Paciencia, tango
Si hubiera una máquina para recuperar las voces del pasado, quién sabe qué palabras rescataría cada uno
En la década del 60 circulaba el rumor de que era posible recuperar, por medios electrónicos, las voces perdidas en tiempo. El asunto fue tema de conversación en asados, en las casas a la hora del almuerzo, en la escuela, en la calle. Imaginesé, algunos dijeron que querían oir de nuevo la voz del abuelo, de una tía, averiguar cómo sería la voz de un pariente desconocido. No faltó el que dijo que, si ese invento se perfeccionaba, sería posible recuperar la voz de nuestro señor Jesucristo, ¡epa, amigo!En ese tiempo muchas cosas que parecían al alcance de la mano, jamás llegaron y otras que ni siquiera se imaginaban, hoy son el pan nuestro de cada día. Había ingenieros electrónicos que sostenían que era posible pensar algún día, en tener un teléfono en el auto, como el de James Bond, pero era un sistema tan caro que ni valía la pena pensarlo. A principios de la década del 50, había profesores de ingeniería que sostenían la imposibilidad de llevar un cohete a la Luna. Menos de 20 años después varios hombres la habían circunvolado y algunos habían bajado, tomando muestras de rocas que trajeron a la Tierra.Jesús del Carmen Martínez, el gran amigo “Chito”, decía que en un mundo perfecto él debía llevar una cámara de fotos en el ojo para tomar todas las que veía en su vida diaria: ahora vienen anteojos que van filmando lo que usted mira sin que nadie lo sepa. Son tan presentes las maravillas del mundo moderno, que nadie se admira de que haya un aparato que, al sentir el aliento de uno, sepa cuánto alcohol bebió o que sea posible encender el telefonito de mano con las propias huellas digitales. Anteayer un cohete que lanzaron contra Israel los terroristas de Yemen, salió a la estratósfera, como una manera de burlar los sistemas de defensa judíos, pero fue detectado e interceptado en el aire, en cuestión de segundos.
Entre otras cosas se hizo muy difícil escribir cuentos o novelas de ciencia ficción, porque aquello que uno cree que es obra de su imaginación, puede ser una realidad en la otra punta del mundo. Pero, volviendo al asunto de la recuperación de voces, imaginesé la maravilla de oir a la vecina cuando recibía a ese señor que llegaba a la hora en que el marido se iba a trabajar, saber qué se dijeron exactamente José de San Martín y Simón Bolívar en la famosa entrevista de Guayaquil, tener las exactas palabras de Alejandro Magno a sus soldados en las arengas antes de las batallas, reconstruir el discurso de Juan Perón del 17 de octubre de 1945 porque no fue grabado, meterse en la intimidad de los grandes gobernantes, los vecinos que se murieron, los parientes que ya no están.
Pero, puestos a elegir, quizás sería mejor grabar, con aparatos electrónicos que sí existen, las palabras de quienes están aquí, así el día de mañana, cuando se hayan marchado, los oyen quienes quedaron y vuelven a vivir buenos momentos. Las voces de los padres, de los amigos, de la gente mayor.
Uno de estos días también habría que preparar el grabador y tomar la inconfundible voz de Ricardo Miguel Llapur, “Bochín”, entonando tangos en el bar “American”, orilla del mercado Armonía, por la Pellegrini, deleitando a los amigos o haciéndolos recordar viejos amores, como cuando entona “Paciencia”, (con música de Juan D'Arienzo y letra de Francisco Gorrindo), y el mundo se detiene un instante para oírlo.
¿No lo sabe?, ahí va la letra.
Paciencia
Anoche, de nuevo te vieron mis ojos;
anoche, de nuevo te tuve a mi lao.
¡Pa qué te habré visto si, después de todo,
fuimos dos extraños mirando el pasao!
Ni vos sos la misma, ni yo soy el mismo.. .
¡Los años! ... ¡La vida!... ¡Quién sabe lo qué!...
De una vez por todas mejor la franqueza:
yo y vos no podemos volver al ayer.
Paciencia...
La vida es así.
Quisimos juntarnos por puro egoísmo
y el mismo egoísmo nos muestra distintos.
¿Para qué fingir?
Paciencia...
La vida es así.
Ninguno es culpable, si es que hay una culpa.
Por eso, la mano que te di en silencio
no tembló al partir.
Haremos de cuenta que todo fue un sueño,
que fue una mentira habernos buscao;
así, buenamente, nos queda el consuelo
de seguir creyendo que no hemos cambiao.
Yo tengo un retrato de aquellos veinte años
cuando eras del barrio el sol familiar.
Quiero verte siempre linda como entonces:
lo que pasó anoche fue un sueño no más.
©Juan Manuel Aragón
A 9 de noviembre del 2023, en la vereda del mercado. Comiendo un panchúker
¡Qué bueno!
ResponderEliminarSiempre lindas tus notas. Increíble tu capacidad de encontrar temas y mantener un estilo único.
ResponderEliminarQue nunca te falte.
Saludo afectuoso.
Siempre todo tiempo pasado fue mejor? O será que hubo un ideal de vida conjunta para destacar la sociedad que se integró. El tango era el motivo de bailar y entender que después de las sensaciones existía el diálogo para alegrar las relaciones personales. Saludos
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