![]() |
La expulsión de los judíos |
El 31 de marzo de 1492 los Reyes Católicos promulgaron el Decreto de la Alhambra sobre expulsión de los judíos de todos sus reinos
El 31 de marzo de 1492, apenas tres meses después de la conquista del reino nazarí de Granada, los Reyes Católicos promulgaron el Decreto de la Alhambra sobre expulsión de los judíos de todos sus reinos.Este decreto otorgaba a los súbditos judíos un plazo hasta el 31 de julio del mismo año para decidir entre aceptar el bautismo cristiano o abandonar para siempre el país. Aunque se les permitía llevarse sus pertenencias, excepto oro, plata o dinero, la medida causó un éxodo masivo que dejó una marca indeleble en la historia.La justificación dada en el preámbulo del edicto era la supuesta "recaída" de muchos conversos al judaísmo, influidos por la presencia de judíos no conversos que los animaban a mantener su fe. Una delegación de judíos, liderada por Isaac Abravanel, intentó negociar con los Reyes Católicos ofreciendo una alta compensación económica a cambio de la revocación del edicto. Se cuenta que los monarcas rechazaron la oferta, presionados por el inquisidor general, quien arrojó treinta monedas de plata sobre la mesa, aludiendo al precio por el cual Jesús fue traicionado.A pesar de la falta de datos precisos, se estima que la cifra de judíos que abandonaron España fue significativa, aunque las cifras históricas varían. Algunos historiadores de la época hablan de números exorbitantes, estimaciones modernas sugieren una cifra más modesta. Henry Kamen, por ejemplo, calcula que unos 40.000 judíos optaron por la emigración, de una población total de aproximadamente 80.000 y más de 200.000 conversos.
Los judíos expulsados de España buscaron refugio principalmente en Portugal (donde también fueron expulsados en 1497), el reino de Navarra (expulsados en 1498), y Marruecos. Sin embargo, muchos sefardíes, descendientes de los judíos españoles, establecieron prósperas comunidades en Europa, como Ámsterdam, y el Norte de África, así como en el Imperio otomano.
Aquellos judíos que se quedaron en España formaron parte del grupo de conversos que eran el objetivo principal de la Inquisición. Dado que habían sido bautizados, cualquier práctica judía los hacía susceptibles a ser denunciados. Es probable que muchas de las conversiones realizadas en el periodo anterior a la expulsión no fueran sinceras, sino motivadas por la necesidad de evitar la deportación.
El periodo de persecución más intensa de los conversos duró hasta alrededor de 1530, luego de lo cual el número de casos de judaizantes disminuyó significativamente. Sin embargo, hubo rebrotes de persecución en años posteriores, especialmente en la última década del siglo XVI. A principios del siglo XVII, algunos conversos retornaron a España desde Portugal, lo que llevó a un aumento en los procesos inquisitoriales.
A lo largo del siglo XVIII, los judaizantes procesados por la Inquisición disminuyeron considerablemente. El último proceso documentado contra un judaizante tuvo lugar en Córdoba en 1818.
©Juan Manuel Aragón
Comentarios
Publicar un comentario