Vestigios de vías quedaron en algunas ciudades |
Casi todas las tropelías que le es dado cometer a un gobierno, Menem las perpetró
Si hay un gobierno que cometió atrocidades de todo tipo, fue el de Carlos Saúl Menem. Casi todas las tropelías que a un gobierno le es dado perpetrar, cuando se revise bien la historia, habrá que concluir que el riojano las hizo. Una por una. Desde hacer pedazos la única institución que más o menos funcionaba en la Argentina, la Constitución Nacional, hasta provocar la explosión de una santabárbara solamente para esconder el contrabando oficial de armas a un país enemigo de un amigo nuestro.
Una de las peores fue el prolijo desmantelamiento de la empresa Ferrocarriles Argentinos. Se la desguazó con ánimo criminal, como si cada durmiente hubiera sido una mina puesta por los enemigos de la patria, como si las estaciones de todos los pueblos de la Argentina no merecieran más que la categoría de tapera, como si cada uno de los obreros de Vías y Obras hubieran sido peligrosos criminales, lo mismo cada señalero, cada mozo del vagón comedor, cada cambista, cada maquinista. Todos.
De un día para el otro, chau, no hubo más ferrocarriles recorriendo la Argentina de punta a punta. Quedaron, como muestra, los pocos que llevan de la provincia de Buenos Aires a la Capital Federal o el que pasa por La Banda llevándose el oro de Catamarca y dos o tres más. Pueblos enteros que nacieron y crecieron a la orilla de una vía, empezaron a vivir una larga y atroz agonía, para continuar hasta hoy con la desaparición como único destino. Otros murieron instantáneamente cuando dejó de pasar el tren.
Dicen que una guerra solapada se peleaba en la Argentina desde principios del siglo XX. Al cambiarse el volante a la izquierda, dejaron de funcionar los autos ingleses en el país y empezaron a tallar los norteamericanos. Los ingleses se vengaron: hicieron sancionar una ley que obligaba a que las rutas se hicieran paralelas a las vías: gol para los ingleses, pues ningún camión podía competir con los trenes. Cuando se nacionalizaron los ferrocarriles siguieron siendo el medio más barato y seguro de transporte, como que en un solo convoy cabe la carga de 50 camiones o más.
Mucho antes de que la razón social “Hugo Moyano & Hijos” se alzara con el poder del sindicalismo en la Argentina, Menem ya estaba haciendo pedazos prolijamente, todas las vías de la Argentina.
Las de Santiago, por lo pronto, se dice que fueron desmanteladas por un pseudo empresario que las vendió al Brasil y con lo que le pagaron se compró para renta, uno o varios departamentos en París, Francia. Son chismes, por eso no consigno el nombre.
Menem hizo pedazos la capacidad de producción del país sólo porque necesitaba terminar el hilo de la guerra que llevaban adelante norteamericanos e ingleses en estas tierras, a favor de los norteamericanos, obviamente, pero esta vez ya no contra los ingleses, a quienes mucho antes habíamos comprado los trenes a precio de oro, porque, pobrecitos, acababan de salir de la guerra y había que hacerles el favor, sino contra los propios argentinos.
Desde aquel tiempo tengo una premisa de oro. ¿Se acuerda de las viejas gordas y cogotudas de Buenos Aires, que decían felices: “yo no lo voté, pero estoy encantada”? Bueno, siempre que algo se pone en discusión en la Argentina, me fijo qué dicen las viejas paquetas y los viejos paquetos que toman el té en Recoleta o en la confitería del hotel Carlos V de Santiago, y pienso al revés. Estar en contra de esas opiniones siempre me pone del lado de la Argentina. No falla, che.
Cuando Menem anunció: “Ramal que para, ramal que cierra”, las señoras y señoros que toman té con masas, aplaudían. “¡Entramos al Primer Mundo!, exclamaban felices. Yo los he visto, han salido en los diarios y todo. Esos maulas.
