Personaje del centro de Santiago |
Por Alfredo Peláez
Se llamó José… y fue un emblemático personaje del futbol de la entonces Liga Cultural de Santiago. Para sintetizarlo, era “el Gordo” Ovejero que durante varias temporadas jugó de árbitro en los campeonatos oficiales hasta un poco entrada la década del 60’. Fue gran amigo de mi padre y a mí me trataba con mucho cariño. Panchito, su hijo, ya fallecido mi padre, me veía y trataba de consolarme.La figura del popular gordo dentro de una cancha no dejaba de ser extraña y simpática a la vez. Hoy, Ovejero no podría haberlo hecho por su obesidad. Su peso corporal podría estimarse en casi cercano a los 200 kilos. Supo contrarrestar esas características físicas tan inapropiadas para su función deportiva al saberse ubicar dentro del terreno, inteligente y estratégicamente, a fin de no perder el desarrollo de las acciones y actuar como tal… Pero claro, cuando había que correr lo hacía con un trotecito corto que le configuraba a su imagen un cuadro muy gracioso.Retacón, de bigotes, de voz engolada, aparecía enfundado con el atuendo característico de aquellos tiempos: camisa, pantalón largo y zapatillas, todo de color blanco.
Pupi Vozza supo escribir: “Era oriundo de La Plata, y fue protagonista a la vez de una historia digna de recordar porque rescata en la sensibilidad humana de un padre sacrificado y prodigioso. Un hermoso ejemplo de amor.
“Ovejero se desempeñaba empleado público en su ciudad natal donde estaba también vinculado al futbol en una liga local. Y un día llegó al seno del hogar un hijo varón que acusa de nacimiento un espasmo por sufrimiento de parto; dolencia irreversible que ponía en peligro inminente su existencia. Se llamó ´Panchito´.
“Ante la gravedad del cuadro del recién nacido, los médicos le indicaron la posible receta a una sobrevida del niño: llevarlo a vivir a un sitio de clima seco. La opción fue entonces, Santiago del Estero por reunir entonces esas características.
"El ´Gordo´ supo contar esta historia a quien hoy la escribe.
“Me aconsejaron Santiago y no dudé en cargar a mi hijo y sin nada, instalarme allí en procura de mejorar su salud. Mi primera residencia fue la habitación de una pensión… Estábamos los dos solos. Al comienzo no conocía a nadie. Yo lo bañaba, cambiaba, lo alimentaba a biberón y ponía todo mi celo extremo por cuidarlo. Pero claro, los recursos económicos empezaron a escasear al poco tiempo y debí sumar una nueva preocupación: cómo conseguirlos.
“Fue así que en el marco de la habitual y pronta vinculación con los santiagueños cercanos, Ovejero salió a la calle a vender lotería. Panchito, mientras, acusaba una mejoría sensible en su salud y quedó al cuidado de una persona mientras su padre buscaba el sustento diario.
“Cuando la situación marcó un sensible progreso, el ´Gordo´ alquiló una casa, pudo traer al resto de la familia para radicarse definitivamente en Santiago y ayudarse económicamente con lo que el fútbol también le proporcionaba.
“Con los años, ´Panchito´ mostrando no obstante las visibles secuelas de su enfermedad, se hizo igualmente vendedor de lotería. Con su padre pasaron a convertirse entonces en caracterizados personajes del centro de Santiago en esa gestión laboral ambulatoria, actividad que centralizó sus vidas por siempre.
“Un día cualquiera de ese tiempo, el ´Gordo´ falleció… y no mucho tiempo después se iba también ‘Panchito´ quien no pudo emocionalmente sostenerse con la pérdida de aquel ser que tanto se sacrificó con él, al haberse sentido indisolublemente unidos en la vida.”
©Ramírez de Velasco y el autor
Triste final.
ResponderEliminarBuen relato que tristeza profunda
ResponderEliminarBuena gente! Seres maravillosos! La casa de la familia Ovejero era en la esquina de Maipú y Córdoba. Muy buena la historia, lo la conocía!
ResponderEliminarFredy si recuerdo a esos personajes los recuerdo tal como eran
ResponderEliminarTriste final buena gente
ResponderEliminarA DON OVEJERO Y SU HIJO " PANCHITO."., LOS CONOCI., ERAN VECINOS , VIVIAN EN UNA CASA SOBRE LA CALLE MAIPÚ., , ENTRE PRIMER PASAJE Y PARANA.! , CASI SIEMPRE., REGRESABAN A SU CASA EN TAXI.! PANCHITO.! SIEMPRE." SALUDABA A TODOS.!
ResponderEliminarQué ejemplo de paternidad!Chapeaux
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