Bicicleta |
Es hora de ir pensando en dejar el auto, la motocicleta y el colectivo y manejarse en el vehículo más sano, después de caminar, para ir al trabajo
¿Qué ventajas tendría moverse en bicicleta masivamente, como lo hace la gente en países como Holanda? La primera y más evidente sería una mejora en la salud: la gimnasia para ir al trabajo, mejoraría la vida de muchos, los haría respirar mejor y retardaría la llegada de las complicaciones cardíacas. Un viaje de diez minutos en auto, según el barrio, en una bicicleta podría ser de un poco más del doble de tiempo.En unasociedad que ha empezado a quejarse por la pobreza, parece increíble que todavía hoy miles de personas prefieran seguir trasladándose en auto, en motocicleta o en ómnibus, teniendo a mano el barato recurso de hacerlo en bicicleta. Si además se tiene en cuenta la reducción de la contaminación del aire y que también mermaría el ruido que producen los autos y las motos, la ecuación pasa a ser casi perfecta.Muchos sostienen que transpirarían en su traslado en bicicleta, algo que no sucede cuando van en auto, motocicleta o colectivo. Puede ser, pero sería sólo las primeras veces, luego, al acostumbrarse el cuerpo ya no se suda tanto. Por otra parte, hay veces que en los ómnibus hay una baranda tan fuerte, de gente que no conoce ducha desde varios meses, que dan ganas de bajarse y llegar corriendo antes que seguir soportando esos aromas, no precisamente de agua de diamela.El centro de Santiago está colapsado o hay frecuentes embotellamientos durante las horas de mayor tránsito. Mucha gente debe estacionar sus vehículos a varias cuadras de distancia de su trabajo, en el parque Aguirre que, un día normal, con clases y sin feriado de ninguna actividad importante, está repleto sin que quepa un alfiler más por ninguna parte.
Como playa de estacionamiento, el parque tiene el inconveniente que un día de viento cualquiera podría volver de su trabajo y darse con que su auto está bajo tres toneladas de eucaliptos, como les ha sucedido a varios.
Salvo los obreros y empleados de la comuna, para muchos que van al centro en motocicletas, hallar un lugar seguro para estacionar también es un problema. Los municipales que levantan motos mal estacionadas figuran entre los más activos trabajadores municipales y algunas horas del día, cuando el resto está descansando, ellos siguen trajinando las calles con un afán digno de imitación, si se va a decir todo. Más de uno pasó por la desagradable experiencia de hacer los trámites para recuperar la moto, pagando la multa y, sobre todo perdiendo el tiempo.
En la década del 80 la bicicleta dejó de ser un medio de transporte para muchísima gente que todos los días iba a su trabajo pedaleando. Fue quizás la facilidad para adquirir un ciclomotor una motocicleta, lo que provocó que cientos de miles de santiagueños dejaran atrás la sana costumbre de pedalear y tomaron el gustito de llenar el tanque y viajar en un santiamén, en vez de esforzarse para llegar. Otros cientos de miles también accedieron a un automóvil y sus más que evidentes comodidades.
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Al parecer va siendo hora de volver a la bicicleta, sacarla del fondo de la casa, ver si todavía se pueden inflar las ruedas o comprarse una nueva. Si no va a andar por la montaña, amigo, no se complique la vida con una de mil cambios, freno a disco, amortiguadores y colores chillones. Elija una tranquila, comuncita nomás, compre casco y cadena con candado y lárguese a la aventura de volver a hacer algo de gimnasia después de largos años de solamente pisar el acelerador, el embrague, el freno y elongar los brazos metiendo los cambios. Además, no la quiere para correr carreras sino solamente para ir a su trabajo o hacer las compras.
Si, como dicen, se vienen tiempos jodidos en la Argentina, adquirir una motocicleta nueva, llevarla al mecánico o comprarle una goma nueva es posible que le cueste un ojo, la mitad del otro, las orejas y un riñón de yapa. A la bicicleta solamente deberá cambiarle las gomas cuando estén lisas y si sabe manejar un destornillador y una pinza la arreglará usted mismo.
¿Dónde la dejará estacionada?, en cualquier poste de luz, en un tronco de eucalipto, en cualquier parte, las bicicletas por el momento son invisibles para los que andan con el carrito de la Municipalidad levantando motos mal estacionadas.
Ahora, vaya al fondo de su casa, saque la bicicleta, límpiela, infle las gomas. ¿Anda?, enhorabuena amigo. Lárguese hoy mismo a recorrer las calles de Santiago, por el momento hay mucho tránsito, pero cuando sean (seamos) muchos usando una, ese problema desaparecerá. Ya verá.
©Juan Manuel Aragón
A 2 de octubre del 2023, en la Tabla Redonda, La Banda. Ojeando el diario La Hora
En una ciudad moderna, que cuenta con recursos para inversión en urbanismo y para involucrar especialistas que se ocupen de ello, los distintos medios de transporte pueden coexistir compartiendo sendas, calles y avenidas, porque para ello han implementado una profunda adaptación del sistema vial urbano.
ResponderEliminarAdemás de ello, la estabilidad económica y social en esos países hace posible predecir tendencias de fluctuación entre un medio de transporte y otro en el tiempo.
En nuestro país no existen esas condiciones, y la abrupta variación de condiciones socio-económicas (una verdadera montaña rusa), dificulta cualquier posibilidad de planificación por lo mismo que sugiere el artículo (de pronto la economía se fue a las cloacas y todos van a tener que desmpolvar la bici). Se necesita mucho más que eso para parecerse a Holanda.
Otro problema a resolver es la aplicacipon de reglas de tránsito de manera equitativa. Tal como sugiere la nota, las bicicletas son invisibles a las autoridades de tránsito por considerarse un mediode transporte informal que no está sujeto a regulaciones ni controles ni leyes de tránsito. Un ciclista comunmente puede pasarse las reglas de tránsito y los semáforos en rojo por donde no le da el sol, y no pasa nada, pese al riesgo que representa para su persona y para los que circulan en otros medios de transporte.
Para peor, en La Argentina sigue aplicándose la aberrante "regla del conductor más vulnerable", que independientemente de la imprudencia o temeridad del ciclista y su maniobras irresponsables, asigna la culpa y responsabilidad de daños y lesiones a los conductores de los demás medios de transporte.
En resumen, Es muy deseable que se incremente el uso de la bicicleta por muchas razones válidas, pero ello debe ser acompañado por un adecuado reordenamiento del tránsito y de las leyes y normas que regulan su funcionamiento.
Yo sigo caminando, mejor.
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