El prócer autonomista |
El 1 de enero de 1817 fusilaron a Juan Francisco Borges en Santiago del Estero
El 1 de enero de 1817, fue fusilado Juan Francisco Borges, precursor de la autonomía de Santiago del Estero. Había nacido el 24 de junio de 1766 en Santiago del Estero. Combatió contra la sublevación de Túpac Amaru, en la que perdió la vida su padre, Manuel Pedro. Luego, en España, fue ascendido a Capitán de los Ejércitos del Rey y se le concedió el título de Caballero Cruzado de la Orden de Santiago.
Era teniente coronel cuando estalló la Revolución de mayo de 1810. Debido a su acción Santiago se incorporó a la causa patriótica prontamente. Cuando Francisco Antonio Ortiz de Ocampo llegó a Santiago, Borges le presentó 367 hombres organizados, que se incorporaron a los expedicionarios con el nombre de “Patricios de Santiago del Estero”, que se batieron en Suipacha, Tucumán y Salta. En las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma murieron casi todos los santiagueños.
Cuando el Congreso General se va de Tucumán a Buenos Aires, Borges levantó el estandarte de la revolución federal, apoyado por las milicias locales; derrocó al teniente gobernador Gabino Ibáñez en diciembre de 1816 y se puso en su lugar, negando obediencia a Manuel Belgrano y al gobierno de Tucumán, de quien dependía. A Ibáñez lo mandó preso a Loreto.
Belgrano envió a Gregorio Aráoz de Lamadrid con 100 húsares como vanguardia de fuerzas contra Borges, detrás venía Juan Bautista Bustos, con 250 hombres y dos piezas de artillería, pero no actuó porque Aráoz de Lamadrid dispersó a los partidarios de Borges en el combate de Pitambalá, del 27 de diciembre de 1816. Borges tenía unos 500 hombres.
Borges huyó rumbo al Salado, de ahí quería pasar a Salta, buscando el apoyo de Martín Güemes. Pero luego de tres días, se refugió en la casa de los Taboada en Guaype (actual Departamento Sarmiento), parientes suyos, pero lo entregaron a Lamadrid.
José María Paz cuenta cómo fue la muerte de Borges: “Cuando a los cuatro o cinco días de la derrota se tuvo noticia de la prisión de Borges, tuve orden de salir con una partida que iba a cargo del capitán don Joaquín Lima, al puesto de Vinal, situado a diez leguas de la ciudad, a recibir al prisionero, tomarle una declaración sobre los últimos hechos y hacerlo seguir hasta la ciudad. Habíamos contado con hallar a Borges esa noche en Vinal, pero no sucedió así, y luego se tuvo noticia de que por causa de enfermedad se había demorado su marcha.
“A la mañana siguiente continuó en su solicitud, el capitán Lima con la partida, quedándome yo a esperarlo en Vinal, para llenar las formalidades de mi comisión. En todo ese día ni la noche no apareció, y a la madrugada del tercer día se me presentó el comandante Lamadrid, quien me manifestó la orden que traía de fusilarlo sin más demora que la muy precisa para recibir los auxilios espirituales. La sentencia emanaba directamente del general Belgrano; había sido remitida a Bustos, y este comisionó a Lamadrid para su ejecución.
“En la pequeña comitiva que había sacado Lamadrid de Santiago venía un religioso dominico, el Padre Ibarzábal, quien debía ofrecer sus servicios al desgraciado Borges; más como por su edad y poco ejercicio en el caballo, no pudiese acompañar la rápida marcha del comandante, se convino en que se quedase en una chacarilla que tiene el mismo convento, a dos leguas de la ciudad, debiendo Lamadrid traer allí al reo, para que fuese ejecutado después de hacer sus disposiciones cristianas.
“Bien poco agradable me había sido la comisión que se me había conferido, así es que aproveché sin trepidar la ocasión que se me presentaba de eximirme. Yo había creído que la declaración que se mandaba tomar al prisionero era para que sirviese de precedente a un juicio que, aunque fuese muy breve, llenase en cierto modo las formas; pero, desde que sin esperar éste se había extendido la sentencia y se mandaba ejecutar, ya era inútil todo esclarecimiento de un hecho que estaba juzgado. Me retiré pues, antes que viniese Borges, y antes de mediodía estuve en Santiago, sin la declaración que había ido a tomar.
