Comienza la operación Causa Justa |
En 1989, Estados Unidos invadió Panamá en una acción policial, para atrapar al dictador Manuel Noriega
El 20 de diciembre de 1989, en una acción policial para capturar a Manuel Noriega, Estados Unidos invadió Panamá. Acusado de narcotraficante y de haber lavado dinero, Noriega fue apresado y llevado a Estados Unidos para ser juzgado. La operación fue llamada Causa Justa y provocó entre 300 y 500 muertos.Para saber por qué ocurrió la invasión, hay que mirar la historia. Durante la década del 80 las relaciones entre Panamá y los Estados Unidos estuvieron cada vez más tensas. Luego de la muerte de Omar Torrijos, líder panameño, en 1981 el coronel Manuel Noriega, que había participado en el golpe militar que allanó el camino para el ascenso al poder de Torrijos, consolidó su poder militar y civil en el país.Noriega fue durante muchas décadas un informante pagado por la Agencia Central de Inteligencia, según se supo después de que fuera capturado. Era partidario de los Contras, fuerza que buscaba derrocar al gobierno sandinista de Nicaragua. También se supo además, que Noriega se había hecho rico traficando drogas ilegales hacia Estados Unidos. Y fue denunciado por participar en el brutal asesinato del opositor, Hugo Spadafora.Por otra parte, faltaba poco para la transferencia del control del paso interoceánico bajo los términos del Tratado del Canal de Panamá, firmado en 1977.
En 1988, Estados Unidos preparó el camino de la posible futura invasión, acusando a Noriega por cargos de narcotráfico por un gran jurado. La administración de Ronald Reagan le ofreció un trato: si renunciaba al poder y abandonar Panamá, se retirarían los cargos en su contra. Noriega no quiso.
En mayo de 1989 y con observadores internacionales —incluido Jimmy Carter— Noriega anuló las elecciones presidenciales cuando parecía que Guillermo Endara, candidato de la oposición, había ganado. Después instaló a un excompañero de clase, Francisco Rodríguez, como presidente títere e hizo golpear en las calles a Endara y sus seguidores.
La Organización de los Estados Americanos pidió una “transferencia pacífica del poder” a un gobierno electo, y el presidente de Estados Unidos George Bush envió 2.000 soldados a sus bases en la Zona del Canal de Panamá.
Luego de sobrevivir a un intento de golpe de Estado en octubre, Noriega persuadió a la Asamblea Nacional de Panamá para que lo nombrara "líder máximo" el 15 de diciembre de 1989. La Asamblea también declaró que había un estado de guerra entre Panamá y Estados Unidos. Unos días después, soldados panameños emboscaron y mataron a un oficial de la Marina de los Estados Unidos desarmado vestido de civil.
Bush respondió al instante. El 17 de diciembre ordenó transportar por aire 11.000 soldados de a Panamá, reforzando el ya aumentado contingente de tropas en la Zona del Canal. Fueron 24.000 soldados norteamericanos los que invadieron Panamá para, según declararon, capturar a Noriega para enfrentar cargos por drogas en los Estados Unidos, proteger vidas y propiedades norteamericanos y restaurar las libertades panameñas.
El ataque comenzó en la madrugada del 20 de diciembre, se centró en la sede de Noriega en la ciudad de Panamá. El primer día de combate, Endara y sus dos vicepresidentes juraron encabezar el gobierno de Panamá. Aunque los norteamericanos vencieron casi toda la resistencia organizada en poco tiempo, los civiles y soldados panameños saquearon tiendas en la ciudad de Panamá y Colón. Fueron necesarios 2.000 soldados norteamericanos más para restablecer el orden.
Noriega eludió la captura durante cuatro días y se refugió en la nunciatura papal. Estuvo ahí hasta que se rindió el 3 de enero de 1990, cuando sucumbió a un ataque de las fuerzas estadounidenses que le pusieron rock sin parar, a altísimos decibeles. Luego fue llevado a Miami, Florida, para ser juzgado, condenado y sentenciado a una prisión de los Estados Unidos. Luego de la invasión, la Organización de Estados Americanos votó 20 a 1 para condenar lo que a muchos hispanoamericanos les pareció una intervención injustificada.
©Juan Manuel Aragón
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