Víctor Jara |
El 16 de septiembre de 1973 muere Víctor Jara, músico, cantautor, profesor, escritor y director de teatro chileno
El 16 de septiembre de 1973 murió Víctor Lidio Jara Martínez, en Santiago de Chile. Nacido el 28 de septiembre de 1932 en la provincia de Ñuble, fue músico, cantautor, profesor, escritor y director de teatro chileno. Murió a manos de la dictadura militar instalada por Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973.Desde pequeño, el contacto con la música llegó a través de su madre, Amanda Martínez, que cantaba y tocaba la guitarra. A pesar de las dificultades económicas, logró asistir al colegio, mientras ayudaba en las tareas del campo junto a su padre, Manuel Jara, que también trabajaba como agricultor.El traslado de la familia a Santiago cuando tenía alrededor de 12 años marcó una nueva etapa. Se comenzó a involucrar en diversas actividades culturales y laborales, aunque la repentina muerte de su madre lo obligó a abandonar sus estudios para sostenerse. A pesar de la adversidad, se fue abriendo camino en el mundo de la música y el teatro. Un punto crucial en su vida fue su ingreso al seminario, donde descubrió que su verdadera vocación no era el sacerdocio, sino la música y el arte.
Dejó el seminario y decidió cumplir su servicio militar obligatorio. Una vez concluido, se integró al coro de la Universidad de Chile, donde comenzó a adentrarse en el estudio del folclore chileno. Participó en la compañía de mimos de Noisvander y estudió teatro en la Universidad de Chile, donde inició su trayectoria como actor y director.
La hierba de los caminos
Su primer acercamiento formal a la música fue cuando ingresó al grupo folclórico Cuncumén, con el cual empezó a desarrollar sus propias composiciones y a trabajar en montajes de teatro.
Su obra teatral más destacada fue Parecido a la felicidad, que dirigió a los 27 años, llevando la pieza a giras internacionales por varios países de América Latina. Paralelamente, comenzó a grabar discos y colaborar con artistas como Violeta Parra, quien influyó enormemente en su carrera musical. Con el paso del tiempo, su música se fue impregnando de una fuerte conciencia social. En 1965, comenzó a componer canciones con un profundo sentido político, como "Plegaria a un labrador" y "Preguntas por Puerto Montt", que lo convirtieron en un emblema de la música de protesta.
A medida que su carrera avanzaba, no solo se destacó como cantautor, sino también como director de teatro, especialmente en montajes para el Instituto de Teatro de la Universidad de Chile. Se dedicó, además, a la enseñanza en la universidad, promoviendo el folclore chileno y el teatro comprometido con la realidad social de su país.
En 1970, con la elección de Salvador Allende como presidente, Jara se integró al proyecto de la Unidad Popular. Fue nombrado embajador cultural y compuso la música para diversos eventos. Su activismo político lo llevó a colaborar estrechamente con movimientos sociales y campesinos, como en Ránquil, donde trabajó en la realización de una obra musical que retrataba la vida en el campo chileno. Su compromiso político era evidente en cada una de sus acciones, lo que lo convirtió en un símbolo de lucha para muchos.
Sin embargo, ese mismo compromiso lo llevó a enfrentar la represión tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973. Estaba en la Universidad Técnica del Estado cuando fue detenido por las fuerzas de la dictadura. Lo llevaron al Estadio Chile, donde fue torturado durante cuatro días. Los testimonios de los sobrevivientes describen cómo, tras ser brutalmente golpeado, le fracturaron las manos, burlándose de él mientras le pedían que tocara la guitarra. Finalmente, fue acribillado con más de 40 disparos el 16 de septiembre de 1973.
El cuerpo de Jara fue encontrado en las cercanías del Cementerio Metropolitano, junto a otros ejecutados. La noticia de su muerte causó conmoción en el país y el mundo, pero su legado no fue olvidado. Con el retorno de la democracia en Chile, el Estadio Chile fue rebautizado como Estadio Víctor Jara, en su honor. Su viuda, Joan Turner, luchó incansablemente por la justicia, logrando que se identificaran a los responsables de su asesinato. En 2009, tras la exhumación de su cuerpo, se pudo comprobar que había sido víctima de tortura antes de su muerte, lo que llevó a nuevas investigaciones y juicios.
En septiembre de 2009, se realizó un funeral público en el que más de 12.000 personas marcharon para rendirle homenaje, en contraste con el entierro casi clandestino que se había llevado adelante en 1973. La memoria de Víctor Jara sigue viva no solo en la música y el teatro, sino también en la lucha por la verdad y la justicia.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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