“Bustos se conformó con la explicación que le dí, pero el teniente gobernador, teniente coronel don Gabino Ibáñez, que acababa de ser restituido a su empleo, se aferraba en que otras personas del vecindario habían tomado parte en la conspiración, y exigía que, sin embargo de la sentencia, declarase el reo sus cómplices. Sin embargo de haber sostenido yo la opinión contraria, venció en el ánimo de Bustos el modo de pensar de Ibáñez, y a las once de la noche recibí orden de trasladarme muy temprano, con un secretario, a la chacarilla de los dominicos, donde ya debía estar Borges. Tuve que conformarme, y serían las seis de la mañana cuando llegué al lugar en que debía ser el suplicio de aquel desgraciado jefe. El comandante Lamadrid me salió al encuentro para decirme que había llegado esa madrugada con el reo y que inmediatamente se le había puesto en capilla, con dos horas de término, las que iban ya a cumplirse. Me pareció cruel y hasta bárbaro turbar los últimos momentos de un hombre, en aquella situación, con preguntas que si él satisfacía, comprometían a sus amigos, y si negaba podían conturbar su conciencia. Por otra parte me constaba que el General en Jefe nada de esto había prevenido, antes por el contrario, dando por concluida la rebelión, había promulgado una amnistía. Tomé, pues, sobre mi responsabilidad, y esta vez sin remisión, porque el declarante iba a desaparecer, evitar la declaración, y sin bajarme del caballo, volví las riendas para la ciudad de donde acababa de salir.
“Cuando llegué a la chacra de Santo Domingo estaba ya designado el lugar del suplicio, a unas cuantas varas del rancho que ocupaba el reo, bajo un frondoso algarrobo, a cuyo tronco estaba atada una mala silla de cuero, que debía de servir de banquillo. El comandante Lamadrid me dijo que cumplidas ya las dos horas, el reo iba a ser ejecutado. Cuando me despedí se formaba ya la escolta, y no había andado ni un cuarto de legua, cuando oí la fatal descarga. Borges murió con entereza y protestando contra la injusticia de su sentencia y la no observancia de las formas, pero con los sentimientos religiosos y cristianos.
“Antes de una hora estuve en Santiago y en casa de Bustos, a quien di cuenta de lo sucedido. Manifestó por ello la más cumplida indiferencia; no así Ibáñez, quien, a pesar de nuestra relación de amistad, reprobó mi procedimiento, lo que dio lugar a acaloradas disputas. Mas no fue este el único punto en que discordó, como lo voy a referir.
“El mismo día llegó el parte de haber sido detenidos y presos en Ambargasta, jurisdicción también de Santiago, Gonsebat y Lugones, que muy luego llegarían a la ciudad. Al primero no lo conocía yo, pero el segundo era oficial de mi regimiento, y había sido antes de mi compañía; había sido también mi particular amigo, aunque en el tiempo precedente se hubiesen resfriado nuestras relaciones, por efecto de esas ideas anárquicas que empezaban a fermentar en su cabeza.
“A más del interés que me inspiraba Lugones, mis principios y mi corazón me hacían desear que no se derramase más sangre. Creí, pues, que debía hacer algo para detener el golpe terrible que lo amenazaba, cuya gracia naturalmente sería extensiva a los otros exceptuados. Me llegué al coronel Bustos a rogarle con el mayor encarecimiento, que al dar cuenta de la prisión de Lugones, lo recomendara al General, y me empeñé con los comandantes Lamadrid y Morón para que me secundasen en mi solicitud. El coronel Bustos me lo prometió, y estoy persuadido de que lo hizo; el hecho fue que Lugones perdió su empleo, quedando destinado a servir como “aventurero” (2) en el ejército, y subsistió así por algún tiempo, quedando al fin, de nuevo, en su clase; siendo ésta la única pena a que se le condenó. Gonsebat y Montenegro salvaron también sus vidas a costa de algún tiempo en prisión y privación de sus empleos.
