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ENTREVISTA Carlos Figueroa

Figueroa

Un vate santiagueño entrega su visión de la poesía

Carlos Eduardo Figueroa es uno de los poetas de Santiago, de la generación del 60, la que empezó a destrabar las palabras para llevarlas a otra dimensión lírica.
Silencioso, callado, serio y siempre muy amable, dice que nació en Buenos Aires en febrero de 1939. Sus primeros años estudió en la escuela Nicolás Avellaneda, la secundaria la hizo en la Escuela de Comercio, en la que se recibió de perito mercantil y los estudios universitarios los realizó en las Universidades de Buenos Aires y de Tucumán, se recibió de Contador Público en 1963.
Hasta la fecha ha publicado “Los juguetes del sueño” 1978, “Diálogo secreto” 1984 (traducido al alemán por María Bamberg), “Señales de dos mundos” 1993, “Soles de la memoria” 19998, “Días sin regreso” 2005, “La palabra encendida” 2008, “Los rostros del tiempo” 2011. Está incluido en la antología “Poesía Argentina Contemporánea, editada por la Fundación Argentina para la Poesía, una de las más importantes del país.
Vivió en Buenos Aires, Tucumán y Berlín, en esta última ciudad estuvo tres años. Estuvo becado seis meses en Río de Janeiro, Brasil, para estudiar formulación de proyectos. Está casado, tiene cuatro hijos, un varón y tres mujeres y cuatro nietos, tres mujeres y un varón.
Cuando se le pregunta si tiene algo más para agregar a su historia personal sostiene que “esto es todo lo que puedo aportar sobre mi vida, como un simple habitante de provincia, agradecido de lo conseguido en lo profesional y en lo artístico.
A continuación, una entrevista en la que muestra con sencillez lo que tiene que decir de su poesía, sus ideas, sus maestros y los poetas que admira.
-Qué es la poesía, amigo o en todo caso por qué escribe. Qué o quiénes lo impulsaron a dedicarse a este difícil género de la literatura.
-En principio quiero aclarar que el tema de la poesía está tomado, en mi caso, como la visión de alguien que no ha estudiado literatura. Por ello pienso que los lectores de esta entrevista pueden disentir o no con mis apreciaciones sobre este maravilloso quehacer literario, ya que la poesía “es algo sin tiempo ni medida”, el poema es la materialización de ese absoluto en un texto literario. 
Los académicos hablan de un género literario, al igual que la narrativa (la novela, el cuento).
Cada uno puede tener una visión personal sobre la poesía, lo importante es ser auténtico y expresar su propia voz, no copiar a nadie porque ello nos priva del goce de crear algo nuevo que se incorpora al mundo de la cultura.
Al respecto comparto con usted lo que opina Diana Bellesi:
“La poesía es la hija díscola y subversiva de la lengua”
“La escritura de un poema es un acto de fe”
“Hay que despegarse de la coraza desplegada por el peso normativo de la lengua, hacer lugar a lo inesperado y al silencio, es en la aventura de la incertidumbre donde abreva la poesía”.

