Ir al contenido principal

VIDA Llegar a viejo



Por qué deberías empezar a tratar bien a los ancianos

A veces, cuando me miro al espejo digo: “Bueno, Juan, esto había sabido ser viejo”. No porque me haya acostumbrado dejo de notar las arrugas, la cabeza blanca como alpargata de pintor, la mirada algo caída, la busarda prominente, los pasos cada vez más lentos. Es solamente el paso del tiempo, saber lo que he vivido o me resta por vivir, diría José Hernández. Lo que me tocó y lo que hice con eso.
Uso anteojos para leer desde pasados los 40 años, de vez en cuando me duelen algunos huesos que antes ni sabía que existían. No sé y no me interesa entrar en algunos asuntos del presente rabioso, como el manejo de los teléfonos móviles, Netflix, los pantalones ajustados al cuerpo o usar esos ridículos zapatones de goma, los sapos, ni para andar en casa.
Me banco perfectamente que una mujer joven me diga en la carnicería: “Esa no es la fila, abuelo, venga que le indico”. De chico me gustaba andar de gorra o de sombrero, de joven me decían que me hacía viejo y la dejé de usar, ahora qué me importa si me agrega diez o veinte años. Y ando por todos lados en una bicicleta viejita, si todavía funciona no tengo por qué comprarme otra con cambios, lucecitas o frenos a disco.
Si bien es cierto que mi pobre oficio de periodista me hizo algo rutinario, ahora me molesta muchísimo cuando alguien me corre un poco de la costumbre de sentarme todos los días, a la misma hora, frente a la misma computadora, a escribir las mismas notas. Me despierto antes de las 6 de la mañana, sin despertador y a las 10 de la noche me caigo de sueño. Como un viejo, ¡báh!
Si bien la vida no es una carrera, porque nunca le competí ni le gané a nadie, felizmente pasé de los 60. Y aquí estoy, sentado como todos los días, aporreando la computadora, mirando cómo aparecen las letritas en el teclado. Sigo habitando mi casa, con mi familia, en esta vida de clase media baja, tirando a bajísima que, gracias a Dios, me conseguí.
Sí me enferma cuando dicen viejo con desprecio, como si escupieran la palabra. “Eh, viejo, es por aquí, ¿por qué no se fija?”. No quiero el respeto sacrosanto que les entregábamos antes a los ancianos, solamente por serlo ni el acatamiento a las canas ni el servilismo a la senectud ni que crean que somos sabios. Me dan por el centro de los huevos esos macaneos, sobre todo porque algunos hemos pasado los 60 años y seguimos siendo los mismos pelotudos de cuando teníamos 18 y disculpe que se lo diga de esta manera, pero es así.
Hablo del respeto a los mayores por una cuestión práctica más que nada. Date cuenta, pendejo del diablo, de lo siguiente: si tienes mucha suerte vas a llegar a mi edad y si el mundo sigue evolucionando en esta misma dirección, los jóvenes del futuro te van a dar un trato mucho peor que el que me dispensas.
Si tengo mucha mala suerte, capaz que termine en un geriátrico, bailando chacareras en silla de ruedas o, peor todavía, viviendo bajo un puente, vestido con harapos, rodeado de perros.
Como van las cosas a vos, en cambio, te van a obligar a que optes por la eutanasia a los 50 o la horca a los 60. Los pocos jóvenes que quedarán en el tiempo futuro, no tendrán tiempo ni dinero para lidiar con tantos mayores. Va a llegar el momento en que los de más de 70, vos y tus amigos, sean muchos más que los menores de 20. Como diez a uno. En ese mundo inexorable, claramente vas a ser una sobra, un desperdicio, va a costar mucho mantenerte. Antes de que llegue es momento, de una o de otra manera los van a matar a todos. Por eso es mejor que me trates bien, con cariño.
Con lo que he vivido, ya estoy hecho. Tengo un montón de proyectos por comenzar, trabajos por terminar, viajes por hacer, lugares por visitar, bicicleteadas por pedalear, gente por conocer. Pero si me dicen que mañana voy a morir, qué me importa, he vivido mucho. A vos en cambio, te queda un gran trecho para llegar a los cuarenta. Si no me respetas por mí, hacelo por vos, porque te conviene.
¿Te parece gracioso lo que te digo?, espera y verás.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Juan Manuel, si crees que los 60 es ser viejo, espera a los 80 y ahí me cuentas, un abrazo!!!

    ResponderEliminar
  2. Ufff cuántas anécdotas vienen a mi cabeza, al leer tus reflexiones!! Espero seguir transitando con dignidad esta etapa de la vida! Un abrazo! Y felicitaciones por la nota!!!

    ResponderEliminar
  3. Soy un sexagenario y estoy tan viejo que puedo empezar a vivir de nuevo mañana mismo.

