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Ejércitos de fantasía |
No hay dos palabras que signifiquen exactamente lo mismo, por algo se dice de dos maneras; aquí se presentan los parecidos con un vocablo casi común, pero complicadito
¿Hay dos palabras que signifiquen lo mismo? No, en absoluto, si hay dos es porque nombran algo diferente. Ahá, ¿y los sinónimos entonces? Tienen un significado parecido, pero nada más. ¿Entonces nos enseñaron mal en la escuela? No, usted entendió mal, cuando la maestra le dijo que dos palabras tenían más o menos el mismo significado, usted obvió el “más o menos” y entendió que eran lo mismo. Si no, veamos “enemigo” y sus sinónimos.Según la bibliografía a mano enemigo es: “El que tiene mala voluntad a otro y le desea o hace mal”. En el derecho antiguo se estimaba por tal al que había muerto al padre, madre o a alguno de los parientes dentro del cuarto grado de otro hombre o lo había acusado de algún delito grave. Era también el contrario en la guerra.El enemigo insulta.
El contrario maquina.
El adversario rebate.
El antagonista objeta.
El rival no duerme.
El émulo imita.
El contrincante arguye.
El contendiente disputa.
El competidor estimula.
El concurrente abarata.¿Puede decirse ejércitos enemigos? Seguramente. ¿Por qué? Porque dos ejércitos pueden odiarse, aunque no se hostilicen y basta que se odien para que sean enemigos.
¿Puede decirse ejércitos contrarios? Sí, por cierto. ¿Por qué? Porque dos ejércitos pueden hostilizarse, llevarse la contra, aunque no se odien, y basta que se lleven la contra para que sean contrarios.
¿Puede decirse ejércitos adversarios? No. ¿Por qué? Porque dos ejércitos combaten, no rebaten; batallan, no discuten. El adversario lucha con el espíritu y el ejército lucha con la materia.
¿Puede decirse ejércitos rivales? Puede decirse, pero significaría una cosa distinta y aun opuesta. Ejércitos rivales son aquellos que pretenden aventajarse en valor, en proezas, en heroísmo.
¿Puede decirse ejércitos émulos? De ningún modo. ¿Por qué? Porque la emulación no es el patrimonio de la heroicidad, del valor, del lauro guerrero, sino que se aplica a muchas otras cosas, como una pintura, una estatua, una poesía, una memoria, quizá un martirio. Puede emularse hasta una lágrima, hasta una hoguera, hasta un cadalso. La emulación es más bien poética, artística, casi fantástica y no puede decirse émulos por lo mismo que no puede decirse ejércitos poéticos, ejércitos artísticos, ejércitos fantásticos.
¿Puede decirse ejércitos contrincantes? De ninguna manera. ¿Por qué? Porque dos ejércitos no son series de tres individuos, no son trincas ni tienen armas los silogismos escolásticos, como sucede con las oposiciones universitarias.
¿Puede decirse ejércitos contendientes? Puede decirse, pero no nos expresaríamos con propiedad. ¿Por qué? Porque lo que hacen dos ejércitos es una contienda marcial, una contienda de otra especie; más claro, una contienda que se llama guerra y de aquí viene que a dos ejércitos que están en campaña no se les diga contendientes sino beligerantes, que es como si dijésemos guerreros, puesto que la guerra es bellum en latín. Decir ejércitos contendientes es tan impropio como decir contiendas guerreras.
¿Puede decirse ejércitos competidores? Si algo dijera esto en español, diría que se trataba de dos ejércitos que intentaban aventajarse en lucimiento, en galanura, porque la competencia no consiste más que en las formas.
Adversario se compone de la preposición latina ad, cerca y de versus, principio de verto, vertis; que quiere decir volver, mudar. De modo que adversario significa mudado, vuelto contra alguno, de donde nace la relación de contrariedad y que ha pasado a las voces de adversidad, adverso, adversamente.
Antagonista viene de la partícula anti, contra y del verbo agonimai, yo combato. En Grecia se llamaba antagonistas a los que se presentaban armados y en disposición de pelear. Después se llamó antagonismo a las lides de la inteligencia, y conserva el sentido sabio y profundo que hemos asignado a esa palabra. El antagonismo es la lucha de grandes virtudes y de grandes escuelas.
Rivales llamó el pueblo latino a los labradores que tomaban agua de una misma rivera (rives), para regar sus campos. Después se aplicó la rivalidad a toda creación del ingenio, a todos los caprichos de la fortuna, a todos los vaivenes de la privanza; y muy especialmente, a las galanterías del amor.
Veamos cómo funcionan estos sinónimos.
En el enemigo obra el odio.
En el contrario, el interés.
En el antagonista, el convencimiento.
En el adversario, la opinión.
En el rival, las pasiones.
En el émulo, el deseo,
En el contrincante, la profesión.
En el competidor, el orgullo.
En el concurrente, la ganancia.
De modo que el concurrente es comercial.
El contrincante, escolástico.
El contendiente, contumaz.
El émulo, ardiente.
El rival, celoso.
El adversario, político.
El antagonista, filósofo.
El contrario, pleitista.
El enemigo, personal.
Esto significa que el hombre vulgar tiene enemigos.
El hombre de negocios y de banderías, contrarios.
El hombre de escuela, antagonistas,
El hombre de academias y parlamentos, adversarios.
El favorito, el amante y el artista, rivales.
La gloria, la virtud y el genio, émulos.
El que entra en una oposición, contrincantes.
El que alterca, contendientes.
La belleza, el lujo y la pompa, competidores.
El comercio, los oficios y la industria, concurrentes.
A veces, se lo digo con franqueza, estudio un asunto durante varias semanas, en la esperanza de que los lectores aprecien el esfuerzo por complacerlos. Hoy se me hace que será otro de esos días con pocos internautas apareciendo por aquí para dar siquiera un vistazo. En fin, me sigo esforzando, en una de esas, uno de estos días quizás interpreto lo que cada uno quiere. Y sigo haciendo lo contrario.
Saludos.
©Juan Manuel Aragón
¡Qué dominio del léxico, amigo Juan Manuel!
ResponderEliminarTe leo en la cama, por lo general.
Y hay días, como hoy, que volveré a leerte dentro de un rato. Vale el esfuerzo.
Saludo afectuoso.
Adhiero a lo que dice la profesora Hebe Luz. Agrego que me ha gustado especialmente el final aragoniano: "Y sigo haciendo lo contrario".
ResponderEliminarSiempre es un placer leer tus aportes al buen uso del idioma y al conocimiento de su vocabulario y gramática. Valoro el esfuerzo que ello conlleva.
ResponderEliminarEs un requisito fundamental para la correcta expresión de ideas, que exige el uso de nutrido vocabulario para ser transmitidas con claridad, precisión y contundencia.
Falta ahora que nuestra sociedad, que ha claudicado en su responsabilidad de expresar sus ideas y opiniones para sumergirse en los monosílabos, abreviaturas incomprensibles, dibujitos y jeroglíficos con que comunica trivialidades por las redes sociales, comience a hacer uso de esa abandonada riqueza del lenguaje.
Habrá que ver si tu nutrido grupo de lectores anónimos se decide a hacerlo para debatir ideas y aportar a tu esfuerzo de estumular la libre opinión, como quien varía un poco la costumbre de comunicarse con dibujitos, como lo hacían los egipcios hace mas de 2000 años.