Ir al contenido principal

1976 CALENDARIO NACIONAL Sábato, Borges y la dictadura

Ratti, Videla, Borges, Sábato,
Castellani y Villarreal

La historia no registra con vehemencia,  el almuerzo de un futuro adalid de los derechos humanos con el dictador sangriento

El 19 de mayo de 1976, almorzaron con Jorge Rafael Videla, los escritores Jorge Luis Borges, Ernesto Sábado y el sacerdote Leonardo Castellani.
Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato no solamente fueron complacientes con el gobierno de Jorge Rafael Videla, sino que alabaron el régimen militar, trataron de “caballeros” a los autores del golpe y criticaron al sacerdote nacionalista Leonardo Castellani porque antes de empezar el almuerzo con el dictador, se atrevió a entregarle una carta de familiares del escritor Haroldo Pedro Conti, que sigue desaparecido. Muchos años después Videla recordaría que, en la antesala de aquel almuerzo, Borges lo saludó con un: “¡Ave César, vencedor de los peronistas!”.
A la salida de aquella tenida de dos horas, Sábato dijo: "El general me dio una excelente impresión. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Me impresiono la amplitud de criterio y la cultura del presidente". Borges, algo más lacónico, pero igualmente entusiasmado, declaró: “Es todo un caballero”.
El régimen de Videla recién estaba comenzando, era mayo de 1976 y el gobierno militar quería rodearse de intelectuales, aunque fuera solamente en una fotografía, para mostrar al mundo su sensibilidad, su don de gentes y el acatamiento a la cultura argentina, codeándose con tres de sus intelectuales más conocidos en el mundo.
Allí estarían también Horacio Esteban Ratti, a la sazón presidente de la Sociedad Argentina de Escritores, el general santiagueño José Rogelio Villarreal, que había sido encargado de avisarle a María Estela Martínez que no era más la presidente de la Nación y ahora era secretario general de la presidencia.
En esos días los parientes de Conti estaban desesperados, había desaparecido el 5 de mayo, apenas unos días antes. Fueron a ver a todos los que irían al almuerzo y les llevaron una carta en que pedían su aparición con vida o, al menos alguna información sobre su paradero.
Como se observa en una de las fotografías que se tomaron aquel día, Castellani llevó un portafolios con la misiva, para entregarle a Videla. Y en medio del almuerzo le planteó la desesperación de aquella familia y se la entregó.
A la salida, Borges y Sábato criticaron ácidamente a Castellani por haber molestado a Videla con aquella inoportuna carta. Habían estado frente al salvador de la patria, ¿y este cura nacionalista se atrevía a importunarlo con el pedido de un desconocido?
Luego, cuando los militares cayeron o tal vez un poco antes, Borges y Sábato “se dieron cuenta” de lo que habían sido los militares y no perdieron la oportunidad, el uno de criticarlos y el otro de encabezar una comisión investigadora bajo cuyas pruebas la Justicia los condenó. En Santiago los hubieran calificado de “buenos olfateadores” de los cambios políticos que estaban por llegar al país, hoy —corren tiempos más guarangos— serían tildados de “panqueques”. La prensa siempre cómplice de los repentinos cambios de bando de quienes tienen por elegidos, se hizo la de creerles cuando dijeron que del 76 al 83 ignoraban lo que sucedía en la trastienda del régimen. Pero la ideología de la muerte como solución a los problemas políticos es portadora de una larga tradición en la Argentina, desde los salvajes unitarios, siguiendo por los liberales y terminando obviamente, con los socialistas. Borges venía de ser conservador y Sábato comunista.
La historia es lo que es y no hay forma de cambiarla, aunque luego lleguen quienes la narran con sus ideologías a cuestas, intentando modificar lo que se cuenta acerca de lo que sucedió. Esta anécdota vino, en cierta manera, a desmentir la teoría que sostiene que los nacionalistas apoyaron el golpe militar. 
A esa altura de su vida, Castellani era casi un prócer del nacionalismo argentino, por lo que era impensable que justamente él, intercediera por la suerte de un escritor de izquierdas. Lo que olvidaban es que también era sacerdote, buena gente y con una  clara formación católica, por lo que, ante el pedido de los familiares de Conti hizo lo que correspondía: entregar la carta a Videla.
Después se intentó decir que Castellani no entregó la carta y hay sitios de internet que la ponen en manos de Ratti. La izquierda puede bancarse a Borges y Sábato, que posteriormente fueron amigos de las Madres de Plaza de Mayo, almuercen con Videla y lo alaben, tienen todo el tiempo del mundo para esconder ese hecho en la presunta ignorancia de los autores acerca de lo que sucedía en la Argentina. Lo que no soportan es que un nacionalista se haya comportado de manera cristiana, porque soportan ninguno de ambos pensamientos, el nacionalismo y la fe en Cristo.
No toleraran el modo en que los nacionalistas criticaron la última dictadura militar, a través de la revista “Cabildo”, en la que pidieron, entre otras cosas, que si mataban gente, que fueran valientes y publicaran los nombres de los muertos como cuadra a buenos militares. No quieren que se diga que los nacionalistas imprimieron cientos de panfletos criticando la acción de los militares en todos los órdenes de la política. O que, en Santiago del Estero, fueron la única solitaria voz que se alzó para preguntarse por los detenidos y desaparecidos, mientras el resto de los políticos miraba para otra parte de manera interesada, para seguir manteniendo prebendas que venían de antaño o para ver si se acomodan en algún carguito.
Podría seguir, pero por hoy es suficiente.