“El general Belgrano no debió arrepentirse de la indulgencia con que trató a los últimos, siéndome sensible no poder decir lo mismo de la sentencia (si puede llamarse sentencia un decreto de muerte, sin juicio, sin forma alguna y sin oír al reo) precipitada que hirió a Borges. ¿Creyó acaso el General que la demora de la ejecución, podía dar motivos a nuevas turbaciones? No lo sé; pero si así fuese se equivocó completamente, pues la rebelión estaba tan terminada, como el caudillo había sido arrestado por sus mismos paisanos y en el mismo teatro de sus aspiraciones. De cualquier modo, nunca podía faltar tiempo para que se juzgase sumariamente y se oyesen sus descargos. Lo singular es que el General, que tanto predicaba la obediencia y la observancia de las leyes, las violase invocándolas, sin que ninguna autoridad superior le hiciese cargo.”
En cumplimiento de las órdenes de Belgrano, y sin juicio previo ni defensa, fue fusilado el 1 de enero de 1817.
Más acontecimientos
1502 — Américo Vespucio descubre la Bahía de Guanabara, donde luego se fundó la ciudad de Río de Janeiro.
1521 — Martín Lutero es excomulgado.
1521 — Fallece el Papa León X.
1536 — Francisco Pizarro nombra a Diego de Agüero regidor perpetuo de Lima.
1574 — Sebastián Barba de Padilla funda Oropesa (Cochabamba).
1759 — Se casa Jorge Wáshington.
1631 — Nace Nicolás Stenon, anatomista.
1680 — Se funda la Colonia del Sacramento, frente a la isla San Gabriel.
1775 — Nace José Moldes.
1781 — Gabriel de Avilés llega al Cuzco a iniciar la represión de Túpac Amaru.
1801 — José Piazzi descubre a Ceres, desde Palermo.
1804 — Haití declara la independencia.
1809 — Estalla la revolución de Martín de Álzaga contra el virrey Santiago de Liniers.
1811 — Manuel Belgrano asciende a subteniente al soldado Juan Felipe Ibarra.
1820 — Rafael del Riego subleva las tropas en Cádiz.
1822 — Se funda en Buenos Aires la Sociedad Literaria, que luego editó dos periódicos: El Argos y La Abeja Argentina.
1823 — Nace Juan León Palliere.
1823 — Se funda la Sociedad Literaria.
1826 — Comienza la guerra con el Brasil.
1829 — Llega a Buenos Aires la segunda división del ejército del Brasil comandada por José María Paz.
1837 — Fallece María Mercedes Lasala de Riglos primera presidenta de la Sociedad de Beneficencia.
1843 — Se suprime la esclavitud en el Paraguay.
1850 — Nace Baltazar Iramain, fiscal de estado y redactor de uno de los primeros reglamentos policiales de Santiago del Estero.
1863 — Abraham Lincoln proclama la emancipación de los esclavos.
1871 — Comienza a regir el Código Civil.
1876 — Se sublevan contra la autoridad nacional las tribus de José Catriel, Namuncurá, Baigorrita, Pincén y chilenos.
1882 — Se inaugura la estatua de Adolfo Alsina.
1883 — Nace en Proskuroff, Rusia, Alberto Gerchunoff, escritor y periodista.
1885 — En La Plata es inaugurada la casa de Dardo Rocha, construida en 40 días.
1905 — Se funda el Club Atlético Independiente.
1910 — Se funda el Club Atlético Vélez Sarsfield.
1911 — Se funda el Cañuelas Fútbol Club.
1912 — Se crea la República de la China.
1916 — Nace el escritor, estudioso del tango y abogado franco-argentino Luis Adolfo Sierra, que documentaría la evolución instrumental de la orquesta típica.
1926 — Se funda ‘El Norte’, diario de San Nicolás.
1945 — La policía de Buenos Aires se convierte en Policía Federal.
1947 — El padre Leonardo Castellani llega a Génova.
1949 — Nace Carlos Ernesto Bazán en Catamarca, cantor, autor, compositor, integra el Trío San Javier, en 1984, en reemplazo del Paz Martínez, como primera guitarra y primera voz.
1952 — Nace Jesús Corazza, en Mendoza, cantor y bombisto.
1953 — Francisco Javier González inicia el IV Centenario de Santiago del Estero.
1959 — Triunfa la revolución socialista en Cuba liderada por Fidel Castro.
1969 — Se pone en vigencia el peso ley 18.188.
1974 — Fallece el cuentista y periodista bonaerense Manuel Peyrou.
1977 — El Servicio de Hidrografía Naval comienza a irradiar el servicio radioeléctrico de aviso a los navegantes urgentes a nivel mundial. Es la página de cabecera de este blog, para saber la hora de salida y puesta del sol y la luna.
