Ir al contenido principal

LIBERALES El monopatín como vehículo de la avaricia

Van en silencio por la ciudad

Sus dueños son hijos de la avaricia y del individualismo más feroz, no quieren llevar enancado a nadie


Hoy, día de la bicicleta, la vida de muchos va en monopatín, mejor si es de los que no precisan empujarse con el pie y llevan un motorcito eléctrico. Ideal para viajar distancias cortas, si el trabajo queda más o menos a 10 cuadras o un poco más, siempre por calles parejitas y evitando los barquinazos.
Un vehículo para uno solo y de pie, nada de llevar acompañante, tampoco para el chico de la pizza. Uno los ve pasar por la ciudad, silenciosos, discretos y sabe que su dueño es un individualista. Es un tipo que tiene ganas de tomar un helado, va y lo toma, quiere ir al cine, va al cine, quiere un monopatín, paga las cuotas en la agencia o en la monopatinería y lo tiene, pero nunca invita a nadie, porque no tiene cómo. Y es quizás la razón por la que lo adquirió. Además, que cada uno se haga cargo de sí mismo, che.
Visto desde ahora es el automóvil del futuro, hecho para uno solo. Alejada del “vení que te acerco”, con el que los dueños de un auto invitan a los vecinos cuando los ven en la parada del colectivo. Al menos es lo que hacíamos antes. El monopatín, como su nombre lo indica es para no convidar a nadie, como un helado, un chicle, el calzoncillo, la novia.
Llegan al trabajo, a la casa del amigo, al café, adonde sea que fueron, lo doblan, lo ponen bajo el brazo y lo llevan con ellos. Porque lo mío, ¿saben de quién es?, ¡mío!
Usted dirá que la motocicleta, el auto también son de alguien. Sí señor, pero no tienen ese cachito de inmoralidad liberal del monopatín y perdone que se lo diga así. Esa obscenidad que hace que el liberalismo sea un régimen avaro, tacaño y siempre deseando lo que es de los demás. (A esta altura de la remembranza, me imagino que ya no hay que explicar los males del liberalismo ni de su hijo putativo, el socialismo).
Así como la monarquía es el gobierno de uno, el monopatín es el traslado del yo en un artefacto moderno, en el que es imposible llevar enancado a alguien. Porque, ¿ya lo dije?, primero yo, después yo, siempre yo y, por las dudas yo.
Van por la ciudad como un aire sin rostro, pasando por entre los autos, ligero viento, llevando almas que no compartirán jamás un chupetín. Si alguna vez uno de ellos se para junto a usted esperando el verde del semáforo, convídeles un caramelo. No rechazarán la oferta, sino que lo guardarán rápidamente en el bolsillo, sin dar las gracias y mirarán para otro lado. No lo digo por cálculo, sino porque hice la prueba y es como le cuento.
Posta.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Jajaja! Y yo muerta de envidia, porque ya no tengo edad para comprarme uno y ando haciendo los trámites a pie! Pero son bonitos!

    ResponderEliminar
  2. Me encanta el monopatín.
    Será porque deja librado el andar al PROPIO ESFUERZO, sin depender de nadie, ni de asistencia alguna. ( no el eléctrico), lo contrario al colectivo, que te llevan amontonado, y por un recorrido ya diagramado, vaya a saber por quién.
    Y si lo relacionamos con la economía es correcta la apreciacion respecto a que "es liberal", y agregaría, "es para libres pensadores", alejados de los tabúes y las etiquetas.
    Todo lo contrario al SOCIALISMO, POPULISMO, NAZIONALISMO. Si el mundo se hubiese manejado con los liberales libre pensadores, no existirían las GUERRAS.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

EFEMÉRIDES SANTIAGUEÑAS Del 8 de julio

¿Mengele o Ascher? En 1985, el juez del crimen de La Banda empieza un expediente para dilucidar si un criminal nazi había vivido en esa ciudad El 8 de julio de 1985, el juez del crimen de La Banda Andrés Francisco Miotti inicia una investigación para saber si Gualterio o Walter Ascher era el criminal de guerra nazi José Mengele. Unos días antes, el diario El Liberal había publicado una sensacional historia, casi una confirmación de la leyenda urbana que sostenía que un criminal de guerra nazi, había vivido en La Banda con un nombre supuesto. Walter o Gualterio Ascher había vivido en La Banda entre fines de la década del 40 y principios del 50 y se sospechaba que podría haber sido un nazi prófugo de los tribunales de Núremberg. Para iniciar su investigación, el fotoperiodista Jesús del Carmen Martínez, conocido como “Chito”, amplió una fotografía de Mengele, tomada de un libro sobre la II Guerra Mundial y la mostró a quienes decían haber conocido a Ascher. Les preguntaba si sabían ...