    ResponderEliminar
  4. Si pensas que estas viejo, me haces reír, será que te sentís así, sabes que tengo más que vos y me siento rebien , nada me duele, trabajo un montón, así que deja de decir en tus notas que sos viejo.please

    ResponderEliminar
  5. Juan manuel, ser viejo o no, no importa, lo que importa, como bien lo dices, es el vivir y el haber vivido sabiendo que ha pasado las etapas de la vida. Muy buenas tus reflexiones. . . . . . Abrazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

¡URGENTE! Se agravó la salud de Musha

Musha y Alfredo Peláez, autor de esta nota Está internado desde hace un tiempo, ya iba a salir de alta, pero su estado desmejoró Por Alfredo Peláez “Fredy” En las últimas ahora se agravó la salud de "Musha" Carabajal, que desde hace tiempo lucha con una penosa enfermedad. Hacía tiempo que estaba internado y estaba próximo al alta, pero lamentablemente hubo un retroceso en su salud. Hace poco había sido separado del conjunto Los Carabajal, precisamente por su salud, lo que provocó indignación entre los seguidores del afamado grupo. Su hermano Kali posteó en las redes: " Hola amigos, los invito a unirnos en oración, para rogar a nuestro señor Jesucristo y a nuestra madre Virgen María por la salud de mi hermano Mario "Musha" Carabajal. Los abrazo con el corazón a todos". Mario Carabajal, apodado “Musha”, nacido en la ciudad de La Banda, Santiago del Estero, es miembro de la legendaria familia con apellido icónico en la música. Durante su carrera compartió con...

MASONES Escupir crucifijos

Objetos masónicos de Bernardo Irurzum Breve informe sobre la sociedad secreta en Santiago del Estero, cuándo volvieron, cuántos son, qué hacen, y un nombre propio Eminentes profesores de la Universidad Nacional y de la Católica, en actividad y eméritos, forman parte de las logias masónicas santiagueñas, entre gente de otras actividades, por supuesto. Casi todos han vestido los mandiles característicos y han participado de sus ritos y pompas que, en el grado 18 “Caballero Kadosh”, en el pasado exigía escupir un crucifijo. Pero de estos aspectos, así como de su odio por la Iglesia Católica, su pretendida filantropía, el Gran Arquitecto del Universo, y la filosofía y el espíritu que la anima, se hablará en otra nota, si cuadra, aquí solamente se entregará información sobre su funcionamiento en la provincia. ¿La masonería se ha puesto de moda por jactancia de intelectuales venidos a menos y mercaderes más o menos exitosos o hay algo más? Llegó a la provincia durante el período colonial y p...

EXCLUSIVO Kali, el que faltaba hablar

Kali Carabajal La voz que faltaba para completar la historia de los Carabajal dijo su verdad en una entrevista que brindó al corresponsal en Mar del Plata Alfredo Peláez, Fredy En el periodismo aprendí a moverme con cautela. A no ir más allá de lo que la circunstancia merece, y no pasar jamás sobre los otros. Nobleza obliga. No podía darle voz al querido amigo Musha y silenciar al otro querido hermano de la vida, Kali, el eterno Carabajal, como alguna vez supe bautizarlo. es el más antiguo del grupo, de la época del mítico Agustín, el fundador. Ya estaba en el baile y no quedaba otra que bailar. Con más dudas que certezas lo llamé a Kali. Al teléfono me respondió: —Hola hermano querido. A vos no te puedo mentir. Musha, mi querido hermano, no se portó bien con el grupo. Mas que Mario, su esposa Miriam. Después de actuar en Cosquín, fuimos a Recreo, Musha ya estaba enfermo y no viajó. Al retornar le dimos su parte. Como correspondía. Como por su enfermedad no podía hablar, nos comunicamo...

RELIGIÓN Por qué la masonería no es una inocente asociación

Masones (imagen de ilustración) A veces se debe recordar conceptos simples que están en la base de una creencia, pues hay gente que deliberada o inadvertidamente los olvida o los ignora Para quien crea que no hay nada malo en la masonería, que muchos próceres fueron sus afiliados, cabe hacer una lista de los presidentes y vice que fueron masones o hermanos tres puntos, como también los llaman. Presidentes, Bernardino Rivadavia, Vicente López y Planes, Justo José de Urquiza, Santiago Derqui, Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento (presidente de 1868 a1874 que renunció a la masonería antes de asumir, porque era incompatible con el juramento católico que debía formular y que en ese tiempo era obligatorio), Miguel Juárez Celman, Carlos Pellegrini, Manuel Quintana, José Figueroa Alcorta, Roque Sáenz Peña, Victorino de la Plaza, Hipólito Yrigoyen y Agustín Pedro Justo. Vicepresidentes argentinos afiliados a la masonería fueron Salvador María del Carril, Juan Esteban Pedernera, Marcos Pa...

1998 AGENDA PROVINCIAL Tragedia

El Tabycast El 10 de abril de 1998, se desata una tragedia en un departamento del TabyCast cuando un joven llegó a dejar a su hija, baleó a la madre, mató a la niña, se tiró por el balcón y murió El 10 de abril de 1998, se desató una tragedia en un departamento del edificio TabyCast cuando un joven llegó a dejar a su hija, baleó a la madre, mató de dos disparos la niña y se tiró por el balcón, muriendo casi al instante. A las 8 y 10 de la noche, Diego José Zaín, que tenía 24 años, llegó al departamento en que la joven, Ana Lugones Castiglione, de 19 años, vivía con la hija de ambos, Dolores de 4, y su abuela Carmen Garay. Estaban separados, su abuela no estaba en Santiago y una amiga que debía visitarla a esa hora, se había demorado. La niña había nacido el 8 de marzo de 1995 y el padre la llevó de vuelta al departamento del cuarto piso del TabyCast, frente a la plaza Libertad. Cuando Zaín tocó el portero eléctrico, la joven sintió miedo, porque él ya la había amenazado y en ese moment...