1982 — Nace el tenista cordobés David Nalbandián.
1985 — Nace Luis Miguel Rodríguez, “La Pulga”, en Simoca, Tucumán, ídolo absoluto en Atlético Tucumán y muy querido en Colón de Santa Fe.
Belgrano envió a Gregorio Aráoz de Lamadrid con 100 húsares como vanguardia de fuerzas contra Borges, detrás venía Juan Bautista Bustos, con 250 hombres y dos piezas de artillería, pero no actuó porque Aráoz de Lamadrid dispersó a los partidarios de Borges en el combate de Pitambalá, del 27 de diciembre de 1816. Borges tenía unos 500 hombres.
Borges huyó rumbo al Salado, de ahí quería pasar a Salta, buscando el apoyo de Martín Güemes. Pero luego de tres días, se refugió en la casa de los Taboada en Guaype (actual Departamento Sarmiento), parientes suyos, pero lo entregaron a Lamadrid.
José María Paz cuenta cómo fue la muerte de Borges: “Cuando a los cuatro o cinco días de la derrota se tuvo noticia de la prisión de Borges, tuve orden de salir con una partida que iba a cargo del capitán don Joaquín Lima, al puesto de Vinal, situado a diez leguas de la ciudad, a recibir al prisionero, tomarle una declaración sobre los últimos hechos y hacerlo seguir hasta la ciudad. Habíamos contado con hallar a Borges esa noche en Vinal, pero no sucedió así, y luego se tuvo noticia de que por causa de enfermedad se había demorado su marcha.
“A la mañana siguiente continuó en su solicitud, el capitán Lima con la partida, quedándome yo a esperarlo en Vinal, para llenar las formalidades de mi comisión. En todo ese día ni la noche no apareció, y a la madrugada del tercer día se me presentó el comandante Lamadrid, quien me manifestó la orden que traía de fusilarlo sin más demora que la muy precisa para recibir los auxilios espirituales. La sentencia emanaba directamente del general Belgrano; había sido remitida a Bustos, y este comisionó a Lamadrid para su ejecución.
“En la pequeña comitiva que había sacado Lamadrid de Santiago venía un religioso dominico, el Padre Ibarzábal, quien debía ofrecer sus servicios al desgraciado Borges; más como por su edad y poco ejercicio en el caballo, no pudiese acompañar la rápida marcha del comandante, se convino en que se quedase en una chacarilla que tiene el mismo convento, a dos leguas de la ciudad, debiendo Lamadrid traer allí al reo, para que fuese ejecutado después de hacer sus disposiciones cristianas.
“Bien poco agradable me había sido la comisión que se me había conferido, así es que aproveché sin trepidar la ocasión que se me presentaba de eximirme. Yo había creído que la declaración que se mandaba tomar al prisionero era para que sirviese de precedente a un juicio que, aunque fuese muy breve, llenase en cierto modo las formas; pero, desde que sin esperar éste se había extendido la sentencia y se mandaba ejecutar, ya era inútil todo esclarecimiento de un hecho que estaba juzgado. Me retiré pues, antes que viniese Borges, y antes de mediodía estuve en Santiago, sin la declaración que había ido a tomar.
“Bustos se conformó con la explicación que le dí, pero el teniente gobernador, teniente coronel don Gabino Ibáñez, que acababa de ser restituido a su empleo, se aferraba en que otras personas del vecindario habían tomado parte en la conspiración, y exigía que, sin embargo de la sentencia, declarase el reo sus cómplices. Sin embargo de haber sostenido yo la opinión contraria, venció en el ánimo de Bustos el modo de pensar de Ibáñez, y a las once de la noche recibí orden de trasladarme muy temprano, con un secretario, a la chacarilla de los dominicos, donde ya debía estar Borges. Tuve que conformarme, y serían las seis de la mañana cuando llegué al lugar en que debía ser el suplicio de aquel desgraciado jefe. El comandante Lamadrid me salió al encuentro para decirme que había llegado esa madrugada con el reo y que inmediatamente se le había puesto en capilla, con dos horas de término, las que iban ya a cumplirse. Me pareció cruel y hasta bárbaro turbar los últimos momentos de un hombre, en aquella situación, con preguntas que si él satisfacía, comprometían a sus amigos, y si negaba podían conturbar su conciencia. Por otra parte me constaba que el General en Jefe nada de esto había prevenido, antes por el contrario, dando por concluida la rebelión, había promulgado una amnistía. Tomé, pues, sobre mi responsabilidad, y esta vez sin remisión, porque el declarante iba a desaparecer, evitar la declaración, y sin bajarme del caballo, volví las riendas para la ciudad de donde acababa de salir.
