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Pío XI |
El domingo 14 de marzo de 1937, el Papa Pío XI condenó el nazismo en la encíclica "Mit brennender Sorge" (“con profunda ansiedad”).La encíclica fue firmada el 10 de marzo 1937, pero llevaba la fecha Domingo de Pasión, 14 de marzo. Fue escrita en alemán, no en el latín habitual, se introdujo de contrabando en Alemania por temor a la censura y se leyó desde los púlpitos de todas las iglesias católicas alemanas en uno de los domingos más concurridos de la Iglesia, el Domingo de Ramos (el 21 de marzo de ese año).La encíclica condenó los incumplimientos del acuerdo Reichskonkordat de 1933 firmado entre el Reich alemán y la Santa Sede. Condenó la "confusión panteísta", el "neopaganismo", "el llamado mito de la raza y la sangre" y la idolatría del Estado. Contenía una vigorosa defensa del Antiguo Testamento con la creencia de que prepara el camino para el Nuevo.La encíclica afirma que la raza es un valor fundamental de la comunidad humana, que es necesaria y honorable, pero condena la exaltación de la raza, o del pueblo, o del estado, por encima de su valor estándar a un nivel idolátrico.
También declara "que el hombre como persona posee derechos que posee de Dios, y que cualquier colectividad debe proteger contra la negación, la supresión o el abandono". El nacionalsocialismo, Adolf Hitler y el Partido Nazi no se mencionan en el documento. El término Reichsregierung se utiliza para referirse al gobierno alemán.
El esfuerzo por producir y distribuir más de 300.000 copias de la carta fue completamente secreto, lo que permitió a los sacerdotes de toda Alemania leer la carta sin interferencias. La Gestapo allanó las iglesias al día siguiente para confiscar todas las copias que pudo encontrar, y se cerraron las imprentas que habían impreso la carta.
Según el historiador Ian Kershaw, alrededor de abril comenzó una intensificación de la lucha general contra la iglesia en respuesta a la encíclica. Klaus Scholder escribió: "los funcionarios estatales y el Partido reaccionaron con ira y desaprobación. Sin embargo, la gran represalia que se temía no llegó. El concordato permaneció en vigor y, a pesar de todo, la intensificación de la batalla contra las dos iglesias que entonces comenzó se mantuvo dentro de lo ordinario".
El régimen restringió aún más las acciones de la Iglesia y hostigó a los sacerdotes con procesamientos por supuesta inmoralidad y falsos juicios por abuso. Aunque Hitler no se nombra en la encíclica, el texto alemán se refiere a un "Wahnprophet", que algunos han interpretado como "profeta loco" y como una referencia al propio Hitler.
©Juan Manuel Aragón
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