©Juan Manuel Aragón
Dicen que una guerra solapada se peleaba en la Argentina desde principios del siglo XX. Al cambiarse el volante a la izquierda, dejaron de funcionar los autos ingleses en el país y empezaron a tallar los norteamericanos. Los ingleses se vengaron: hicieron sancionar una ley que obligaba a que las rutas se hicieran paralelas a las vías: gol para los ingleses, pues ningún camión podía competir con los trenes. Cuando se nacionalizaron los ferrocarriles siguieron siendo el medio más barato y seguro de transporte, como que en un solo convoy cabe la carga de 50 camiones o más.
Mucho antes de que la razón social “Hugo Moyano & Hijos” se alzara con el poder del sindicalismo en la Argentina, Menem ya estaba haciendo pedazos prolijamente, todas las vías de la Argentina.
Las de Santiago, por lo pronto, se dice que fueron desmanteladas por un pseudo empresario que las vendió al Brasil y con lo que le pagaron se compró para renta, uno o varios departamentos en París, Francia. Son chismes, por eso no consigno el nombre.
Menem hizo pedazos la capacidad de producción del país sólo porque necesitaba terminar el hilo de la guerra que llevaban adelante norteamericanos e ingleses en estas tierras, a favor de los norteamericanos, obviamente, pero esta vez ya no contra los ingleses, a quienes mucho antes habíamos comprado los trenes a precio de oro, porque, pobrecitos, acababan de salir de la guerra y había que hacerles el favor, sino contra los propios argentinos.
Desde aquel tiempo tengo una premisa de oro. ¿Se acuerda de las viejas gordas y cogotudas de Buenos Aires, que decían felices: “yo no lo voté, pero estoy encantada”? Bueno, siempre que algo se pone en discusión en la Argentina, me fijo qué dicen las viejas paquetas y los viejos paquetos que toman el té en Recoleta o en la confitería del hotel Carlos V de Santiago, y pienso al revés. Estar en contra de esas opiniones siempre me pone del lado de la Argentina. No falla, che.
Cuando Menem anunció: “Ramal que para, ramal que cierra”, las señoras y señoros que toman té con masas, aplaudían. “¡Entramos al Primer Mundo!, exclamaban felices. Yo los he visto, han salido en los diarios y todo. Esos maulas.
©Juan Manuel Aragón
Y pasó el resto de su vida como inimputable Senador de la Nación, por voto popular, pero "nadie lo votó".
ResponderEliminarFue un crimen de LESA PATRIA. A al MOBILIARIO de las estaciones lo vendieron como CHATARRA. Llegaban con camiones y sierras eléctricas y trozaban los mostradores, cargaban las relojes, cajas de hierro y el resto de los utensilios en carretillas, y al camión. Si se hubiese pensado en forma razonable, al margen del desastre de por sí que ocasionó la destrucción del ferrocarril, podrían haber donado todo el mobiliario a cada pueblo o ciudad para MUSEO. Quedaron las estaciones peladas, y actualmente algunas han sido usurpadas para viviendas. Un desastre. Pero en fin, del PERONISMO no debemos extrañarnos nada. Con un relato o con otro, vuelven y siguen las tropelías. Así andamos.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Juan Manuel!!!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo
ResponderEliminarMuy claro y verídica información
Y los KaKas lo arroparon en el SENADO, a cambio del voto.
ResponderEliminarObstruyeron las causas judiciales y se olvidaron de las diferencias ideológicas que según ellos tenían con Menem; que en realidad era así, pues en Santa Cruz se condujeron con la misma impronta. Luego en el gobierno nacional, al calor de otros vientos, se las dieron de peronistas de izquierda. Basuras nada más.
Bueno, estoy de acuerdo, pero no me gusta hablar cuando la persona muere.
ResponderEliminarExcelente nota amigo, yo siempre lo vi así al gobierno de Menem.
ResponderEliminarSin embargo, pocos lo dicen con todas las letras como vos.
Tenés razón
ResponderEliminarCuánta razón tienes! Muy buena la nota!!
ResponderEliminarFalta agregar toda la industria que desapareció gracias a la importación descontrolada de mercadería barata.
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