“Cuando llegué a la chacra de Santo Domingo estaba ya designado el lugar del suplicio, a unas cuantas varas del rancho que ocupaba el reo, bajo un frondoso algarrobo, a cuyo tronco estaba atada una mala silla de cuero, que debía de servir de banquillo. El comandante Lamadrid me dijo que cumplidas ya las dos horas, el reo iba a ser ejecutado. Cuando me despedí se formaba ya la escolta, y no había andado ni un cuarto de legua, cuando oí la fatal descarga. Borges murió con entereza y protestando contra la injusticia de su sentencia y la no observancia de las formas, pero con los sentimientos religiosos y cristianos.
“Antes de una hora estuve en Santiago y en casa de Bustos, a quien di cuenta de lo sucedido. Manifestó por ello la más cumplida indiferencia; no así Ibáñez, quien, a pesar de nuestra relación de amistad, reprobó mi procedimiento, lo que dio lugar a acaloradas disputas. Mas no fue este el único punto en que discordó, como lo voy a referir.
“El mismo día llegó el parte de haber sido detenidos y presos en Ambargasta, jurisdicción también de Santiago, Gonsebat y Lugones, que muy luego llegarían a la ciudad. Al primero no lo conocía yo, pero el segundo era oficial de mi regimiento, y había sido antes de mi compañía; había sido también mi particular amigo, aunque en el tiempo precedente se hubiesen resfriado nuestras relaciones, por efecto de esas ideas anárquicas que empezaban a fermentar en su cabeza.
“A más del interés que me inspiraba Lugones, mis principios y mi corazón me hacían desear que no se derramase más sangre. Creí, pues, que debía hacer algo para detener el golpe terrible que lo amenazaba, cuya gracia naturalmente sería extensiva a los otros exceptuados. Me llegué al coronel Bustos a rogarle con el mayor encarecimiento, que al dar cuenta de la prisión de Lugones, lo recomendara al General, y me empeñé con los comandantes Lamadrid y Morón para que me secundasen en mi solicitud. El coronel Bustos me lo prometió, y estoy persuadido de que lo hizo; el hecho fue que Lugones perdió su empleo, quedando destinado a servir como “aventurero” (2) en el ejército, y subsistió así por algún tiempo, quedando al fin, de nuevo, en su clase; siendo ésta la única pena a que se le condenó. Gonsebat y Montenegro salvaron también sus vidas a costa de algún tiempo en prisión y privación de sus empleos.
“El general Belgrano no debió arrepentirse de la indulgencia con que trató a los últimos, siéndome sensible no poder decir lo mismo de la sentencia (si puede llamarse sentencia un decreto de muerte, sin juicio, sin forma alguna y sin oír al reo) precipitada que hirió a Borges. ¿Creyó acaso el General que la demora de la ejecución, podía dar motivos a nuevas turbaciones? No lo sé; pero si así fuese se equivocó completamente, pues la rebelión estaba tan terminada, como el caudillo había sido arrestado por sus mismos paisanos y en el mismo teatro de sus aspiraciones. De cualquier modo, nunca podía faltar tiempo para que se juzgase sumariamente y se oyesen sus descargos. Lo singular es que el General, que tanto predicaba la obediencia y la observancia de las leyes, las violase invocándolas, sin que ninguna autoridad superior le hiciese cargo.”
En cumplimiento de las órdenes de Belgrano, y sin juicio previo ni defensa, fue fusilado el 1 de enero de 1817.
Más acontecimientos
1502 — Américo Vespucio descubre la Bahía de Guanabara, donde luego se fundó la ciudad de Río de Janeiro.
1521 — Martín Lutero es excomulgado.
1521 — Fallece el Papa León X.
1536 — Francisco Pizarro nombra a Diego de Agüero regidor perpetuo de Lima.
1574 — Sebastián Barba de Padilla funda Oropesa (Cochabamba).
1759 — Se casa Jorge Wáshington.
