![]() |
La bendición a los chicos |
Una celebración católica que antiguamente tenía rituales seguidos por muchos
En la antigüedad, la Pascua era una fiesta de pastores en la que se sacrificaba un cordero como ofrenda para pedir fecundidad. Celebraban el paso del invierno a la primavera, o viceversa y lo hacían luego de la primera luna llena de la primavera (en el hemisferio norte). Pero todo cambia para bien o para mal.Recuerdo que cuando era niño, los padrinos agasajaban a sus ahijados en Navidad, por lo general eran los abuelos o los tíos. En Pascuas la cosa era al revés. Eran los ahijados los que llevaban regalos a los padrinos, una gallina, si estaba viva mejor, que pasaba a formar parte del gallinero familiar. Mi abuela curaba a las aves del moquillo atravesando una pluma por el cogote y a las pícaras que se comían los huevos le quemaban el pico con una brasa. Cosas de antes.
Pero volvamos a las Pascuas. En esa fecha juntábamos monedas. Nos levantábamos y corríamos a pedirle la bendición a nuestros padres, después de visita a la casa de los abuelos donde por lo general se juntaba la familia y nos arrodillábamos ante cada uno, juntábamos las manos, y decíamos: "Me da la bendición". Caían las monedas en el hueco de las manos.
Algunos tíos sotretas solo te tocaban la cabeza y decían: "Que Dios te bendiga". Lo puteabas hasta las otras Pascuas. Terminabas con las rodillas coloradas y llena de tierra. Casi no había huevos los que hoy cuestan una fortuna. Si recuerdo haber comido la rosca, me gustaba lo amarillo y el huevo duro que tenían de adorno. Cosa de antes vio, cuando ibas al mercado con un peso y traías el vuelto.
Algún pícaro, muy necesitado de plata, y algo más grandecito, se presentó ante el padrino y después de pedirle la bendición, estiró las manos y le entregó un sobre: “Para que no enteren mis hermanos que a mí me ha dado más plata”, le dijo. Y el otro no tuvo mas remedio que sacar un billete de los grandes, cuando la plata valía.
©Ramírez de Velasco y el autor
Algunos tíos sotretas solo te tocaban la cabeza y decían: "Que Dios te bendiga". Lo puteabas hasta las otras Pascuas. Terminabas con las rodillas coloradas y llena de tierra. Casi no había huevos los que hoy cuestan una fortuna. Si recuerdo haber comido la rosca, me gustaba lo amarillo y el huevo duro que tenían de adorno. Cosa de antes vio, cuando ibas al mercado con un peso y traías el vuelto.
Algún pícaro, muy necesitado de plata, y algo más grandecito, se presentó ante el padrino y después de pedirle la bendición, estiró las manos y le entregó un sobre: “Para que no enteren mis hermanos que a mí me ha dado más plata”, le dijo. Y el otro no tuvo mas remedio que sacar un billete de los grandes, cuando la plata valía.
©Ramírez de Velasco y el autor
Muy bueno gracias
ResponderEliminarFelices Pascuas. Que remembranzas tan bien escritas!
ResponderEliminarLa nota es de mi amigo Alfredo Peláez y está muy bien escrita, Raúl.
EliminarMuy lindo, yo viví esas épocas
ResponderEliminar