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1947 CALENDARIO NACIONAL Agua y Energía

Usina del dique de Las Termas, privatizada

Repaso por las principales leyes y decretos que fueron moldeando una empresa nacional que se vendió por monedas


El 14 de febrero de 1947 nació por decreto, la Dirección General de Agua y Energía Eléctrica. Era una fusión de la Dirección General de Centrales Eléctricas del Estado y la Dirección General de Irrigación.
Las funciones de Agua y Energía Eléctrica estaban enunciadas en un proyecto de ley: "Estudio, proyecto, construcción y administración de las obras para riego y defensa de los cursos de agua; de las obras para avenamiento y saneamiento de zonas inundables o insalubres; el estudio, proyecto, ejecución y explotación de centrales eléctricas, medios de transmisión, estaciones transformadoras y redes de distribución para la venta de energía eléctrica; compra y venta de energía eléctrica a terceros, sea para sus propias necesidades o a los efectos de su distribución como servicio público, dando la preferencia a los organismos de la Nación, provincias o municipios, a las cooperativas y sociedades de economía mixta integradas exclusivamente por el Estado y los usuarios".
Luego se introdujeron modificaciones al texto de la ley y se agregó el inventario y evaluación de los recursos de los ríos y otros cursos de agua, sus cuencas y demás fuentes de alimentación utilizables con fines de riego, bebida y aprovechamiento energético.
Una ley de 1949 creó la figura jurídica de Empresa del Estado. Un decreto de 1950 dispuso la constitución de la Empresa Nacional de Energía aglutinando para sí las direcciones que había, las que debían conservar su individualidad y denominación particular al solo efecto de la gestión económica.
Otra ley de 1958 transfirió parte de los servicios del Noroeste del Gran Buenos Aires a Agua y Energía. Ese año terminó la concesión de la Compañía Argentina de Electricidad y no se renovó. Se constituyó entonces una nueva sociedad de la que participaba el Estado y se dio opción a los particulares para comprar esa concesión.
Agua y Energía se hizo cargo de parte de los servicios prestados por la Compañía Argentina de Electricidad y con el resto, más Capital Federal y La Plata se constituyó Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires con carácter privado y como continuadora de las concesionarias de la provincia de Buenos Aires.
En 1960 se sancionó la Ley de Energía Eléctrica que marcó un hito fundamental en el Sector. A partir de entonces fueron reglamentadas las actividades de la industria eléctrica destinadas a la generación, transformación y transmisión, o a la distribución de la electricidad.
Se definió que el Despacho Nacional de Cargas y la Red Nacional de Interconexión estarían en manos de Agua y Energía y reconocía el ámbito provincial en las tareas de distribución y venta.
En 1962, Agua y Energía transfirió a Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires, los 14 partidos del Gran Buenos Aires que tenía a su cargo. Una ley de 1966 declaró bajo jurisdicción nacional todos los servicios de electricidad que prestaba el Estado por intermedio de Agua y Energía. Luego se creó la Corporación de Empresas Nacionales a la cual quedaron subordinadas las Empresas del Estado.
Para su creación se tomó un modelo italiano. Tenía funciones de dirección, auditoría y control. Su conducción la integraba un directorio de Empresas Nacionales presidido por el Ministro de Economía. Nucleó a 210 empresas de toda índole: energía, transporte, gas, ferrocarril. En 1983 entró en liquidación sin satisfacer los objetivos de su creación.
Un decreto de 1977 transformó a Agua y Energía Eléctrica de Empresa del Estado en Agua y Energía Eléctrica Sociedad del Estado, aprobando su respectivo Estatuto.
El 24 de marzo de 1976 fue el golpe que derrocó al gobierno constitucional. Los militares designaron administrador a Pedro Vicie. Durante su mandato una trabajadora de la empresa fue detenida y desapareció.
Una ley de 1979 fijó el pago de impuestos a cargo de la Sociedad del Estado. Al haber adquirido libertad de acción y para no crear privilegios se le aplicaron los impuestos nacionales, provinciales y municipales que correspondían.
Un paso previo a la liquidación y privatización fue una resolución del Ministerio de Economía y del Ministerio del Interior, de 1979, que decidió transferir los servicios de distribución de energía eléctrica y de riego de Agua y Energía a las provincias, con la excepción de La Rioja, Santiago del Estero, Tucumán, Río Negro y Mendoza.
Comenzaba otro tiempo, los usuarios ahora pagan por un servicio tan o más deficiente que cuando el agua y la luz las proveía el Estado, se vendió toda la generación de energía de la Argentina por precios irrisorios, si era a capitales extranjeros mejor. Y se desmanteló, a cambio de nada, una empresa que acogía en su seno a los mejores técnicos e ingenieros, que habían desarrollado un proyecto distinto, más eficiente y con más provecho para todos los argentinos, en cada región del país.
Desmantelaban el país y no quisimos, no supimos o peor, no quisimos oponernos, suponíamos que eran los cambios que el mundo pedía a la Argentina para formar parte del concierto de las naciones. Nos equivocamos, el mundo respeta a los países que abren su propio camino y lo siguen hasta el final, no a los que se entregan por unas monedas e ideologías al uso para consumo de liberales convencidos y socialistas recién llegados.
Pero es otra historia.
©Juan Manuel Aragón

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