1631 — Nace Nicolás Stenon, anatomista.
1680 — Se funda la Colonia del Sacramento, frente a la isla San Gabriel.
1775 — Nace José Moldes.
1781 — Gabriel de Avilés llega al Cuzco a iniciar la represión de Túpac Amaru.
1801 — José Piazzi descubre a Ceres, desde Palermo.
1804 — Haití declara la independencia.
1809 — Estalla la revolución de Martín de Álzaga contra el virrey Santiago de Liniers.
1811 — Manuel Belgrano asciende a subteniente al soldado Juan Felipe Ibarra.
1820 — Rafael del Riego subleva las tropas en Cádiz.
1822 — Se funda en Buenos Aires la Sociedad Literaria, que luego editó dos periódicos: El Argos y La Abeja Argentina.
1823 — Nace Juan León Palliere.
1823 — Se funda la Sociedad Literaria.
1826 — Comienza la guerra con el Brasil.
1829 — Llega a Buenos Aires la segunda división del ejército del Brasil comandada por José María Paz.
1837 — Fallece María Mercedes Lasala de Riglos primera presidenta de la Sociedad de Beneficencia.
1843 — Se suprime la esclavitud en el Paraguay.
1850 — Nace Baltazar Iramain, fiscal de estado y redactor de uno de los primeros reglamentos policiales de Santiago del Estero.
1863 — Abraham Lincoln proclama la emancipación de los esclavos.
1871 — Comienza a regir el Código Civil.
1876 — Se sublevan contra la autoridad nacional las tribus de José Catriel, Namuncurá, Baigorrita, Pincén y chilenos.
1882 — Se inaugura la estatua de Adolfo Alsina.
1883 — Nace en Proskuroff, Rusia, Alberto Gerchunoff, escritor y periodista.
1885 — En La Plata es inaugurada la casa de Dardo Rocha, construida en 40 días.
1905 — Se funda el Club Atlético Independiente.
1910 — Se funda el Club Atlético Vélez Sarsfield.
1911 — Se funda el Cañuelas Fútbol Club.
1912 — Se crea la República de la China.
1916 — Nace el escritor, estudioso del tango y abogado franco-argentino Luis Adolfo Sierra, que documentaría la evolución instrumental de la orquesta típica.
1926 — Se funda ‘El Norte’, diario de San Nicolás.
1945 — La policía de Buenos Aires se convierte en Policía Federal.
1947 — El padre Leonardo Castellani llega a Génova.
1949 — Nace Carlos Ernesto Bazán en Catamarca, cantor, autor, compositor, integra el Trío San Javier, en 1984, en reemplazo del Paz Martínez, como primera guitarra y primera voz.
1952 — Nace Jesús Corazza, en Mendoza, cantor y bombisto.
1953 — Francisco Javier González inicia el IV Centenario de Santiago del Estero.
1959 — Triunfa la revolución socialista en Cuba liderada por Fidel Castro.
1969 — Se pone en vigencia el peso ley 18.188.
1974 — Fallece el cuentista y periodista bonaerense Manuel Peyrou.
1977 — El Servicio de Hidrografía Naval comienza a irradiar el servicio radioeléctrico de aviso a los navegantes urgentes a nivel mundial. Es la página de cabecera de este blog, para saber la hora de salida y puesta del sol y la luna.
1982 — Nace el tenista cordobés David Nalbandián.
1985 — Nace Luis Miguel Rodríguez, “La Pulga”, en Simoca, Tucumán, ídolo absoluto en Atlético Tucumán y muy querido en Colón de Santa Fe.
La Pulga Rodríguez |
1994 — El subcamandante Marcos, al frente del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, se levanta contra el estado mexicano.
1994 — Fallece el poeta, novelista y periodista chaqueño Oscar Hermes Villordo, biógrafo de Manuel Mujica Lainez
1994 — Entra en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Estados Unidos, México y Canadá.
1995 — Se crea la Organización Mundial de Comercio.
1999 — El euro pasa a ser la moneda única de la Unión Europea: Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal. Es moneda escritural. En el 2002 será moneda real.
2002 — Se designa presidente a Eduardo Duhalde, que acepta y jura.
2003 — Asume Luis Ignacio da Silva, “Lula”, como presidente de Brasil.
2016 — Fallece Antonio Carrizo, periodista, locutor y animador.
©Juan Manuel Aragón
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