TRENES Voces de madrugada

Johny Barrionuevo canta en el Urquiza Un cantor santiagueño recorre el Roca llevando canciones del alma, recuerdos del pago y la memoria de los amigos que quedaron atrás Todos los días salgo de mi casa, Pellegrini 1458, Burzaco, bien de madrugada. Trabajo en el tren Roca, pero no soy ferroviario. Soy el que ameniza el viaje de los pasajeros, cantando canciones que quizás les quedaron prendidas en el alma como abrojo en la tira de las zapatillas, y les recuerdo su infancia, su juventud, allá lejos, algún bosque norteño, con los parientes que se quedaron para siempre jóvenes en sus pensamientos. También voy a fiestas; me llaman para amenizar asados, celebraciones, esas cosas. Fue mucho mi penar andando lejos del pago Tanto correr pa' llegar a ningún lado Y estaba donde nací lo que buscaba por ahí. Me despierto a las cinco de la mañana y a las seis y media ya estoy en el tren, siempre cantando lo mismo. "La del Puente Carretero" y "Añoranzas" no pueden faltar; cuan...

ÉPOCA Viejos son los viejos

Un viejo Uno tiene solamente la edad que marca el almanaque: porque la juventud no es una cuestión de voluntad sino del reloj ¿De qué tiempo sos?, me preguntan a veces mis hijos. No sé, no tengo idea, respondo; de este, creo, y seguirá siendo mi tiempo hasta que me muera. Bueno, de qué tiempo vienes, aclaran, porque ahora son todos de la “generación X”, la “generación Y” o la “generación Z”. No, les digo. Vengo de una época en que a veces los hombres tomaban hasta emborracharse deltodamente y caer desmayados, pero una dama, una señorita, una mujer, a lo sumo sorbía una copita y se alegraba un poco, nada más. No como ahora, que los domingos a la mañana andan tiradas por las calles, y el lunes no sabrán qué hicieron, con quién o con cuántos ni dónde ni —peor todavía— cómo. En esos tiempos una mujer era más bella cuando más mujer era, no cuando se parecía a los hombres; a esas les decíamos “marimachos”, así, redondamente. Vengo del tiempo en que la gente se miraba cara a cara para hablar,...

1927 ALMANAQUE MUNDIAL Bernardini

Micheline Bernardini El 1 de diciembre de 1927 nace Micheline Bernardini, estríper, desnudista, primera mujer que se anima a lucir una bikini en público El 1 de diciembre de 1927 nació Micheline Bernardini en Colmar, departamento de Haut-Rhin, Francia. Fue una estriper, desnudista, de origen italiano, famosa por haber sido la primera mujer que se animó a lucir una bikini en público. Su familia emigró de Italia a Francia en una época en la que los movimientos migratorios entre ambos países eran comunes, especialmente en regiones fronterizas como Alsacia. Desde joven, mostró un carácter audaz y poco convencional, lo que la llevó a trabajar como bailarina exótica en el célebre Casino de París, prestigioso cabaret del número 16 de la Rue de Clichy, en París. Este lugar, fundado en 1890, era conocido por sus espectáculos de variedades y su ambiente atrevido, en el que actuaban artistas que desafiaban las normas sociales de la época con sus actuaciones cargadas de sensualidad y glamour. En 1...

BICHOS Me presento, soy la juanita

Hedionda juanita Breve historia de un molesto bicho que todos los veranos vuelve a los pueblos con su historia a cuestas Yo soy la juanita, así nomás, con minúsculas, porque soy nombre genérico, como león, torcaza, omeprazol. Nada de delicadezas ortográficas para mí. Las únicas que llevan mayúscula son Juanita Simón, Juanita Viale, Juanita Tinelli, Juanita Repetto, sor Juana Inés de la Cruz. A nosotras nadie nos invita a una foto ni a una alfombra roja; con suerte ligamos un chancletazo bien aplicado. En las tradiciones argentinas, al menos, no figuramos como protagonistas de ninguna leyenda, cuento, mito, fábula, novela o quimera. Ni siquiera se dignaron a inventarnos una superstición digna, de esas que asustan changuitos. Y eso que nuestra pestilente presencia, si algo tiene, es potencial narrativo. Sin embargo, apenas ocupamos un rincón mínimo del acervo pop-folklórico del país. En la Sociedad Argentina de Autores y Compositores hay contadas canciones que llevan mi nombre —con o sin...