En lo personal, el hecho poético me llega desde el pasado, porque el presente es fugaz y sucesivo. Escribir sobre la emoción es propio de los poetas líricos, porque siempre está presente el recuerdo de alguien que golpea las puertas de nuestro corazón.
Mis comienzos se remontan al último curso de la Escuela de Comercio, cuando tenía por compañero a Felipe Corpos, quien nos incitaba a escribir poemas, él era mayor que nosotros y ya escribía muy buenos poemas.
Después me alejé un poco de la poesía cuando comencé a estudiar ciencias económicas en Buenos Aires y en Tucumán, aunque siempre que podía asistía a recitales de poetas consagrados de aquella época en los años 1957 a 1963. La llama de la poesía ya estaba prendida en mí.
En el año 1963, siendo ya contador, viajé a Berlín, junto a un grupo de estudiantes del idioma alemán. Estaba prevista una estadía de seis meses, pero me quedé tres años.
-Para quién escribe, es decir ¿piensa en alguien en particular cuando redacta una poesía o sólo en lo que se le va ocurriendo?
-En mi caso, al haberme dedicado solamente a la poesía, escribo cuando me llega el hecho poético o motivo generador del poema, después comienza la tarea de llevar el tema al texto. En ese momento uno se encuentra solo, nadie puede apoyarlo.
-¿Tiene horas del día para escribir o alguna rutina a la hora de ponerse a escribir versos?, ¿se le ocurren en la calle, en la casa, en otro lugar?, ¿escribe con lápiz, lapicera o directamente teclea la máquina?
-Cuando el tema se presenta lo escribo donde esté y a cualquier hora, lo anoto en un papel que tenga a mano para que no se me escape, luego comienza la ardua tarea de encontrar las palabras apropiadas, la búsqueda de sonidos acordes al texto literario. En este momento surge la impronta personal, el uso de las palabras preferidas que tiene todo poeta y que definen su estilo.
Cuando el poema está encaminado, lo grabo en la computadora y comienzo a trabajar sobre él, especialmente a la mañana, cuando las correcciones se hacen con más decisión. Cuantas veces estuve empantanado en un texto en la noche, pero al día siguiente lo tenía resuelto. Parece que nuestro cerebro sigue trabajando mientras dormimos.
-¿Cuáles son sus influencias más marcadas?, ¿Es cierto que una de los predominios más grabados en su poesía es el de la poetisa Olga Isabel Chams Eljach, que firmaba sus poemas como Meira Delmar?, ¿cómo conoció su obra?, ¿estuvo alguna vez personalmente con ella?, ¿llegó a saber que tenía un seguidor en Santiago del Estero?
-Durante mis comienzos abordé la poesía lírica, más aún cuando conocí un pequeño libro de la poetisa colombiana Meira Delmar. Su lirismo me avasalló. Por suerte a través de una amiga conseguí la dirección de su casa en Barranquilla, Colombia, le envié mi libro “Soles de la memoria”. Después ella me mandó su antología personal y un disco compacto con la grabación en su propia voz de muchos de sus poemas. Estos regalos los guardo con mucho cariño.
-¿Cómo se va abriendo paso la idea de una poesía en su mente?, ¿viene primero en figuras aisladas que luego compone para hacer un verso o ya está completo cuando lo vuelca al papel?, ¿corrige mucho?
-Sólo escribo cuando tengo el tema, que surge de recuerdos, de lugares y personas que están cerca de mi estima y cariño, es lo que llamo “el hecho poético”, que se presenta como una emoción traducida en imágenes a veces muy fuertes, es entonces cuando su concreción es más rápida, en cambio si la imagen de esa emoción es difusa, la escritura se torna dificultosa. Corrijo mucho, me guía el sonido y el significado de las palabras, su ubicación adecuada en el texto que voy escribiendo.
-¿A qué poetas admira en todo el mundo?, ¿y en la Argentina tiene referentes que le gusten aunque no los haya seguido?, ¿en Santiago hay buenos poetas?, ¿quiénes son?
-Admiré a muchos poetas vigentes en mi juventud, actualmente tengo cerca los libros de Eugenio Montale, José Emilio Pacheco y Meira Delmar. Puedo decir que sólo sé de memoria uno de los poemas de la poetisa colombiana que empieza así: “yo me iré una tarde de lluvia gris, estarán como ahora silenciosos los árboles y apagados detrás de la niebla, el agua cayendo, soñando apenas, dibujará fantasmas desvaídos y ángeles tristes cerrarán las nubes con manos de marfil, entonces yo me iré tan vagamente como se va un camino y tú quedarás pensando que me he quedado quieta”. Considero que en nuestro país hay poetas muy buenos.
-¿Por qué es tan necesaria la poesía en el mundo actual, en caso de que lo sea? ¿si tuviera en sus manos la educación de los jóvenes, propendería a que estudien más letras o que sepan más de números?
-La poesía como las demás artes forman parte del acervo cultural de las personas, aunque creo que ninguno haya podido cambiar al mundo.
-¿Es necesario el estudio de la literatura para ser un buen poeta o solamente alcanza con tener inspiración y el fuego sagrado de componer las palabras?
-Cuanto más amplio sea el bagaje cultural del escritor, estará mejor preparado para incursionar en la actividad creativa, aunque en el caso de la poesía ese bagaje solo no es suficiente si no existe el genio creativo, lo que es propio de los auténticos poetas.
-¿Cómo se llama su próximo libro?, ¿sobre qué temas versará?
-Estoy preparando un nuevo libro que no tiene título todavía, me falta desarrollar algunos temas que me tienen en una encrucijada, sin poder avanzar. En este libro espero incluir poemas sobre el tiempo y algunos muy queridos, como los dedicados a mi nieto Francisco.
©Juan Manuel Aragón y El punto y la coma.

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