Ir al contenido principal

ZOCO Nociones de nueva ola

La Jaula, en el Grand Hotel, década del 60

Un escrito para recordar a quien fundara una nueva manera de hacer literatura en Santiago, escribiendo, como los judíos, de adelante para atrás

Por Jorge Eduardo Rosenberg
No sé cómo habrá sido en otros lugares del mundo, si en Francia tuvo que ver con el arte o no. En Estados Unidos más o menos me lo imagino; pero en Santiago la “nueva ola” llegó con música de Elvis Presley, una chica con vestidito cortito con esa tela espantosa llamada “Yacar” no sé qué, la chica contorneándose con un disco de Jhonny Karen adentro de un ula-ula intentaba seducir sin conseguir resultados. La Catherine Spaak, ella sí que seducía con los pantalones blancos tiro corto y bien oxford, pero en blanco y negro y en el cine Petit.
La nueva ola abarca el período que va aproximadamente desde el cierre de la academia de matemáticas del profesor Palomino, situada en la calle Libertad, hasta cuando Acho Colomer empezó a horniarse la nariz sentado en la esquina de la heladería de Primo Pan porque en su casa ya no lo dejaban. En los años que caben en este período sucedieron cosas que todavía nos unen, que a veces nos hacen como querer llorar; el adiós de los soldaditos de plomo que se alejaron marchando después de una dura batalla entre los ladrillos y los montoncitos de tierra. Nació el Zoco de la Buri Buri, pan con zuri, los bocaditos de Bonafide eran más largos y más ricos. Llegaron los rompecoches a la cancha de Mitre y la gente comenzó a llenarse de músicas y de colores.
Aparecieron autos que asombraron a grandes y chicos, largos, con una suspensión que se quedaban moviendo hasta cuando frenaban; el Chevrolet Bel Air 56 como el que tenía Banana Marinucci. El Ford 56 celeste de Julio Sánchez. El Mercury Monterrey como el que tenía don Eduardo Miguel, nuestro señor gobernador (“y por suerte llegó don Eduardo, nuestro querido gobernador, por don Eduardo, por don Eduardo, ta, ta, tanta, ta, ta,ta, ta.”) Qué jingle ¿no? El primer auto argentino largo, el Kaiser Carabela, solamente negro y lustrado, súper lujo.
Las chicas juntaban papelitos de bombones y los guardaban entre las hojas de las Selecciones del Reader Digest, algunos pedacitos eran chiquititos chiquititos, se conservaban como tesoros, las chicas pedían permiso para “ir a cambiar papelitos” y se quedaban siestas enteras sentadas en los umbrales de las casas comiendo mandarinas y presumiendo con los maravillosos saquitos de ban-lon.
La nueva ola no trajo ningún desenfado pernicioso para la moral y las buenas costumbres, como algunos opinan; trajo el color, la música “moderna”, la confirmación de la inocencia que llegaba a su punto histórico final; fue el reinado de las terrazas en la ciudad, bailando a la luz de la luna.
“Somos todos petiteros con saquito feo y corbata azul, usamos zapatos con hebilla, medias amarillas de color café” (sic).
Llegó con el pantalón Far West y los oxford, y desde entonces la vida empezó a caer por una ladera insospechada. En el cielo de Santiago acontecieron dos fenómenos dignos de recordar, el Comet 4, el avión “a chorro”, y el Piper que escribía en el aire con humo la propaganda de yerba Safac.
La nueva ola duró lo que demoró aquel humo en disiparse, o el tiempo de duración de un beso en la boca, tierno, inocente y de luz. Un beso de luz es la nostalgia. Nos dejó en los ojos mucho color, olor a chicle Bazooka, y un candor entre los lapachos en flor con lo que muchos podemos todavía soñar.
Ramírez de Velasco®


Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

CRUCERO Grecia, entre fobias y silencios

El autor de la nota durante el crucero Un santiagueño, actualmente viviendo en Israel, cuenta lo que le sucedió en un crucero que hace con su familia en las islas griegas Por Matías Mondschein No hay nada nuevo bajo el sol, decía el rey Shlomo Z"L, pero al verlo en vivo y directo me llamó la atención y nos puso en alerta. Nuestras vacaciones se fueron tornando en algo "que sabíamos" que podría pasar, porque se vienen escuchando y viendo noticias desde Grecia, con antisemitismo y diferentes marchas propalestinas. Dormir siesta, salva vidas El jueves 28 de agosto en lugar de Mikonos, el crucero se dirigió a Heraklion. Se anunció que se podría bajar a las 2 de la tarde, como tenía "cansancio" decidí hacer un "siesta reparadora": que me salvó la vida. Así es, la siesta salvpi nuestra vida, como santiagueño, intento seguir la "tradición". Así que tuve unos 30 a 40 minutos de descanso, luego de las 14.15 horas empezamos a bajar para intentar ir a ...

