Ir al contenido principal

CUENTO Qué pícara la mamita

Imagen ilustrativa

Cuando el relato toca los bordes de la imaginación

A veces pienso que la imaginación me corre tan débil que no me deja componer buenas narraciones, otras ocasiones me siento un relator de hechos que sí han sucedido en la vida real. Pero, no haga caso de lo que digo y oiga esta mentira de algo que tal vez le sucedió a alguien. O tal vez lo soñé la otra noche, porque quién me manda a cenar un choripán. A veces los sucesos se concatenan y entra a tallar la casualidad. El azar es esa piedrita en el zapato que demora nuestra llegada a la meta.
Iba a escribir  que esto le pasó a un conocido, pero quizás no  le sucedió a nadie nunca jamás. La mujer dice que se va a quedar dos o tres días más en el campo, con los chicos, pero, esas cosas, ¿ha visto?, nota un cierto temblor en la voz, alto, distinto cuando él se lamenta porque no los tendrá en la ciudad. Las mujeres celosas son así, ¿ha visto?, andan buscando bajo el agua para hallar al marido en una sonrisa a una desconocida, en la mirada mal puesta a la chica que acaba de pasar, en algo, cualquier cosa.
Al otro día, a la tarde, cuarenta y ocho horas antes de lo previsto, emprende viaje de vuelta. Los chicos hacen un barullo tremendo en el auto, pero, cosa rara, va callada. Está enojada de antemano, sabe que la están engañando, lo ha venteado y el aire no suele equivocarse. Está segura de que el marido está o estuvo con otra mujer.
Las cosas pasarán de una manera que no se diría. El hombre aquel tiene una intuición inconsciente, como el que no sabe por qué, a último momento da un paso adelante y la mampostería del edificio cae a centímetros de su cabeza o cruza la calle más rápido, sin saber que vendrá un loco a toda velocidad, sin importarle lo que halla a su paso.
Está con esa mujer, en su casa, desde anoche. Tienen hambre, ella quiere ir a buscar algo para picar. Pero no la dejará andar por el barrio, subir en el ascensor con un vecino chusma  o curioso. Hay un buen almacén a tres cuadras y va él, comprará algunos sándwiches, cerveza, una Cocacola.
En ese momento, mire lo que es el destino, llega la esposa con los hijos.
Hemos dicho que algo olfateó. Entran a la casa. Hay un ruido raro en su habitación. Acude a las corridas. Hay una mujer vistiéndose. Y en una fracción de segundo se le ocurre una idea. Cierra la puerta y la sostiene desde afuera mientras grita.
—¡Una ladrona!, ¡chicos, llamen a la policía, hay una ladrona en mi pieza!
La mujer, la otra digamos, también grita desde adentro, sabe que, si no sale, la situación llegará hasta el fin. Se desespera, mira la ventana, pero está en un sexto piso, imposible escapar. Y la esposa sigue gritando “¡una ladrona!”, mientras sostiene la manija de la puerta para evitar la fuga.
Finalmente llega la policía, se lleva detenida a la mujer que, en la comisaría explicará a unos incrédulos agentes, lo que sucedió. Pasará dos días adentro y el episodio le servirá para cerciorarse, la próxima vez, de que el Fulano sea soltero. O, al menos que no haya moros en la costa.
El hijo del medio está feliz, exultante, acaba de vivir una aventura en su casa, como las que mira en la televisión. “¡Qué pícara la mamita!, grita, ha dejado encerrada a la ladrona hasta que llegó la policía”. Dentro de todo, ella también está contenta. Los hijos no supieron del renuncio del padre, en su propia casa, ¡en su habitación! Y él la sacó barata, sigue sosteniendo que no tuvo nada que ver con la ladrona. Se cierra en esa versión.
Aunque siguen sin creerle, la sostendrá hasta el fin de los tiempos.
Por los siglos de los siglos.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Pero, ¿sucedió o no?, tiene detalles que lo hacen parecer real...

      Eliminar
  2. Después de todo, bien los tres. O mal, pero hubo triple empate.

    ResponderEliminar
  3. Naaa... En la vida real, a L., lo pilló el marido militar de la mina. Fue en los departamentos de la Bolivia. Me acuerdo que lo contaba tan lindo. Pero según él, se tiró del segundo piso y cayó como gato. Se sacudió la ropa y a correr que si el marido lo pillaba no estaría alabándose tan fresco.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

CARABAJAL Los hermanos no son unidos

La nota en El Liberal La historia al parecer no es como se quiso que apareciera en el diario El Liberal, hay un trasfondo que debe salir a la luz Por Alfredo Peláez, Fredy "Los hermanos sean unidos / porque ésa es la ley primera, / tengan unión verdadera, / en cualquier tiempo que sea, / porque si entre ellos se pelean / los devoran los de ajuera". Los célebres versos del Martín Fierro. Esta nota va a costar escribirla. Porque se trata de dos entrañables amigos. De dos hermanos de la vida. Kali y Musha. Musha y Kali Carabajal. No tenemos la misma sangre, pero es como si la tuviéramos. Amigos de años. Pasajeros del tiempo. Marcelo Jozami publicó hoy en El Libera “LosCarabajal inicia una etapa con nuevos integrantes”, además de la inclusión de instrumentos de percusión y de viento en el afán de volver a una sonoridad de raíz. El cambio más notorio se da en uno de sus tradicionales integrantes, Mario Rolando Carabajal, ”Musha”, quien atraviesa por una delicada situación de salu...

