Sarmiento joven |
Autores y sus obras más famosas, vistos a vuelo de pájaro para recordar quién era cada uno, y qué hizo
La Cautiva: Libro que inaugura la literatura argentina, junto con El Matadero. Feísimos ambos. La Cautiva, en verso, transcurre en la pampa, pero es una pampa con pasto inglés. A los alumnos les dan como tarea buscarles las sinalefas, los verbos, los sustantivos, esas cosas, los profesores dicen que les encanta, todos dicen que lo han leído. Empieza así: “Era la tarde, y la hora // en que el sol la cresta dora // de los Andes. // El desierto // inconmensurable, abierto // y misterioso a sus pies”. ¿Le parece horroroso?, bueno, más adelante es peor. Pocos han llegado hasta la última página. Capos.Martín Fierro: Novela rimada de un gaucho que primero se hace soldado, después se va con los indios, luego pelea de palabra con un negro, algo parecido a los payadores de Jesús María, pero como no su autor no era socialista, el Martín Fierro lo estaba haciendo cagar, en versos, al negro y los separan antes de que se agarren a cuchillazos, como suelen terminar algunas tertulias de escritores. Antes de la última página se junta con los hijos, a los que había abandonado cuando eran chicos y les da consejos. Al final cada uno agarra para su lado.Recuerdos de Provincia: Domingo Faustino Sarmiento cuenta cómo se hacía la rabona (la cuca, la yuta, la rata), pero las maestras, ya sea por un analfabetismo que les resulta natural o porque no lo han leído, ignoran el dato y dicen que no faltaba jamás a la escuela porque era muy buen alumno el pelado. A pesar de que era un tipo rebelde, quilombero, querible y jamás fue a la escuela, más que nada porque no había, las maestras sarmientinas dicen que era un boludito y tras eso, lo odiamos con el alma.
Leopoldo Lugones: Autor que nació en Córdoba, a pocos kilómetros de la frontera con Santiago, en Villa María del Río Seco (qué hermoso nombre, dan ganas de nacer de nuevo, sólo para que la partera diga “¡machito!”, ahí mismo). Como estudió parte de su escuela primaria en Ojo de Agua, Santiago, los santiagueños dicen que es comprovinciano. Parece que creen que hace mucha diferencia. Escribió versos muy lindos, como la casita del hornero tiene alcoba y tiene sala y otros tremebundos, como Tormenta: “Érase una caverna de agua sombría el cielo; // el trueno, a la distancia, rodaba su peñón; // y una remota brisa de conturbado vuelo, // se acidulaba en tenue frescura de limón” (fá, loco). Sus cuentos son menos que flojos.
Ricardo Rojas: Este autor nació en Tucumán, en pleno centro, donde ahora hay un hotel, a media cuadra de la plaza Independencia, hay una placa de bronce en la entrada, así que está recontra comprobado. Pero los santiagueños insisten en adjudicárselo también, porque escribió del terruño, de la chica de Antajé y de los arbolitos de mi tierra. Nació allá, pero es de aquí, porque escribió cosas de aquí, ¿entiende?
Homero Manzi: Nació en Santiago, tierra adentro, en Añatuya, pero la mayor parte de su producción literaria es de Buenos Aires. Es, de hecho, uno de los autores que dio lustre a la ciudad del río color león, como un porteño más. Sólo se acordó literariamente de su pago en un poema. Nació aquí, escribió cosas de allá, pero lo consideramos de aquí, porque sí nomás.
Jorge Luis Borges: Autor de cuentos, ensayos y versos al que todos los argentinos critican sin haber leído, casi como deporte nacional.
Orestes Di Lullo: Otro autor, este es santiagueño. Todos lo han sentido nombrar, algunos tienen sus libros y nadie se toma el trabajo de leerlo. "Cómo sabía de Santiago", dicen y se quedan tan panchos.
Bernardo Canal Feijóo: Autor ideal para hacer monografías y tesis repletas de palabras difíciles que nadie entiende. Es muy, pero moooyyy aburrido. Son un embole sus libros. Inaugura la manía de escribir versos con metáforas personales, que son las que entiende sólo el autor y a veces un grupo de amigos. Y los escritores de monografías y trabajos finales de carreras humanísticas y coso.
Shunko: El maestro, Jorge Wáshington Ábalos se va a enseñar al campo, vive un tiempo en medio del monte, en una escuela pobre, ahí lo conoce a Shunko a sus amigos, junta arañas para sus estudios posteriores y después vuelve a la ciudad y se acuerda. Nostalgioso, leer con pañuelo. Quizás la obra maestra de los santiagueños.
Dalmiro: Es uno de los autores más queribles, más entrañables y que con más cariño escribió del pago, sus detalles, sus ríos, sus bosques, su misterioso sentido y sus tardes amarillas. Obviado por los grandes estudisos de la literatura santiagueña, al considerarlo “popular” o "menor". Sin embargo, a cualquiera le hubiera gustado escribir como él. Cuando murió, se hicieron eco de algunas maledicencias que se comentaron para intentar enterrarlo en un féretro de olvido y distancia. No pudieron. Sigue vivo, dando vueltas en los barrios de Santiago, en la siesta de La Banda de antes y en sus saladillos misteriosos.
©Juan Manuel Aragón
A 9 de febrero del 2024, en el barrio Centenario. Comiendo uva chinche
Como en todos los casos, los escritores tienen aciertos, yerros y también contradicciones según su etapa de producción.
ResponderEliminarLos escritores nombrados (los del primer y segundo libro son Esteban Echeverría y José Hernández) son famosos por sus obras buenas y por su producción literaria y por el impacto que causaron), aunque también pudieron haber tenido bodrios, supongo.
Concuerdo con que la gente tendría que leerlos más para formarse una.idea y para enriquecerse.
Como suelo decir, "menos face y más book"
lo que escribio Echeverria es todo bodrio, basura, intente sr iIbarra leer un libro de ese autor, si llega al final sin aburrirse... lo felicitare de pie y aplaudiendo a rabiar... perdon por la falta de acentos.... escribo desde Indonesia, mi teclado no esta adaptado
EliminarMe gustó. Una linda reseña. Como estoy leyendo de leopardo lugares, se me hace que has puesto poco
ResponderEliminarParece que si no hay crítica, no hay interés ni deseos de conocer o leer para tener un criterio que sirva contrariar. Mi Profesora de Literatura me decía hay que leer el prólogo si abunda en caracteristicas del autor es porque no le agradó el libro
ResponderEliminarPero si se detiene en algún capítulo ya con eso basta para interiorizar todo
La Catarsis de Juan Manuel Aragon
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