En reunión de funcionarios, representando a Santiago |
Se cuenta parte de la vida de mi padre, cómo fue que vino a Santiago, por qué nos llevó a Jujuy y de cómo regresó a este pago
En uno de los muchos viajes de a caballo mi padre, su hermano y mi abuelo, hicieron un alto en el camino; hallaron una carpa, en medio de aquellas soledades tucumanas. Después de conversar un rato con quien estaba en el lugar, mi abuelo le preguntó qué hacía por ahí. El otro le contó que era agrimensor y estaba justamente, haciendo mediciones en un campo.Roque Raúl Aragón, mi abuelo, fue un dirigente comprometido con la Unión Cívica Radical y cuando a Hipólito Yrigoyen lo tumbaron siguió siendo yrigoyenista, una posición difícil de sostener en esos tiempos de correligionarios en concordancia con las mismas autoridades que habían volteado al gobierno del creador de su partido. Liberales disfrazados de radicales, báh,Mi abuelo era abogado y, como tal llevaba una vida rutinaria, de mañana en los Tribunales y de tarde en el estudio jurídico, conversando con los clientes, revisando jurisprudencia, consultando leyes y códigos. Se ponía un guardapolvo para andar entre los libros y la máquina de escribir, y se lo sacaba para recibir gente. Cuando mi padre vio a aquel hombre, en una carpa, en medio del campo, a sus cinco o seis años se dijo: “Eso quiero ser cuando sea grande”.
Luego mi tío, llamado también Roque Raúl, mayor que mi padre, se fue a estudiar abogacía a Buenos Aires y se vinculó con grupos yrigoyenistas extremos, unidos por el liderazgo natural de Arturo Jauretche, en Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (una excusa para llamarse “Forja”), y pasó a ser, durante un tiempo, el forjista más joven, con 17 años. Nunca se recibió de abogado, obviamente.
Pero influyó en mi padre, le hizo conocer las primeras publicaciones de aquel grupo de argentinos que pensaban en el país desde sus mismas raíces, y lo ayudó a convertirse en un nacionalista católico. De los que no se volcaron al naciente peronismo ni cedieron a la tentación de ser parte de los sucesivos gobiernos, ya fueran democráticos o surgidos de asonadas militares. Ni se presentaron a elecciones, por tener convicciones ajenas a la democracia.
Mi padre estudió ingeniería en la Universidad Nacional de Tucumán. Luego de recibido de ingeniero civil, trabajó un tiempo en Tucumán con el arquitecto Eduardo Sacriste y, tengo entendido, también en el Banco Hipotecario Nacional.
En 1963, fue convocado por el gobierno de la provincia de Santiago del Estero, junto a una camada de jóvenes ingenieros recién recibidos para encarar las obras públicas que le faltaban a la provincia, dentro de enormes restricciones de dinero. Aquí llegó a ser presidente del Consejo Provincial de Vialidad. Para pagar el nacimiento de mi cuarta hermana, se fue un tiempo a trabajar al ingenio Ledesma, en Jujuy, que pagaba muy buenos sueldos, llevado por su gran amigo de la infancia y la juventud, Carlos Guerineau. Terminadas sus tareas, le ofrecieron quedarse.
En 1965 se trasladó con todos nosotros a Ledesma y estando ahí fueron concebidos mis dos últimos hermanos. Empezó trabajando en la sección “Campo” y terminó como superintendente de Transportes, encargado del mantenimiento y funcionamiento de todos los rodados del ingenio, tractores, camiones, camionetas, jeeps. Recuerdo que, teniendo semejante cargo, para sus trabajos en el ingenio usaba un auto viejísimo, un Studebaker de la década del 50, celeste eléctrico. Nosotros tuvimos un Gordini, comprado de segunda o tercera mano y luego un DKW, un auto Unión, que también había pasado por varias manos y tenía asientos adelante, atrás y "enatrás", como decían mis hermanos más chicos.
En Jujuy permanecimos hasta 1970, cuando asumió la gobernación de Santiago, Carlos Alberto Jensen. Era un demócrata cristiano (o social cristiano) a quien le hicieron acordar de un joven ingeniero que, en 1964 o 65, como presidente de Vialidad, había sido citado por la Cámara de Diputados para brindar informes sobre los caminos de la provincia. Los impresionó no solamente el conocimiento que tenía de Santiago ese tucumano, sino también su cultura y las lecturas que se adivinaban sobre la historia y el folklore local.
Llegó como subsecretario de Obras Públicas y al poco tiempo, por la renuncia del ministro, pasó a ocupar su lugar. Cuando terminó ese gobierno, el 25 de mayo de 1973, sin trabajo, instaló un corralón de materiales en el barrio Huaico Hondo, en el que “cometió actos de comercio”, según decía años después.
Y luego… bueno, amigo, la historia es más larga. Pero a quién le importan los vaivenes de un ingeniero de provincias nacido, justamente, el 25 de abril de 1930. Hoy habría cumplido 92 años. Murió el 24 de noviembre del 2005, el mismo día en que mi hija María Celia cumplió dos años.
Todavía lo extraño.
©Juan Manuel Aragón
©Juan Manuel Aragón
Excelente ser humano, patriota y un gran amigo, como su hijo homonimo. Dios lo tenga en la Gloria mi querido y estimado ingeniero 🙏
ResponderEliminarEl ingeniero Gómez Omil era el ministro cuando el Tata era subsecretario. Y murió. Por eso asumió el Tata como ministro.
ResponderEliminarEs bueno que lo extrañes. Seguro, se quisieron mucho!!!
ResponderEliminarEntrañable manera de recordarlo. Gracias por compartir
ResponderEliminarEs bueno rescatar para quienes no lo conocieron tantos hechos que son parte de la provincia. A los padres se los extraña siempre. Y es un orgullo ser parte de una familia digna, trabajadora y decente! Un abrazo!
ResponderEliminarEstupenda persona
ResponderEliminarY profesional educado distinguido
Siempre en mí casa decía que estába para más
No sabía lo de tu hija
Te quedas corto solo mira la foto y ves el nivel de educación que representaba a Santiago
Fuerte abrazo María López Ramos Taboada
Hermosa Nota de tu padre,eran todavía los tiempos en que se contemplaba la excelencia para la empleabilidad...hoy tan ajena a los criterios con lo que se adjudican los cargos...
ResponderEliminarExcelente persona y funcionario el ingeniero Aragón!! Orgullo para un hijo provenir de raíces dignas : lamentable que hoy son muy escasos los ejemplos para el futuro!!!
ResponderEliminarMe gustó mucho!!!
ResponderEliminarMuy interesante la vida de tu padre amado, siempre es muy lindo recordar lo que hicieron nuestros queridos viejos, tan idealistas, nobles, rectos y grandes personas.
ResponderEliminarLo leí con mucho cariño me recordó a mi abuelo y a mi padre, también radicales de Irigoyen.
Lo leí hasta el final, y también porque al comienzo leí Ramírez de Velasco, que para mí es mi pueblo natal, queda en el departamento Quebrachos.. y no sé posiblemente haya un lugar llamado así en Jujuy..
Un esclarecido nacionalista de fuertes convicciones y una gran persona.
ResponderEliminarHermosa nota, y gran homenaje a un gran hombre que fue Juan Manuel. Abrazos a toda la familia!
ResponderEliminar