EXCLUSIVO Kali, el que faltaba hablar

Kali Carabajal La voz que faltaba para completar la historia de los Carabajal dijo su verdad en una entrevista que brindó al corresponsal en Mar del Plata Alfredo Peláez, Fredy En el periodismo aprendí a moverme con cautela. A no ir más allá de lo que la circunstancia merece, y no pasar jamás sobre los otros. Nobleza obliga. No podía darle voz al querido amigo Musha y silenciar al otro querido hermano de la vida, Kali, el eterno Carabajal, como alguna vez supe bautizarlo. es el más antiguo del grupo, de la época del mítico Agustín, el fundador. Ya estaba en el baile y no quedaba otra que bailar. Con más dudas que certezas lo llamé a Kali. Al teléfono me respondió: —Hola hermano querido. A vos no te puedo mentir. Musha, mi querido hermano, no se portó bien con el grupo. Mas que Mario, su esposa Miriam. Después de actuar en Cosquín, fuimos a Recreo, Musha ya estaba enfermo y no viajó. Al retornar le dimos su parte. Como correspondía. Como por su enfermedad no podía hablar, nos comunicamo...

1942 AGENDA PROVINCIAL Zurita

Carlos Zurita, y detrás Gilda Roldán y Francisco Santucho El 31 de marzo de 1942 nace Carlos Zurita, sociólogo, poeta, escritor y académico que combina las ciencias sociales con la creación literaria El 31 de marzo de 1942 nació Carlos Virgilio Zurita en Santiago del Estero. Sociólogo, poeta, escritor y académico, tiene una trayectoria que combina el rigor de las ciencias sociales con la sensibilidad de la creación literaria. En Santiago ha dejado una marca significativa en el ámbito intelectual como en el cultural. Su formación académica y su labor profesional lo han convertido en una figura destacada de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, en la que ocupó papeles clave y ha contribuido a la institucionalización de las ciencias sociales en la región. Es licenciado en Sociología y obtuvo su doctorado en esta disciplina por la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires. Completó su formación con estudios de posgrado en la Comisión Económica para...

LEYENDA El hornero

Hornero, por Jorge Llugdar Según cuentan, era el ave más bella del monte, pero un día eligió ser obrero de la construcción: por qué lo hizo El hornero no siempre tuvo esa pintita color tierra, de afiliado al gremio de los obreros de la construcción. En los tiempos de antes era la más bella ave del monte, más hermosa que un pavo real o que esos papagayos que aparecen en las láminas de los libros de lectura. Además, cantaba que era una maravilla. Con decirle que los animales cesaban en su mutua persecución cuando el hornero ofrecía un concierto. El puma dejaba de acosar a las cabras, el cuervo no revoloteaba las osamentas, la hormiga no comía las plantas de la gente, la abeja no libaba néctar de las flores. Todos estaban en paz cuando entonaba sus canciones, porque oírlo era una maravilla. Sin embargo, era un bichito sencillo. No se creía más que nadie porque Dios le hubiera dado ese don: unos nacen para ser abogados, otros para empleados públicos, maestras, martilleros, contadores, bomb...

COSTUMBRES ¿El mate?, amargo por supuesto

El Che, posiblemente con mate amargo Aunque es popular cebarlo dulce, sobre todo en el norte, el que se toma sin azúcar también tiene sus adeptos, sobre todo entre gente sedentaria Cebar mate amargo es otra cosa, amigos. El mate dulce tiene una serie de ritos, ceremonias, etiquetas y cordialidades de las que carece cuando no lleva azúcar ni edulcorante artificial ni miel ni ninguna otra cosa más que agua caliente, ya sea del termo o directamente de la pava, esa Negra con sarro que es la dueña de la cocina en los hogares más humildes de la Argentina. El mate amargo, generalmente bebido en solitario, es la bebida de los que trabajan con las manos, como escritores, mecánicos algunos artesanos. Cuando es dulce en cambio se presta para la charla, el acercamiento de amigos, la cordial invitación a sentarse en amable rueda, la conversación amena, la expansión entre conocidos. Quienquiera que haya visitado el norte de la Argentina, sabrá que en estos pagos es mucho más popular el mate dulce, a...