1915 AGENDA PROVINCIAL Bianchi

Las abejas y la miel, preocupación de Bianchi El 4 de septiembre de 1915 nace Eduardo Mario Bianchi, farmacéutico, bioquímico, docente y escritor El 4 de septiembre de 1915 nació Eduardo Mario Bianchi en Santiago del Estero. Fue farmacéutico, bioquímico, docente y escritor. Creció en una familia de clase media y mostró interés temprano por las ciencias. Estudió Farmacia y Bioquímica, forjando una carrera que combinó investigación, docencia y escritura. Trabajó en la Universidad Nacional de Santiago del Estero, especializándose en plantas medicinales y apicultura. Publicó trabajos sobre fitoterapia y participó en conferencias internacionales. Fue un conferencista reconocido y colaboró en el desarrollo del Centro de Investigaciones Apícolas. Su labor incluyó cursos de posgrado y charlas en el Colegio Farmacéutico local. Cuando murió, un laboratorio llevaba su nombre. Recibió una educación que fomentó su curiosidad científica. Desde joven mostró inclinación por la química y la biología, l...

RELATO El canto perdido de la jefa de las ranas

Ilustración nomás A veces se cruzan historias de gallos rengos, mulas sanmartinianas y una filosofía de entrecasa que entra sin permiso —De todo lo que había en el pago, lo que más extraño es el canto de las ranas del verano después de la lluvia— dice Macario, acomodando su vaso sobre la mesa. Los otros lo miran, ya saben que viene una historia. Sea cierto o no, Macario siempre tiene un cuento para largar. —¿El canto de las ranas? —pregunta uno, incrédulo. —Sí, las ranas. Mirá, te voy a contar… Empieza con aquella vez, de chico, que con los hermanos y algún primo de visita decidieron pillar a la que llevaba la batuta. Los amigos, en ese bar de mala muerte debajo de la tribuna de Central Córdoba, se acomodan en las sillas y lo dejan hablar. Es que Macario ya antes les había largado cada cosa. De chicos hacían competencias a ver quién boleaba más gallinas, con boleadoras de marlo atadas con hilo sisal… El abuelo se enojó como nunca, porque le arruinaron, dejándolo rengo, un gallo de pele...

POLÉMICA Silencio forzado en la catedral

El rezo del Santo Rosario Los fieles que rezaban el Rosario en Valence fueron increpados y expulsados, desatando un debate sobre la libertad de culto En la catedral de Valence, sureste de Francia, se ha desatado una fuerte controversia tras la prohibición de rezar el Rosario en la capilla del Santísimo Sacramento y la posterior expulsión de algunos fieles. En tres jornadas consecutivas, del 22 al 28 de agosto, un grupo de laicos que buscaba reunirse para rezar enfrentó la oposición del guardián del templo y luego del propio párroco, que puso un cartel prohibitivo. Se generaron tensiones verbales, acusaciones de abuso de autoridad y denuncias de discriminación en un espacio consagrado para la oración, justamente. El primer episodio fue el 22 de agosto. A media tarde, varios fieles comenzaron a rezar el Rosario en la capilla del Santísimo. Según testigos, el guardián laico de la catedral interrumpió de forma brusca el momento de oración y exigió silencio inmediato. Cuando uno de los pres...

CELOS Amores grabados

Inocente eucalipto del parque Aguirre Un corazón tallado en los eucaliptos desata recuerdos, sospechas y celos y atraviesa la memoria del amor Uno va por el parque Aguirre, llevando de la mano a una chica, saca un cortaplumas y talla en la madera de un eucalipto los nombres de ambos enlazados en un corazón. Quizás esté bien demostrar el amor de esa manera, tal vez no, pero si se pelean debería tacharlo. Es posible que luego el muchacho vaya por el mismo lugar con otra mujer. En una de esas, al llegar a ese lugar deberá distraerla para que no mire el letrero que primorosamente grabó para la otra. Pero, ya se sabe, los hombres suelen hacer de su pasado amoroso un inacabado cuento de conquistas, así que le mostrará la obra a la nueva y le soltará, con una sonrisa canchera: “Es de cuando andaba con Clarita”. Ahora imagine que la primera chica va paseando por ese sitio con el nuevo novio. El chango podría decirle: “Mirá mi amor, ahí dice Clarita y al lado han puesto Alberto, así se llamaba ...