Francisco Javier González |
El 13 de noviembre de 1957 muere Francisco Javier González en la cárcel, sindicalista y político santiagueño que llegó a ser su gobernador entre 1952 y 1955
El miércoles 13 de noviembre de 1957 murió Francisco Javier González en la cárcel. Nacido en 1905 fue un sindicalista y político santiagueño que llegó a ser su gobernador entre 1952 y 1955.Hizo su secundaria en la Escuela de Comercio trabajó durante varios años en la sucursal de Santiago del Banco Español del Río de la Plata; fue delegado gremial y secretario del sindicato de bancarios en la provincia. Presidió el Club Atlético Santiago del Estero y la Asociación Santiagueña de Basket-ball.Cuando llegó el peronismo obtuvo varios beneficios para los trabajadores de la provincia, por lo que fue elegido Delegado Regional de la Confederación General del Trabajo. Fundó el Teatro Obrero en la capital y el Coro Bancario.Mientras era representante de la Confederación del Trabajo viajó varias veces a Buenos Aires y conoció a Eva Perón. Por influencia de ella lo designaron candidato del peronismo a la gobernación para suceder a Carlos Juárez. Obtuvo 153.538 votos, contra 24.205 de la Unión Cívica Radical.
Asumió el 4 de junio de 1952, y en su gabinete nombró a varios sindicalistas. Adelaido Miño, sindicalista, fue presidente de la Cámara de Diputados, a la que también accedieron varios otros gremialistas. Se trató de una muy profunda renovación, en Santiago, pues el gremialismo casi no existía en la provincia. Además, el peronismo se había formado aquí con la coalición de sectores paternalistas y populistas del radicalismo y del conservadorismo.
Juárez fue electo senador por la Cámara de Diputados y asumió su banca.
Apenas llegado al poder, González se topó con la corrupción que había puesto en marcha Juárez, a quien Perón también culpó de la situación. Hubo un proceso judicial contra Juárez, por malversación de caudales públicos e irregularidades cometidas en la construcción de obras públicas; entre ellas el Palacio de Tribunales, obra que seguía sin terminarse a pesar de que había sido pagada íntegramente; además se habían construido cuatro pisos cuando el presupuesto era para cinco. Juárez no hablaba y callado tejía alianzas en Buenos Aires.
Para festejar los 400 años de la fundación de Santiago, González ordenó una celebración masiva y popular: invitó al presidente Juan Domingo Perón y a parte de su gabinete, pero no a Juárez.
Al lema del gobierno nacional “Perón cumple, Evita dignifica”, el de Santiago le había añadido “Juárez trabaja” y la picardía provincial le agregó “Márquez goza”, por un cuñado de Carlos Arturo Juárez, de quien se decía que era su testaferro y principal beneficiario de algunas trapisondas del que luego sería el máximo caudillo finisecular de la provincia.
En su gobierno, González provincializó el Banco de la Provincia, que era de gestión mixta. Construyó la Terminal de Ómnibus y organizó los Tribunales del Trabajo, inauguró el Hospital de La Banda, el Mercado de Abasto, el nuevo edificio para la Escuela Normal y remodeló el Palacio de Gobierno, entonces frente a la plaza Libertad. Para recordar el Cuarto Centenario ordenó construir el Arco de Entrada a la capital.
La muerte de Eva Perón —que sucedió un tiempo después de las elecciones— afectó la relación de Perón con varios colaboradores, que estaban en sus puestos más por las simpatías de ella que a las del presidente. Hubo algunos ministros que debieron dejar sus cargos, y gobernadores también electos por la simpatía de Eva Perón, cuyas oposiciones se fortalecían en la Capital. Los diputados afines a Juárez comenzaron a trabar los proyectos de González, y Juárez mismo empezó a tener un diálogo fluido con el gabinete de Perón.
Cuando las relaciones con la Iglesia Católica se complicaron, a fines de 1954, los ministros anticlericales —en especial el del Interior, Ángel Borlenghi, de quien se decía que era masón— observaron que González no reprimía, lo que llamaban “las interferencias clericales". Juárez, que había sido presidente de la Juventud de la Acción Católica Argentina, sin embargo, se puso del lado de Borlenghi.
En febrero de 1955, González viajó a Buenos Aires, para reunirse con el presidente y se percató de que había quedado sin respaldo. Cuando volvió a Santiago removió a parte de su gabinete, pero el 28 de febrero, Borlenghi anunció la firma de un decreto interviniendo las provincias de Santa Fe, Tucumán y Santiago. Cuando anunció la medida, el ministro dijo: “No trabajan lo suficiente para cumplir con el programa de gobierno”. Empero aclaró que “no hay ninguna acusación que afecte a la honestidad de los gobiernos, en manera alguna se han probado deshonestidades”.
El interventor, el senador salteño José Armando Caro, asumió el 4 de marzo.
En septiembre llegó el golpe de la Revolución Libertadora que derrocó a Perón.
El 8 de octubre, seguro de que no podría ser acusado de ningún delito, González se presentó espontáneamente a la policía. Lo arrestaron, confiscaron sus bienes, lo acusaron de malversación de fondos. Estuvo un año preso en el cuartel de la Policía Montada y luego fue trasladado a la Alsina 850, la cárcel de Santiago, sin que se le pudiera demostrar ningún delito. Su familia vendió la única casa que tenía para sobrevivir.
La leyenda popular sostiene que Juárez lo hizo morir en la cárcel, lo cierto es que no estaba en el gobierno cuando González falleció. Sin embargo, en provincias como Santiago del Estero, en la que hay vasos comunicantes próximos por medio de parentescos y amistades, es posible que haya tenido que ver con la inicua muerte de González.
Fue una de las injusticias personales más grandes sucedidas en el siglo XX en Santiago del Estero.
©Juan Manuel Aragón
Las injusticias siguen. Casi nadie lo recuerda a Francisco Javier González. Muchas gracias por la publicación.
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