Qué dijo Ernesto Sábato del golpe de 1976 en la Argentina
* “Con el presidente de la Nación (Videla), hablamos de la cultura en general, de temas espirituales, culturales, históricos y vinculados con los medios masivos de comunicación. Hubo un altísimo grado de comprensión y de respeto mutuo, y en ningún momento la conversación descendió a la polémica literaria e ideológica y tampoco caímos en el pecado de caer en banalidades; cada uno de nosotros vertió sin vacilaciones su concepción personal de los temas abordados”.
* ”Fue una larga travesía por la problemática cultural del país. Se habló de la transformación de la Argentina, partiendo de una necesaria renovación de su cultura".
* ”El general Videla me dio una excelente impresión. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Me impresiono la amplitud de criterio y la cultura del presidente".
* “La inmensa mayoría de los argentinos rogaba casi por favor que las Fuerzas Armadas tomaran el poder. Todos nosotros deseábamos que se terminara ese vergonzoso gobierno de mafiosos". (1978)
* "Desgraciadamente ocurrió que el desorden general, el crimen y el desastre económico eran tan grandes que los nuevos mandatarios no alcanzaban ya a superarlos con los medios de un estado de derecho. Porque entre tanto, los crímenes de la extrema izquierda eran respondidos con salvajes atentados de represalia de la extrema derecha. Los extremistas de izquierda habían llevado a cabo los más infames secuestros y los crímenes monstruosos más repugnantes".
* "Sin duda alguna, en los últimos meses muchas cosas han mejorado en nuestro país: las bandas terroristas han sido puestas en gran parte bajo control".
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Tal vez nunca lleguemos al fondo de las verdades ó mentiras de los actores, de ésa época tan triste para los Argentinos que amen a su Argentina.

    ResponderEliminar
  2. Cristian Ramón Verduc19 de mayo de 2023, 8:08

    Condenamos como malos a quienes nos disgustan (o decimos que nos disgustan) y ensalzamos como buenos a quienes nos gustan o decimos que nos gustan. Por ahí también es cuestión de conveniencias, aún cuando tal conveniencia sea solamente imaginada o deseada.

    ResponderEliminar
  3. Todavía falta mucho de descifrar de aquella época oscura e infame de nuestro país.Cuántos se fueron en silencio,con conocimiento de hechos que no hablaron...

