Vieja estación de La Aurora |
Se habla de piratas santiagueños que compraron departamentos en París y desde entonces viven de rentas
Durante el gobierno de Carlos Saúl Menem no solamente se cerraron al tránsito de los trenes miles de kilómetros de vías férreas, también se desguazó el ferrocarril y se entregaron a particulares los vagones que había en algunas estaciones y las propias vías, que fueron vendidas como fierro viejo al Brasil.Había quienes criticaban, todavía entonces, el modelo agroexportador a que nos habían sometido los ingleses, al construir vías que, cual un embudo, iban a parar al puerto de Buenos Aires. Y había quienes las defendían, sosteniendo que gran parte del progreso y los adelantos técnicos que se habían esparcido por todas las provincias se debían, justamente al ferrocarril. Sea como fuere, lo cierto es que, hasta la década del 80, los ferrocarriles prestaron un gran servicio a la Argentina.Sabido es que en un solo convoy cabe la mercadería que llevan decenas de camiones. El ferrocarril es, además, uno de los medios de transporte más seguro que hay en el mundo, más todavía que el aéreo. Pero los argentinos se dieron el lujo de descartarlo, dejando solamente dos o tres líneas troncales que a duras penas luchan por sobrevivir, además de los trenes de pasajeros entre la provincia y la ciudad de Buenos Aires.
En Santiago, en muchos pueblos, una tarde llegaba una cuadrilla, no se sabía bien de dónde y en pocos días, alzaban todo el fierro que hallaban a su paso. Las autoridades no reaccionaron ante el evidente saqueo, tampoco la policía se acercó a pedir, aunque sea una autorización o a inspeccionar qué se hacía. La orden venía de arriba, había que dejar a los ladrones actuar tranquilos, sin molestarlos. Nunca nadie denunció que se estaban levantando las vías para llevarlas en camiones.
¿Quiénes fueron los supuestos empresarios santiagueños que estuvieron detrás de la expoliación de las vías de la provincia? Circulan nombres, se habla de gente de apellidos conocidos que acumuló una respetable fortuna, de otros que compraron inmuebles en el extranjero (se dice que fueron departamentos en París, Francia), y que ahora viven de cómodas rentas por su alquiler en euros.
En esos tiempos, como en muchos otros de la Argentina, el dólar mantenido a un precio artificialmente bajo, hacía imposible competir a la industria argentina, era más barato traer pantalones de la China antes que producirlos aquí, con algodón local. Por lo tanto, el fierro de las vías, los vagones, las locomotoras que se desguazaron en Santiago y en otras provincias fue a parar al Brasil, que afianzó así, su superioridad como país industrial, el más poderoso de América del Sur.
Es posible que a los sacha empresarios santiagueños que en tiempos de Menem se dedicaron a saquear las riquezas de la provincia, nada de esto les interesó ni tenía por qué ser de su incumbencia: ellos eran piratas y se comportaron como tales.
El resto es historia para los giles.
Como usted.
Como yo.
Juan Manuel Aragón
A 28 de agosto del 2024, en La Aurora. Llenando empanadas.
Ramírez de Velasco®
Considero que es un error autocalificarse como un gil, un tonto, o algo peor, por tener una educación de valores y principios, respetar la ley, obrar con honestidad y cumplir con todas las obligaciones cívicas que nuestra condición de ciudadanos nos impone.
ResponderEliminarSi me considero un idiota por respetar un semáforo mientras otros pasan de largo, por pagar impuestos mientras otros evaden, por hacer mi trabajo con excelencia mientras otros fichan y se rajan, solo porque nunca sufren consecuencias debido a que el sistema es tan corrupto e inoperante como ellos, entonces no soy mejor que nadie.
Pienso que uno tiene que estar convencido de las actitudes que toma, sentirse orgulloso de ello, y ser consciente de que se es moralmente superior que toda la lacra de avivados transgresores.
Solo por el hecho de poder mostrar a mis hijos cual es mi comportamiento ético y moral, me alcanza para sentirme satisfecho por mi comportamiento en esos aspectos.
Conozco quienes han decidido tomar otro camino, ante el justificativo de que "no queda otra si se quiere hacer negocios y mantenerse productivo para que la empresa "de la que viven otras familias" pueda sobrevivir.....o simplemente porque todos lo hacen y si no uno se queda afuera.
Curiosamente cada vez que menciono que hay otras maneras.....nadie se interesa en conocerlas.