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1959 ALMANAQUE MUNDIAL Revolución en Cuba

La guerra de guerrillas llegó a su fin

En 1959 triunfó la revolución cubana que puso en el poder a Fidel Castro y cuyas consecuencias se extienden hasta hoy


El 1 de enero de 1959 triunfó la revolución que iniciara Fidel Castro en Cuba. A la madrugada, las tropas del Segundo Frente Nacional del Escambray bajo el mando de Eloy Gutiérrez Menoyo entraron a La Habana. Ese mismo día Castro entró en Santiago de Cuba, la declaró capital provisional y proclamó presidente al magistrado Manuel Urrutia Lleó. Es la fecha oficial del triunfo de la Revolución.
El levantamiento armado dirigido por Fidel Castro había derrocado la dictadura de Fulgencio Batista. Comenzó con un asalto fallido a los cuarteles militares cubanos el 26 de julio de 1953, pero a fines de 1958, los guerrilleros revolucionarios del Movimiento 26 de Julio de Castro habían ganado la partida en Cuba, lo que obligó a Batista a huir de la isla.
Después de la Guerra Hispano-Estadounidense, el ejército norteamericano administró directamente la isla hasta 1902, cuando Cuba se convirtió en república, con el azúcar como principal exportación comercial. Luego de una crisis financiera y una endémica corrupción gubernamental, Gerardo Machado fue elegido presidente de Cuba en 1925, prometiendo reformas. Pero fue el primer gobernante dictatorial de Cuba, hasta ser derrocado en 1933 después de una revuelta encabezada por Fulgencio Batista, estrella en ascenso del ejército cubano.
Varios presidentes llegaron y se fueron durante dos décadas, siempre con Batista como una fuerza constante. Él mismo fue presidente de 1940 a 1944 y se postuló para un segundo mandato en 1952. Ante la derrota, derrocó al gobierno en un golpe incruento y canceló las elecciones.
Castro, joven abogado y activista, se había postulado para el Congreso por el Partido Popular de Cuba antes de que Batista tomara el poder. Buscó armar una oposición revolucionaria al régimen de Batistay dirigió una incursión contra el cuartel del ejército Moncada en Santiago de Cuba el 26 de julio de 1953. La mayor parte del grupo fue masacrado: Castro y su hermano menor, Raúl escaparon, pero luego fueron arrestados y encarcelados.
El juicio y la cárcel de Castro construyeron su reputación como líder revolucionario. Después de que Batista cediera a la presión internacional y otorgara amnistía a muchos presos políticos en 1955, Castro se fue a México y comenzó a organizar a los exiliados cubanos en un movimiento llamado, justamente 26 de Julio.
En noviembre de 1956, 82 hombres del Movimiento 26 de Julio zarparon de México a bordo del Granma, un pequeño yate. Las fuerzas de Batista se enteraron del ataque con anticipación y emboscaron a los revolucionarios poco después de que llegaran a un lugar remota del este de Cuba el 2 de diciembre de 1956. Aunque la mayoría del grupo murió, unos 20 escaparon, incluidos Fidel y Raúl Castro y uno de los reclutas extranjeros de Castro, el médico argentino Ernesto Guevara, el “Che”.
Al llegar a las montañas de la Sierra Maestra, el grupo de Castro atrajo nuevos miembros y comenzó una campaña de guerrilla contra las fuerzas mejor armadas y más numerosas de Batista. Durante los dos años siguientes, en Cuba hubo un estado virtual de guerra civil, con fuerzas rebeldes atacando instalaciones gubernamentales, plantaciones de azúcar y otros sitios mientras el régimen de Batista tomaba medidas enérgicas contra cualquier sospechoso de colaborar con la revolución.
En respuesta a la creciente oposición, Batista suspendió las protecciones constitucionales para los cubanos, incluso la libertad de expresión y reunión. Al año siguiente, pidió que se pospusieran las elecciones presidenciales previstas, culpando a la violencia.
Creyendo que el apoyo a la revolución había mermado, Batista convocó una gran ofensiva militar contra los rebeldes en las montañas de la Sierra Maestra en el verano de 1958. Pero los rebeldes revirtieron la ofensiva, obligando al ejército a retirarse. Con la prensa internacional brindando una cobertura favorable a los revolucionarios, Estados Unidos comenzó a retirar el apoyo al gobierno de Batista, al que anteriormente había respaldado debido a la postura anticomunista del dictador.
En noviembre de 1958, las elecciones presidenciales cubanas se hicieron en medio de un fraude generalizado, y el sucesor elegido por Batista ganó a pesar de que un candidato más moderado recibió más votos legítimos. A medida que el apoyo a Batista se debilitaba, los revolucionarios del 26 de julio dieron el golpe decisivo a fines de diciembre de 1958, cuando las fuerzas de Guevara derrotaron a una guarnición del ejército mucho más grande en la Batalla de Santa Clara y capturaron un tren cargado con armas y municiones.
El 1 de enero de 1959, con las fuerzas rebeldes atacando La Habana, Batista huyó de Cuba hacia la República Dominicana, luego se fue a Portugal, donde permanecería en el exilio hasta su muerte en 1973.
Fidel Castro llegó a La Habana el 9 de enero para hacerse cargo del gobierno provisional, consolidando rápidamente el control y acorralando a los partidarios de Batista, muchos de los cuales fueron juzgados y ejecutados por tribunales revolucionarios. Aunque Castro había llamado a elecciones durante la revolución, las pospuso indefinidamente una vez que llegó al poder.
Estados Unidos fue uno de los primeros países en reconocer el gobierno de Castro en Cuba, pero las relaciones entre los dos países se deterioraron rápidamente cuando Castro puso en marcha un régimen comunista y forjó vínculos estrechos con la Unión Soviética, enemigo de Estados Unidos en la Guerra Fría.
Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas con Cuba a principios de 1961 y los años siguientes estuvieron marcados por tensiones crecientes, incluida la invasión de Bahía de Cochinos, en abril de 1961 y la crisis de los misiles cubanos en octubre de 1962.
A pesar del prolongado embargo comercial de Estados Unidos, las dificultades económicas generalizadas, el éxodo masivo de cientos de miles de cubanos y los múltiples esfuerzos para poner en marcha un cambio de régimen, Fidel Castro siguió en el poder hasta el 2008, cuando renunció formalmente después de entregar el poder a su hermano. Murió en el 2016.

