Yemen.
Alguna vez fueron un grupo de rebeldes mal organizados, pero han reforzado en los últimos años su arsenal, que ahora incluye misiles balísticos y de crucero y drones de largo alcance. Los analistas atribuyen esta expansión al apoyo que reciben de Irán, que lo ha suministrado a milicias en todo el Medio Oriente para expandir su propia influencia.
—¿Por qué atacan barcos en el mar Rojo?
—Cuando la guerra entre Israel y Hamás comenzó el 7 de octubre, los hutíes declararon su apoyo a Hamás y dijeron que atacarían cualquier barco que viajara a Israel o partiera de ese país. Yahya Sarea, un vocero hutí, ha dicho en varias ocasiones que el grupo ataca barcos para protestar por la “matanza, la destrucción y el sitio” en Gaza y para solidarizarse con el pueblo palestino.
Las autoridades de Gaza dicen que más de 23.000 personas, la mayoría de ellas civiles, han muerto en la campaña de bombardeos y la ofensiva terrestre israelí que comenzó después de que Hamás llevó adelante incursiones transfronterizas y mató, según las autoridades israelíes, a unas 1200 personas.
Desde noviembre, los hutíes han lanzado 27 ataques con drones y misiles contra embarcaciones en el mar Rojo y el golfo de Adén que, afirman, se dirigen hacia puertos israelíes o salen de estos. El último ataque ocurrió el jueves a las 2 de la madrugada, cuando un misil impactó cerca de un buque comercial, señaló el ejército norteamericano.
Quizás la operación más osada se registró el 19 de noviembre, cuando hombres armados secuestraron un barco llamado Galaxy Leader y lo llevaron a un puerto yemení, manteniendo cautivos a los 25 miembros de una tripulación mayoritariamente filipina.
—¿Cómo están afectando estos ataques a países de todo el mundo?
—El miércoles, durante una conversación con periodistas en Baréin, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, advirtió que los continuos ataques hutíes en el mar Rojo podrían alterar las cadenas de suministro y, en consecuencia, aumentar los costos de los productos cotidianos. Los ataques llevados han afectado a barcos vinculados a más de 40 países, dijo.
Las compañías de transporte marítimo más grandes del mundo, MSC y Maersk, afirmaron que están evitando la región y las compañías navieras se enfrentan a opciones difíciles.
Desviar los buques por África suma más de 6.400 kilómetros y 10 días adicionales a las rutas de envío y requiere más combustible. Pero seguir utilizando el mar Rojo aumentaría las primas de seguros. Cualquiera de las opciones dañaría una economía global ya de por sí frágil.
—¿Qué ha estado haciendo Estados Unidos para detener los ataques hutíes?
—En más de una ocasión, el gobierno de Biden condenó los ataques hutíes en el mar Rojo y reunió a un grupo de trabajo naval para tratar de mantenerlos bajo control.
El grupo de trabajo, llamado Operación Guardián de la Prosperidad, reunió a Estados Unidos, el Reino Unido y otros aliados y ha estado patrullando el mar Rojo para “preservar la libertad de navegación” y “la libertad de envíos”, en palabras de Blinken.
Baréin es el único país del Medio Oriente que aceptó participar. Aunque muchos países de la región dependen del comercio que pasa por el mar Rojo, no quieren asociarse con Estados Unidos, el aliado más cercano de Israel, dicen los analistas.
Buques de guerra norteamericanos y británicos han interceptado algunos misiles y drones hutíes antes de que impactaran a sus objetivos. El miércoles, aviones de combate norteamericanos del portaviones USS Dwight D. Eisenhower, junto con otros cuatro buques de guerra, interceptaron 18 drones, dos misiles crucero antibuque y un misil balístico antibuque, dijo el Comando Central en un comunicado. El 31 de diciembre, helicópteros de la Marina norteamericana hundieron tres barcos hutíes que atacaban un carguero comercial.
©The New York Times
*Periodista becaria de la sección Live de The New York Times.