    ResponderEliminar
  4. Me enferma que cuando muestras la hilacha de los zurdos y los liberales, los comentarios sean siempre un rejunte de ditirambos pseudomoralistas que lo que buscan es desviar o disminuirles la culpa a esos canallas.

    ResponderEliminar
  5. Todo el pueblo argentino apoyo el golpe del 1976, ante el desgobierno y la guerra entre la triple A ( Lopez Rega ), y los guerrilleros, con muertos todos los días. Lo que no nos imaginamos es la barbarie que venía detrás, con los secuestros, torturas y desapariciones.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

HISTORIA La Casa de los Taboada

La Casa de los Taboada, recordada en El Liberal del cincuentenario Por qué pasó de manos de una familia de Santiago al gobierno de la provincia y los avatares que sucedieron en la vieja propiedad Los viejos santiagueños recuerdan que a principios de 1974 se inundó Santiago. El gobernador Carlos Arturo Juárez bautizó aquellas tormentas como “Meteoro”, nombre con el que todavía hoy algunos las recuerdan. Entre los destrozos que causó el agua, volteó una pared del inmueble de la calle Buenos Aires, que ya se conocía como “Casa de los Taboada”. Y una mujer que había trabajado toda la vida de señora culta, corrió a avisarle a Juárez que se estaba viniendo abajo el solar histórico que fuera de la familia más famosa en la provincia durante el siglo XIX. No era nada que no pudiera arreglarse, aunque ya era una casa vieja. Venía del tiempo de los Taboada, sí, pero había tenido algunas modernizaciones que la hacían habitable. Pero Juárez ordenó a la Cámara de Diputados que dictara una ley exprop

RECUERDOS Pocho García, el de la entrada

Pocho García El autor sigue desgranando sus añoranzas el diario El Liberal, cómo él lo conoció y otros muchos siguen añorando Por Alfredo Peláez Pocho GarcÍa vivió años entre rejas. Después de trasponer la entrada principal de El Liberal, de hierro forjado y vidrio, había dos especies de boxes con rejas. El de la izquierda se abría solo de tarde. Allí estaba Juanito Elli, el encargado de sociales; se recibían los avisos fúnebres, misas, cumpleaños. Cuando Juanito estaba de franco su reemplazante era, el profesor Juan Gómez. A la derecha, el reducto de Pocho García, durante años el encargado de los avisos clasificados, con su ayudante Carlitos Poncio. Pocho era un personaje. Buen tipo amantes de las picadas y el vino. Suegro de "Chula" Álvarez, de fotomecánica, hijo de "Pilili" Álvarez, dos familias de Liberales puros. A García cuando salía del diario en la pausa del mediodía lo esperaba en la esquina de la avenida Belgrano y Pedro León Gallo su íntimo amigo Orlando

HOMBRE San José sigue siendo ejemplo

San José dormido, sueña Un texto escrito al calor de uno de los tantos días que el mundo secularizado ideó para gambetear a los santos Todos los días es día de algo, del perro, del gato, del niño, del padre, de la madre, del mono, del arquero, de la yerba mate, del bombo, del pasto hachado, de la madrastra, del piano de cola, de la Pachamama, del ropero, de la guitarra, del guiso carrero, de la enfermera, del abogado, del pañuelo usado. Todo lo que camina sobre la tierra, vuela en el cielo, nada en el agua, trepa las montañas, nada en las lagunas, patina en el hielo, surfea en las olas o esquiva a los acreedores, tiene su día. Nada como un día sin connotaciones religiosas, sólo nuestro, bien masón y ateo, para recordar a los panaderos, a las mucamas, a los canillitas, a los aceiteros, a los carpinteros, a los periodistas a los lustrines, a los soderos, a los mozos, a los vendedores, a los empleados públicos, a los policías, a los ladrones, a los jugadores, a los abstemios y a los tomad