Consecuencias
La Revolución Cubana fue uno de los hitos más representativos de la segunda mitad del siglo XX. Otros mojones que también marcaron a toda una generación, fueron la popularización de la píldora anticonceptiva, que permitió desligar el acto sexual de la maternidad y la música de los Beatles, que introdujo una libertad extrema en la música.
Las nuevas modas que surgieron en todo el mundo, desde la minifalda hasta movimientos extremos como los hippies, pasando por las experiencias lisérgicas, fueron, según muchos, consecuencia de aquellos tres acontecimientos. Es obvio que el cambio se olía en el ambiente y que estas manifestaciones de la sociedad igualmente habían de producirse, pues el mundo marchaba de manera indetenible hacia allí.
Era una aceleración brusca de una de las palabras clave de la Revolución Francesa, la Libertad, llevada a sus extremos más radicales. Pero en el mundo de este lado la Cortina de Hierro, no se la concebía como una conquista de la sociedad sino solamente como un logro individual.
Cuba intentó exportar su Revolución a países africanos como Angola y la Argentina, entrenando, adiestrando, preparando y adoctrinando a miles de jóvenes que creyeron posible bajar de Sierra Maestra también en la Argentina, y hacerse del poder para comenzar un gobierno de tipo comunista con revólveres en las manos.
Las modas que impuso la píldora tienen consecuencias que llegan hasta hoy, cuando cientos de chicos son muertos todos los días en la Argentina y en otros lugares del mundo, en nombre de la libertad que dicen tener las mujeres sobre su propio cuerpo, para decidir sobre la existencia de otra vida.
Son hijos de aquella revolución, movimientos extremos como el feminismo radical, las consignas antirracistas, los partidos que propugnan la venta libre de drogas alucinógenas perjudiciales para la salud, el pensamiento que sostiene que es lícito terminar con otra vida solamente porque alguien da su consentimiento para morir, justificado en una enfermedad terminal y tantos otros que infectan a la sociedad, apelando al sentimentalismo barato y las emociones desbordadas.
Pero extenderse sobre el siglo XX en general, es un tema que excede a esta página y a su autor.
©Juan Manuel Aragón

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