En abril del año pasado, las conversaciones con Arabia Saudita generaron esperanzas de un posible acuerdo de paz que reconocería el derecho de los hutíes a gobernar el norte de Yemen.
Alguna vez fueron un grupo de rebeldes mal organizados, pero han reforzado en los últimos años su arsenal, que ahora incluye misiles balísticos y de crucero y drones de largo alcance. Los analistas atribuyen esta expansión al apoyo que reciben de Irán, que lo ha suministrado a milicias en todo el Medio Oriente para expandir su propia influencia.
—¿Por qué atacan barcos en el mar Rojo?
—Cuando la guerra entre Israel y Hamás comenzó el 7 de octubre, los hutíes declararon su apoyo a Hamás y dijeron que atacarían cualquier barco que viajara a Israel o partiera de ese país. Yahya Sarea, un vocero hutí, ha dicho en varias ocasiones que el grupo ataca barcos para protestar por la “matanza, la destrucción y el sitio” en Gaza y para solidarizarse con el pueblo palestino.
Las autoridades de Gaza dicen que más de 23.000 personas, la mayoría de ellas civiles, han muerto en la campaña de bombardeos y la ofensiva terrestre israelí que comenzó después de que Hamás llevó adelante incursiones transfronterizas y mató, según las autoridades israelíes, a unas 1200 personas.
Desde noviembre, los hutíes han lanzado 27 ataques con drones y misiles contra embarcaciones en el mar Rojo y el golfo de Adén que, afirman, se dirigen hacia puertos israelíes o salen de estos. El último ataque ocurrió el jueves a las 2 de la madrugada, cuando un misil impactó cerca de un buque comercial, señaló el ejército norteamericano.
Quizás la operación más osada se registró el 19 de noviembre, cuando hombres armados secuestraron un barco llamado Galaxy Leader y lo llevaron a un puerto yemení, manteniendo cautivos a los 25 miembros de una tripulación mayoritariamente filipina.
—¿Cómo están afectando estos ataques a países de todo el mundo?
—El miércoles, durante una conversación con periodistas en Baréin, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, advirtió que los continuos ataques hutíes en el mar Rojo podrían alterar las cadenas de suministro y, en consecuencia, aumentar los costos de los productos cotidianos. Los ataques llevados han afectado a barcos vinculados a más de 40 países, dijo.
Las compañías de transporte marítimo más grandes del mundo, MSC y Maersk, afirmaron que están evitando la región y las compañías navieras se enfrentan a opciones difíciles.
Desviar los buques por África suma más de 6.400 kilómetros y 10 días adicionales a las rutas de envío y requiere más combustible. Pero seguir utilizando el mar Rojo aumentaría las primas de seguros. Cualquiera de las opciones dañaría una economía global ya de por sí frágil.
—¿Qué ha estado haciendo Estados Unidos para detener los ataques hutíes?
—En más de una ocasión, el gobierno de Biden condenó los ataques hutíes en el mar Rojo y reunió a un grupo de trabajo naval para tratar de mantenerlos bajo control.
El grupo de trabajo, llamado Operación Guardián de la Prosperidad, reunió a Estados Unidos, el Reino Unido y otros aliados y ha estado patrullando el mar Rojo para “preservar la libertad de navegación” y “la libertad de envíos”, en palabras de Blinken.
Baréin es el único país del Medio Oriente que aceptó participar. Aunque muchos países de la región dependen del comercio que pasa por el mar Rojo, no quieren asociarse con Estados Unidos, el aliado más cercano de Israel, dicen los analistas.
Buques de guerra norteamericanos y británicos han interceptado algunos misiles y drones hutíes antes de que impactaran a sus objetivos. El miércoles, aviones de combate norteamericanos del portaviones USS Dwight D. Eisenhower, junto con otros cuatro buques de guerra, interceptaron 18 drones, dos misiles crucero antibuque y un misil balístico antibuque, dijo el Comando Central en un comunicado. El 31 de diciembre, helicópteros de la Marina norteamericana hundieron tres barcos hutíes que atacaban un carguero comercial.
©The New York Times
*Periodista becaria de la sección Live de The New York Times.
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