La funcionaria norteamericana |
En esta fecha de 1997, una mujer accede por primera vez a un alto cargo del Poder Ejecutivo de Estados Unidos
El 23 de enero de 1997 Madeleine Albright, se convierte en la primera mujer en ser nombrada secretaria de Estado en Norteamérica.Se llamaba de soltera, Marie Jana Korbel y nació el 15 de mayo de 1937 en Praga, Checoslovaquia. Murió el 23 de marzo del 2022 en Washington, D.C., Estados Unidos. Fue embajadora de norteamericana en las Naciones Unidas, entre 1993 y 1997 y secretaria de Estado en el gabinete del 97 al 2001.Era hija de un diplomático checo. Después de que los nazis ocuparan Checoslovaquia en 1939, su familia huyó a Inglaterra. Aunque pasó la mayor parte de su vida creyendo que habían huido por motivos políticos, en 1997 supo que su familia era judía y que tres de sus abuelos habían muerto en campos de concentración alemanes. La familia regresó a Checoslovaquia después de la Segunda Guerra Mundial, pero el golpe comunista patrocinado por los soviéticos los convirtió nuevamente en refugiados y en 1948 se mudaron a los Estados Unidos.Se graduó de Wellesley (Massachusetts) College y se casó con Joseph Albright, miembro de la familia editorial de periódicos Medill. Después de obtener una maestría en 1968, por la Universidad de Columbia, en Nueva York, trabajó como recaudadora de fondos para la fallida campaña presidencial de 1972 del senador Edmund Muskie y luego se desempeñó como asistente legislativa en jefe de Muskie. En 1976 había recibido un Ph.D. de Columbia y trabajaba para Zbigniew Brzezinski, consejero de seguridad nacional de Jimmy Carter.
Durante las administraciones republicanas de Ronald Reagan y George H.W. Bush en la década de 1980 y principios de la de 1990, trabajó para varias organizaciones sin fines de lucro, y su hogar en Washington, D.C., se convirtió en un salón para influyentes políticos demócratas y legisladores. Al mismo tiempo fue profesora de asuntos internacionales en la Universidad de Georgetown, Washington, D.C., de 1982 a 1993.
Después de la elección de Bill Clinton, en 1992, su estrella política comenzó a ascender. Clinton la nombró embajadora ante las Naciones Unidas en 1993. Allí se ganó una reputación de tenaz defensora de los intereses norteamericanos, y promovió un mayor papel de los Estados Unidos en las operaciones de las Naciones Unidas, sobre todo en aquellas con un componente militar. Su nominación para el cargo de secretaria de Estado fue confirmada por unanimidad por el Senado en 1997.
Durante su mandato en el cargo, siguió defendiendo la intervención militar, la democracia y los derechos humanos. En 1999 impulsó los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en Yugoslavia para detener la limpieza étnica de los albaneses en Kosovo por las fuerzas yugoslavas y serbias. El conflicto de Kosovo, que algunos llamaron la Guerra de Madeleine, terminó después de 11 semanas de ataques aéreos, cuando Yugoslavia aceptó los términos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
También participó en los esfuerzos para poner fin al programa nuclear de Corea del Norte, y en el 2000 fue la funcionaria norteamericana de más alto rango en visitar el país. Sin embargo, sus conversaciones con el líder norcoreano, Kim Jong Il, no lograron llegar a un acuerdo.
Cuando terminó el segundo mandato de Clinton en el 2001, ella dejó el servicio gubernamental y fundó Albright Group, firma de consultoría con sede en Washington, D.C. Más tarde apoyó las candidaturas presidenciales de Hillary Clinton en el 2008 y el 2016.
En la última campaña fue criticada cuando dijo que “hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que no se ayudan mutuamente”, un sentimiento que había expresado a menudo durante varias décadas. Pero algunos creyeron que insinuaba que el sexo era la única consideración al elegir un candidato, y luego aclaró sus comentarios.
Como columnista frecuente sobre asuntos de asuntos exteriores, formó parte de la junta directiva del Consejo de Relaciones Exteriores. Escribió varios libros y en el 2012 recibió la Medalla Presidencial de la Libertad.
©Juan Manuel Aragón
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