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Juan Vital Sorrouille |
El 15 de junio de 1985 se anuncia el plan Austral, programa de estabilización monetaria que, entre otras medidas, cambia el nombre de la moneda, de peso argentino a austral
El 15 de junio de 1985 el ministro de Economía Juan Vital Sorrouille anunció el plan Austral. Fue un programa de estabilización monetaria, ejecutado en el gobierno de Raúl Alfonsín por su segundo ministro de economía, que cambió el nombre de la moneda, de peso argentino a austral.El plan consistía en el reemplazo de los pesos argentinos por una nueva moneda, el austral (₳), que sería lo mismo que 10.000 pesos argentinos. Se puso en marcha un mecanismo de desagio y eliminación de las cláusulas de indexación de los contratos en pesos y se devaluó la moneda y se congeló el tipo de cambio. El austral cotizaba a 80 centavos por dólar.Al mismo tiempo hubo un congelamiento de precios, salarios y jubilaciones de manera simultánea y sin plazo, se redujeron las tasas de interés reguladas y hubo una reducción del déficit fiscal con el aumento de las retenciones, aumento de tarifas y un “ahorro forzoso” impositivo de los contribuyentes de mayores ingresos.Sorrouille también anunció ese día pautas de emisión decrecientes, una renegociación forzada de la deuda interna y un crédito para pagar intereses vencidos de deuda externa a los bancos acreedores más la firma de una carta de intención con el Fondo Monetario Internacional.
El plan inmediatamente contuvo la inflación sin frenar la economía, pero terminó en 1988, cuando un rebrote de los precios forzó la creación de otro programa, el Plan Primavera, con el que no se evitó la hiperinflación del 89 y 90, que causó la renuncia de Alfonsín y una transición adelantada al presidente electo Carlos Menem.
Cuando asumió Alfonsín, el 10 de diciembre de 1983, el país estaba en medio de una crisis de deuda que también afectaba a las economías de la región. Su primer ministro de economía fue Bernardo Grinspun, que llegó adelante un programa keynesiano estándar, mientras buscaba declarar la deuda externa contraída por la dictadura como "Deuda Odiosa".
A raíz de esta actitud el gobierno argentino tuvo fuertes roces con la banca acreedora, liderada por el Citigroup, por la que presionó el Fondo Monetario Internacional. La puja terminó en una derrota de la posición argentina, pues el Fondo desmanteló el club de deudores que la Argentina trataba de armar para presionar.
El pago de la deuda, el bajo precio de las materias primas, que eran la principal exportación del país, presionaba el tipo de cambio y los precios, para peor, el gobierno se negaba a hacer un ajuste ortodoxo sobre los salarios.
La alta inflación más la debilidad que exhibió el gobierno luego del fracaso del proyecto de la ley Mucci lo puso en una posición crítica y hubo de buscar un acuerdo con el Fondo Monetario y algunos grupos económicos para enfrentar las elecciones legislativas de 1985.
En febrero del 85 fue desplazado Grinspun y asumió Sourrouille en su lugar, quien comenzó a trabajar en un plan para atajar la inflación, por entonces del 1 por ciento diario. Muchas de sus medidas eran condiciones exigidas por el Fondo para seguir negociando. Hasta que Alfonsín firmó un acuerdo de reescalonamiento del pago de la deuda externa que vencía ese año y el otorgamiento de un crédito suplementario de 4.200 millones de dólares.
El primer semestre del 85 se autorizaron aumentos de tarifas y precios para reordenar los precios relativos antes del congelamiento dispuesto por el Plan Austral.
Cuando comenzó el plan Austral las tarifas de los servicios públicos, todavía en manos del Estado, se congelaron, y se establecieron listas de precios máximos para los bienes de la canasta básica. Se quiso limitar el aumento de los salarios del sector privado, pero el salario real tuvo un alza importante por la reducción de la inflación (no hubo más un "retraso" del salario respecto de los precios) y por el impacto del desagio en las tarifas
El plan redujo la inflación de un día para el otro, llegando a una inflación del al 2 por ciento mensual en los primeros meses. El déficit fiscal bajó del 15 por ciento que había dejado la dictadura militar al 3,6 por ciento en 1987. Pero se requirió una fuerte expansión de la base monetaria, dado que mientras hubo inflación elevada el público buscaba deshacerse de sus pesos cuanto antes, o bien comprando dólares o bien haciendo depósitos de plazo fijo.
A fines de 1987 el austral se desvalorizó con respecto al dólar. La inflación volvió a subir mientras la recesión y los conflictos sociales se agravaban.
A mediados de 1988, el plan Austral ya estaba agotado y sus medidas no surtían efecto, por lo que el gobierno lanzó el plan Primavera. Pero tampoco se esquivó el brote hiperinflacionario con el que terminaría el gobierno de Alfonsín. Entre enero y junio de 1989 los australes multiplicaron los ceros a medida que crecía la inflación.
En 1990, durante el segundo brote hiperinflacionario, ya con Menem en la presidencia, se lanzó un billete de 500.000 australes, máxima denominación en circulación de ese signo monetario.
©Juan Manuel Aragón
El después legislador perpetuo, también trajo un plan salvador que así terminó. Hay muchas situaciones que me recuerdan a Rebelión en la granja.
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