El reloj ]Cucú, de Carlos Paz |
El 8 de noviembre de 1930 se ordena adelantar la hora, prueba de la desconfianza de los gobiernos sobre la capacidad de sus ciudadanos
El 8 de noviembre de 1930 se ordenó adelantar la hora. La historia de los sucesivos decretos y leyes de los gobiernos sobre adelantamientos y retrasos de la hora, es una prueba de la desconfianza mayúscula que tienen todos los gobiernos del mundo sobre la capacidad de sus propios ciudadanos de ayudarlo a ahorrar energía.La Conferencia Internacional del Meridiano de 1884, celebrada en Estados Unidos, fue clave para establecer un estándar mundial de tiempo. Se decidió que el meridiano de Greenwich, de Londres, sería la longitud cero, y se creó un sistema de 24 horas, cada uno con 15 grados de ancho. El tiempo basado en Greenwich se llamó "Hora Media de Greenwich", y se calculaba según el movimiento de la Tierra en relación con su eje y el Sol.En 1920 la Argentina decidió adherirse a este estándar internacional y adoptó el huso horario -4, que corresponde al meridiano de 60 grados Oeste, compartido por la mayor parte del territorio argentino y su capital, Buenos Aires. Para ajustar al nuevo horario, el 1 de mayo de 1920, la hora oficial del país se adelantó 16 minutos y 48 segundos, que era la diferencia con el meridiano de 60 grados desde Córdoba (64 grados, 11 minutos Oeste).
En 1923, el gobierno decretó que el Observatorio Naval de Buenos Aires sería el encargado de establecer y difundir la hora oficial de Argentina. Inicialmente, la difusión de la hora se hacía por teléfono, y en 1944 se comenzó a transmitir también por estaciones de radio. Desde 1956, se emite una señal de radiofrecuencia para que los radioaficionados capten la hora oficial.
El 8 de noviembre de 1930, Argentina adoptó el horario de verano, adelantando su reloj una hora, pasando de las -4 a las -3, que corresponde a la panza del Brasil y al Océano Atlántico.
El horario de verano, adoptado por varios países europeos durante la Primera Guerra Mundial y por España en tiempos de crisis, buscaba aprovechar mejor la luz solar y ahorrar energía, principalmente carbón en ese momento. En vez de pedirle a la gente que se levantara una hora antes o una hora después, se la hizo adelantar o atrasar todos los relojes.
En 1935, la Unión Astronómica Internacional recomendó reemplazar el término "Hora Media de Greenwich" por "Tiempo Universal", para indicar que el día comenzaba a la medianoche y así evitar confusiones con el día astronómico, que empezaba al mediodía. A pesar de esto, el término Hora de Greenwich todavía se usa en algunos países para referirse al estándar internacional.
Entre la década de 1930 y los años 1970, la Argentina vivió un proceso de transición en su huso horario, moviéndose entre las -4 y las -3. Durante la década de 1930, puso el horario de verano, y en el verano de 1941 y 42 adelantó su reloj a las -3. Sin embargo, en 1942, no se volvió al horario de invierno y el país adoptó el esquema de mantener las -3 todo el año. Este esquema fue adoptado por otros países durante la Segunda Guerra Mundial, como Reino Unido, Estados Unidos y Alemania, e incluso por países neutrales como España.
Entre 1942 y 1969, la Argentina alternó entre los dos esquemas de horario. Algunos años se mantuvo el horario de verano, mientras que en otros se mantuvo el de las -3 durante todo el año. En 1961, se creó el "Tiempo Universal Coordinado", basado en relojes atómicos, lo que permitía una medida más precisa del tiempo. En 1967, la Unión Astronómica Internacional adoptó formalmente el Tiempo Universal Coordinado como estándar internacional.
En 1970, la Argentina decidió mantener el huso horario de las -3 todo el año, argumentando un aumento en la demanda de energía eléctrica para la industria. Sin embargo, en algunos períodos posteriores, como en 1974, entre 1988 y 1992, y entre 2007 y 2009, se volvió a imponer el horario de verano debido a una crisis energética. Durante estos períodos, la hora oficial del país pasó a las -2 durante el verano, un esquema conocido como "doble horario de verano" por su diferencia de dos horas respecto al tiempo solar.
Al parecer, algunos funcionarios se dan cuenta, apenas llegados al gobierno, de la imposibilidad de pedirle a la industria que empiece a funcionar una hora más tarde o más temprano, entonces pide a todos que adelanten o atrasen sus relojes para hacerlos vivir una realidad que no se corresponde con la verdad.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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