Ir al contenido principal

1866 CALENDARIO NACIONAL Nace Güiraldes

El escritor

En esta fecha vio la luz el autor de Don Segundo Sombra, novela que narra las vicisitudes de los hombres de campo


El 13 de febrero de 1855 nació Ricardo Güiraldes. Fue el escritor y autor de Don Segundo Sombra, novela gauchesca. Es una de las máximas realizaciones del particular realismo que caracterizó la narrativa hispanoamericana de las primeras décadas del siglo XX. Publicada en 1926, su importancia se compara a la de las obras maestras del mismo periodo, La vorágine, de José Eustasio Rivera, y Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos.
Era hijo de una adinerada familia que en 1887 se mudó a París por lo que el joven Ricardo se educó en francés, mientras el español era su segunda lengua. La familia volvió a Buenos Aires y alternaron su vida en la ciudad con largos períodos en la estancia de San Antonio de Areco. En ese tiempo Ricardo se impregnó de imágenes de la tierra y figuras de hombres de campo y quizás sintió la vocación de escritor.
En 1904 terminó de estudiar el bachillerato e ingresó en la facultad de arquitectura; luego estudió derecho, pero dejó la universidad y se fue a París. En este viaje comenzó a preocuparse por la ética y la metafísica y se vinculó con pintores, músicos y escritores. Visitó varios países europeos y Oriente; volvió a París decidido a ser escritor, y luego a Buenos Aires. En 1912 frecuentaba un grupo de artistas y escritores de las clases altas; conoció a Adelina del Carril, con quien se casó un año después.
En 1915 publicó El cencerro de cristal, poesía, y Cuentos de muerte y sangre, relatos al estilo de Horacio Quiroga, por cuya mediación algunos aparecieron en Caras y Caretas. La crítica no recibió bien ni su poesía ni sus cuentos y, decepcionado, emprendió un nuevo viaje, esta vez a las Antillas, donde halló temas para la novela, Xaimaca, con parecida respuesta. Le siguieron Raucho, algo autobiográfica, y Un idilio de estación, publicada luego con el título de Rosaura.
Cuando terminó la Primera Guerra Mundial, volvió a París y escribió los primeros capítulos de Don Segundo Sombra, en cuya redacción trabajó los años siguientes.
Atraído por la teosofía y el esoterismo, se inspiró para los Poemas místicos, Poemas solitarios y El sendero, obras publicadas póstumamente por su viuda. De vuelta en la Argentina se vinculó a los jóvenes vanguardistas, participó en la dirección de la revista literaria Proa y colaboró en las publicaciones Martín Fierro y Valoraciones.
Se puede afirmar que halló su voz definitiva en Don Segundo Sombra, que obtuvo un éxito inmediato. Con prosa cuidada, narra en primera persona la historia del joven Fabio Cáceres, quien encuentra en el arriero Segundo Ramírez Sombra al maestro que le permite convertirse en hombre. Se trata de una novela de aprendizaje que narra las vicisitudes de la vida del campo y las particularidades de ese ámbito rural amenazado de extinción por la expansión del progreso.
Tiene un fuerte tono elegíaco, a través del que se configuran una mirada melancólica respecto al pasado y una decidida apuesta de rescate de unos valores que se proponen como intrínsecamente argentinos.
Güiraldes dedicó varios años a la composición de Don Segundo Sombra: comenzó a escribirla en París en 1920 y la terminó en la Argentina años después, cuando el panorama literario porteño estaba dominado por la vanguardia. Los poetas aglutinados en las revistas Martín Fierro y Proa estuvieron entre sus primeros lectores y fueron también quienes dedicaron elogios y reconocimientos que borraron definitivamente el estigma del "fracaso" asociado a su figura, como consecuencia de la nula aceptación crítica de sus primeras obras.
En 1927 viajó por última vez a Francia, a Arcachon, por su estado de salud fue llevado a París y murió en la casa de su amigo Alfredo González Garaño, víctima de la enfermedad de Hodgkin (cáncer de los ganglios). Sus restos fueron trasladados a Buenos Aires para darle sepultura en San Antonio de Areco.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

Entradas populares de este blog

AÑORALGIAS Santiago querido

La Secco Somera lista (a completar), de lo que hay todavía en la ciudad mágica habitada por los santiagueños, sus sueños y saudades Algunas cosas que antes sabía haber en Santiago y no hay más, se perdieron para siempre, consignadas en este sitio para que al menos quede su recuerdo. Esta lista la publiqué hace algunos años en Feibu y los amigos la completaron. 1 Helados “Kay”, más ricos no hay. 2 El auto Unión, (con motor de dos tiempos, como la Zanella). 3 Las heladeras Vol-Suar. 4 Las prohibidas del Renzi (¡Coca!, cuánto amor). 5 La bilz de Secco (la de ahora no es lo mismo, qué va a ser). 6 El Santa Ana, El Águila, empresa Robert, el Manso llegando desde el fondo del saladillo. 7 Cheto´s bar. 8 El peinado batido de las mujeres. 9 El jopo (ha vuelto, pero como mariconada). 10 La nueva ola y los nuevaoleros. 11 El Tuco Bono. 12 El departamento Matará. 13 Panchito Ovejero vendiendo billetes de lotería. 14 La Porota Alonso. 15 La Gorda de Anelli. 16 Tala Pozo. 17 Mi tata. 18 Panadería L

LEYENDA El remís con chofer sin cabeza

Imagen de Facebook de David Bukret Un misterioso auto circula por las calles de Santiago y La Banda: un caso que está dando que hablar en todos lados Un hombre detiene su motocicleta en el parque Aguirre, lleva una mujer atrás, son las 3 de la mañana. Se apean debajo de un eucalipto, justo cuando empiezan a besarse aparece un auto, un remís que los encandila y se queda parado, como esperando algo. Ella pega un grito: “¡Mi marido!”, suben de nuevo a la moto y se van. Antes de irse, el hombre observa que en el remís no hay nadie, parece vacío, pero ya ha acelerado, a toda velocidad y no se va a detener. Ha pasado varias veces, según cuentan los parroquianos en el café con nombre y apellido, en una historia que va pasando de mesa en mesa, repitiéndose todos los días con más detalles. Las mentas hablan de un remís que aparece de manera impensada, no solamente cuando detecta traiciones amorosas, sino que asustó a varios muchachos que andaban trabajando de noche en casas que no eran las suya

EVOCACIÓN El triste final de la Dama de Hierro

Mercedes Marina Aragonés El recuerdo para quien el autor de esta nota llama Dama de Hierro, algunas anécdotas y la apreciación sobre una personalidad controvertida Por Alfredo Peláez No fue el final que posiblemente soñó en sus años de poder y esplendor. Cuando el nombre Nina paralizaba hasta el más taimao. Se fue en silencio, casi en puntas de pie, como vivió sus últimos años. Muy pocos lloraron a Marina Mercedes Aragonés de Juárez, la dama que supo ser de hierro, en tiempos idos. Seguramente coqueteó en esos años con un funeral al estilo Evita, con su féretro en el salón principal de la Casa de Gobierno, o en el Teatro 25 de Mayo, y largas colas de santiagueños para darle el último adiós. Pero solo fueron sueños de diva. Nada de eso ocurrió. Los diarios santiagueños apenas se hicieron eco de su fallecimiento. Al fin y al cabo, más importante eran los 470 años del pago que ella intento domesticar a rienda corta y chicote. Quedarán miles de anécdotas que la tuvieron como protagonista.