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Con la merca |
Cómo hacer para detener el mundial azote de las drogas: lo que se hace es nada, comparado con lo que se necesita
Según dicen, la Argentina tiene una policía que decirle ineficiente es alabarla. Tal vez sea así. O no. Estados Unidos, Canadá, Australia y Europa en general tienen las mejores del mundo. Puede que sea verdad. Puede que no.En Sudamérica se produce cocaína, una de las drogas ilegales más requeridas por la gente de los países centrales. Pero las policías de allá y la de aquí, justamente en este asunto, son ineficientes. O se hacen. Al no ser un bien de consumo esencial, la demanda es la que ordena el mercado.Es decir, son los consumidores de aquellos países los que mandan qué, cuánto y de qué calidad quieren la merca. Son también quienes descuajeringan a gran parte de la sociedad de estos países, de Méjico a Tierra del Fuego. Al parecer es un mercado que, lejos de amedrentarse por la mala propaganda de las drogas ilegales o tener piedad por los muertos que causa, cada día quiere más.Quizás son los mismos consumidores de cocaína, que piden que la carne sudamericana que le dan de comer al hijo en la escuela, sea de una vaca a cuyos cuidadores les pagaron como corresponde, en establecimientos con tales y cuáles características, muertas de acuerdo a parámetros internacionalmente aprobados, envasada al vacío, refrigerada convenientemente, en fin.
Por si esta nota llegara a un merquero de aquellos países, sepa que la Blanca que le proporciona su dealer de confianza, fue hecha en un sucio cubil al que el nombre laboratorio le queda inmenso, por gente que anda en camiseta, sin respetar ninguna norma de higiene ni usar guantes ni barbijo. Quienes hicieron el revuelto quizás tenían las uñas sucias, o son trabajadores esclavos, cuya indemnización, si pretenden renunciar, es la muerte, empleando a niños, algunos armados desde tierna edad. Todo para defender su “happy hour”, míster.
En las malas cintas norteamericanas que pasan por la tele, el consumo de marihuana es presentado como algo tan común e inofensivo como mascar chicle, sin ninguna referencia moral al daño que causa, en sí misma y cuando produce adicción. Cada joven que allá se convence de que un porrito de vez en cuando a nadie le hace mal, aumenta la cantidad de muertos que se producen aquí, todos los días, sin descanso, con una constancia digna de mejor causa.
No, no, no, amigo. No estamos echando la culpa de todo lo que nos pasa a los gringos. Pero tampoco es esa la discusión planteada. Es más, desde aquí se entienden perfectamente las excusas de Estados Unidos para extraditar narcotraficantes de otros países, porque son ellos, los norteamericanos, quienes aportan la mayor cantidad de víctimas del consumo de drogas ilegales. Justo es entonces, que cuando se pesca un pez gordo se lo entreguen, así se aseguran, de yapa, de que no vea nunca más la luz del sol, al menos sin barrotes de por medio.
Pero es evidente que algo está fallando en el sistema de la educación de los países más consumidores de droga, para que el flujo de envíos no solamente no se detenga, sino que cada vez aumente. Algo deberían hacer con sus estudiantes, con su juventud, con sus escuelas y universidades para avisar a sus jóvenes que lo que están haciendo los perjudica a ellos y a una gran parte de nosotros también.
Para empezar, deberían dejar de fomentar el arte que de alguna manera evoca las drogas prohibidas. Poner mala calificación a una película porque muestra una teta al aire y aprobar con “G”, para todo público, otra que indica hasta cómo fumar hierba, parece una mala idea. Y es lo que hace, detalle más o menos, la Motion Picture Association of America, la asociación cinematográfica de Estados Unidos encargada de estos menesteres, entre otros.
El drama del consumo de drogas es muy grave como para dejar que la policía lo solucione. Pues, ya se ha dicho en otras notas, la policía no sabe ni cómo empezar a tratarlo. El problema está en la base de las sociedades, las de aquí y las de la otra punta del mundo. Si no se encara el problema desde la educación, con una muy buena política formativa, dotar a las policías de aquí y de allá con los mejores elementos, es lo mismo que cuadrar melgas en el mar.
Báh, digo. Pero capaz que usted tiene una idea mejor.
©Juan Manuel Aragón
Pos las dudas, la droga que baja por La Argetina, que es la que impacta a nuestro país social y económicamente, es para el consumo europeo, no norteamericano. No sin antes atender la demanda local, que tampoco tiene que ver ni es propiciada por las películas de "Hollywoke".
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