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Tres de los cinco rehenes rescatados |
El régimen socialista de Venezuela todavía no reacciona, sorprendido por la extracción de los asilados en la embajada argentina
La operación de rescate de los cinco opositores venezolanos en la embajada argentina en Caracas de ayer, aunque ampliamente cubierta, dejó en la sombra varios aspectos clave. Primero, la posible participación de Italia sugiere una colaboración internacional más amplia de la informada, que tuvo como protagonistas no solo a Estados Unidos, sino también a aliados europeos. Segundo, el contexto del viaje de Nicolás Maduro a Rusia el mismo día del rescate, para reunirse con Vladimir Putin, pudo haber creado una ventana de oportunidad táctica, distraída la atención del régimen y facilitado la ejecución del operativo. Tercero, las condiciones extremas en las que vivieron los asilados —sin agua corriente, electricidad directa ni contacto regular con el exterior —fueron poco informadas, a pesar de ser denunciadas por los propios opositores en abril del 2024, cuando describieron su situación como “terrorismo psicológico”. Cuarto, la muerte de Fernando Martínez Mottola, uno de los seis asilados originales, en febrero del 2025 tras entregarse a las autoridades venezolanas, no recibió suficiente atención como evidencia del costo humano del asedio.Publicaciones en Twitter, como las de @NxVenezuela, señalan que no hubo cooperación del régimen de Maduro, desmintiendo la narrativa oficialista de “salvoconductos” y confirmando el carácter clandestino del operativo, un detalle que los medios internacionales, coooptados por la ideología de izquierda, apenas profundizaron.Estados Unidos ejecutó ayer una operación que liberó a cinco opositores venezolanos —Magalli Meda, Claudia Macero, Omar González, Pedro Urruchurtu y Humberto Villalobos —que llevaban 412 días asilados en la embajada de la Argentina en Caracas. Estos disidentes, cercanos a la líder opositora María Corina Machado, se habían refugiado en la sede diplomática el 20 de marzo del 2024, huyendo de órdenes de captura emitidas por la Fiscalía venezolana, que los acusaba de “conspiración” y “traición a la patria”.
La operación, descrita como “precisa” por el secretario de Estado, Marco Rubio, y “épica” por Machado, marcó un hito en la confrontación entre Washington y el régimen de Nicolás Maduro, evidenciando la vulnerabilidad del chavismo ante acciones internacionales coordinadas.
La operación se dio en un momento en que recrudecen las tensiones diplomáticas y se torna todavía más feroz la represión política en del régimen socialista de Venezuela. Tras las fraudulentas elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, como lo demostraron ampliamente la oposición y gran parte de la comunidad internacional, el régimen izquierdista intensificó su persecución contra disidentes.
Los cinco opositores, miembros del partido Vente Venezuela o del equipo de Machado, fueron blanco de una campaña de hostigamiento que los llevó a buscar refugio en la embajada argentina. Sin embargo, la ruptura de relaciones entre Venezuela y la Argentina, tras el desconocimiento de los resultados electorales por el presidente Javier Milei, complicó su situación.
En agosto del 2024, Maduro expulsó al personal diplomático argentino, y la embajada quedó bajo la custodia de Brasil, que intentó, sin éxito, negociar salvoconductos para los asilados.
Durante su encierro, los opositores enfrentaron un asedio implacable y cruel. Las fuerzas de seguridad venezolanas cortaron los servicios de agua y electricidad, bloquearon accesos y mantuvieron vigilancia constante con drones y francotiradores. En septiembre del 2024, los asilados denunciaron la presencia de “hombres encapuchados” alrededor de la embajada, lo que aumentó el temor de una incursión.
La muerte de Fernando Martínez Mottola, que abandonó la embajada en diciembre de 2024 y falleció dos meses después por complicaciones de salud, subrayó la gravedad de las condiciones impuestas por el régimen. A pesar de las denuncias internacionales, como un llamado de la Plataforma Unitaria Democrática para que cesara el “asedio criminal”, el gobierno de Maduro se negó a otorgar salvoconductos, calificando a los asilados como “terroristas”.
La operación de rescate, confirmada por Rubio en un mensaje en Twitter, fue un golpe estratégico que desmintió la narrativa del régimen de una salida negociada. Aunque el portal oficialista Venezuela News afirmó que los opositores recibieron salvoconductos tras “intensas negociaciones”, fuentes citadas por Infobae y publicaciones en X, como la de @NxVenezuela, aseguraron que se trató de una acción militar clandestina liderada por Estados Unidos, posiblemente con apoyo logístico de Italia.
Rubio anunció que los cinco opositores estaban “a salvo en territorio estadounidense”, sin precisar si esto significaba suelo continental o una embajada norteamericana. La falta de detalles tácticos, habitual en operaciones de esta naturaleza, ha generado especulaciones. Algunos analistas sugieren que los asilados fueron extraídos progresivamente, no todos al mismo tiempo, utilizando vehículos con inmunidad diplomática, como los protegidos por la Convención de Viena de 1961. Esta hipótesis explicaría cómo se evadieron los controles del régimen. La reacción del gobierno venezolano viene siendo nula hasta el momento, lo que refuerza la idea de que la operación los tomó por sorpresa.
La oposición venezolana celebró el rescate como una victoria. Corina Machado, en un comunicado, expresó su “agradecimiento infinito” y reafirmó su compromiso con los más de 900 presos políticos en Venezuela. Edmundo González Urrutia, presidente electo según la oposición, calificó la operación como “impecable”.
Ramírez de Velasco®
Los socialistas quieren sangre, poder y riqueza, con eso se conforman
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