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Persona humana por nacer |
El 27 de febrero del 2018, la revista austríaca 'Ikarus' publica una denuncia sobre una red de tráfico de fetos destinados a la industria cosmética
El 27 de febrero del 2018, la revista austríaca 'Ikarus' publicó una denuncia sobre una red de tráfico de fetos destinados a la industria cosmética. Los embriones provenían de dos de las principales clínicas de aborto en Viena: una ubicada en la calle Fleischmarkt y otra en el distrito 2, en la ribera norte del Danubio. La investigación de 'Ikarus' reveló un vacío legal que permitía este comercio.Dos periodistas de la revista se hicieron pasar por representantes de una empresa francesa de cosméticos y contactaron a dos empleados de la morgue de la Policlínica de Viena. Estos empleados se encargaban de obtener beneficios económicos de los más de 70.000 abortos anuales en Austria, vendiendo los fetos a 30 dólares cada uno. Además de los fetos, también se comerciaban otras partes humanas como testículos y meninges obtenidos de autopsias.Este escándalo no es un caso aislado. Según la misma revista, en 1975 y 1976, la compañía norteamericana Flow Laboratories Incorporated había importado más de 4.000 fetos anuales de Corea del Sur, enviados congelados en contenedores de plástico por Japan Airlines, a un costo de 25 dólares por unidad.
En 1982, un parlamentario belga denunció que había mujeres embarazadas dispuestas a abortar en el sexto mes para vender sus embriones a la ciencia o a la industria cosmética. El 9 de mayo de 1984, 'Le Quotidien de Paris' publicó un anuncio que destacaba las propiedades de una crema facial elaborada con Helichrysum, un compuesto derivado de embriones humanos.
La empresa suiza Neocutis también fue mencionada en reportes online vendiendo una crema experimental desarrollada en la Universidad de Lausana, que usaba tejido de piel de un feto abortado de 14 semanas. Esta crema, según se informó, aceleraba significativamente la cicatrización y la reparación de quemaduras. Patrick Hohlfeld, uno de los creadores, defendió su uso argumentando que los beneficios médicos para las víctimas de quemaduras eran notables, a pesar de la controversia moral.
En Alemania, entre 1981 y 1997, la empresa KEG utilizó fetos abortados para producir 136 toneladas de un granulado orgánico no tóxico, que luego fue vendido a la Oficina de Limpieza Urbana de Berlín para asfaltar calles.
Theresa Deisher, fisióloga molecular, ha señalado el uso extendido de tejidos fetales en la biotecnología moderna. Según el 'Puget Sound Business Journal', la Universidad de Washington solicitó más de 4.400 partes de cuerpos fetales en el 2009 para investigación biomédica, con investigadores indicando que el tejido cardiaco más óptimo proviene de fetos de 22 semanas. Deisher también comentó sobre el uso de estos tejidos no solo en investigación sino también como terapias para condiciones como accidentes cerebrovasculares y la enfermedad de Parkinson.
En Austria, desde la legalización del aborto en 1974, se permite bajo ciertas condiciones como el riesgo a la salud de la madre o malformaciones fetales graves, sin límite hasta la semana 14 del embarazo. A raíz de estas revelaciones, el gobierno austríaco ha intensificado el control sobre la industria cosmética, prohibiendo explícitamente la venta de fetos y estableciendo que deben ser enterrados o incinerados tras su extracción.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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