El film argentino
El 22 de mayo de 1909 se estrenó la película “La Revolución de Mayo", dirigida por Mario Gallo, en el teatro Ateneo de Buenos Aires. Fue filmada sin sonido y en blanco y negro.Gallo era un italiano que llegó a la Argentina en 1905, se destacó como pionero al realizar la primera película con argumento del país. Aunque existe una controversia sobre su orden temporal, algunos investigadores consideran que esta producción precede a "El fusilamiento de Dorrego", estrenada en 1908 según la versión tradicional, mientras otros sitúan su rodaje dos años después.La película refleja influencias del movimiento Film d'Árt, que emergió en Francia cerca de 1908 con la intención de elevar el cine a la categoría de arte. Esta corriente buscaba alejar la cinematografía del mero entretenimiento de feria y acercarla más a una expresión artística.
"La Revolución de Mayo" muestra similitudes con el cine francés contemporáneo: escenas teatrales, decorados pintados en telones y una narrativa principalmente transmitida a través de placas con leyendas. Esta estética refleja la época en que la cámara cinematográfica ocupaba el lugar de un espectador y las imágenes funcionaban como ilustraciones de un texto.
La película, originalmente rodada en soporte nitrato de 35 mm, fue transferida a 16 milímetros en 1955 por la Cinemateca Argentina debido a que era inflamable.
En el 2016, con motivo del Bicentenario de la Independencia, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales encargó una segunda restauración a la empresa Gotika. Esta restauración implicó una corrección de color, estabilización de la imagen y eliminación de imperfecciones como rayas y manchas, partiendo del negativo escaneado.
La labor de restauración fue hecha por un equipo especializado que incluía a Milagros Cimadevilla, Juan Ignacio Bousquet y María Victoria Mateu, que se encargaron de estabilizar la imagen, reparar los cuadros dañados, limpiar defectos y eliminar el efecto de parpadeo.
Además, se restauraron y rearmaron las placas originales, reemplazando las letras dañadas o faltantes. El proceso también incluyó la corrección de diferencias de luminancia y contraste entre los distintos planos del cortometraje.
El resultado final fue una copia restaurada que preservaba la integridad y estabilidad de la imagen original capturada por Mario Gallo en 1909. Esta copia no presentaba los saltos típicos del paso del tiempo ni la falta de estabilidad causada por diversos factores, como la velocidad de cuadros por segundo y el método de filmación manual. Se imprimieron dos negativos: uno para su proyección en salas comerciales y otro que respetaba el formato original de captura en 35 milímetros.
"La Revolución de Mayo" representa un valioso testimonio histórico y cinematográfico de los acontecimientos que llevaron a la independencia de Argentina en mayo de 1810. Aunque la película contiene algunas inexactitudes, como la presencia de San Martín, pueden considerarse licencias artísticas del director. El filme destaca por su contribución al desarrollo del cine argentino y su relevancia como documento visual de un momento crucial en la historia del país.
Juan Manuel Aragón
©Ramírez de Velasco
"La Revolución de Mayo" muestra similitudes con el cine francés contemporáneo: escenas teatrales, decorados pintados en telones y una narrativa principalmente transmitida a través de placas con leyendas. Esta estética refleja la época en que la cámara cinematográfica ocupaba el lugar de un espectador y las imágenes funcionaban como ilustraciones de un texto.
La película, originalmente rodada en soporte nitrato de 35 mm, fue transferida a 16 milímetros en 1955 por la Cinemateca Argentina debido a que era inflamable.
En el 2016, con motivo del Bicentenario de la Independencia, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales encargó una segunda restauración a la empresa Gotika. Esta restauración implicó una corrección de color, estabilización de la imagen y eliminación de imperfecciones como rayas y manchas, partiendo del negativo escaneado.
La labor de restauración fue hecha por un equipo especializado que incluía a Milagros Cimadevilla, Juan Ignacio Bousquet y María Victoria Mateu, que se encargaron de estabilizar la imagen, reparar los cuadros dañados, limpiar defectos y eliminar el efecto de parpadeo.
Además, se restauraron y rearmaron las placas originales, reemplazando las letras dañadas o faltantes. El proceso también incluyó la corrección de diferencias de luminancia y contraste entre los distintos planos del cortometraje.
El resultado final fue una copia restaurada que preservaba la integridad y estabilidad de la imagen original capturada por Mario Gallo en 1909. Esta copia no presentaba los saltos típicos del paso del tiempo ni la falta de estabilidad causada por diversos factores, como la velocidad de cuadros por segundo y el método de filmación manual. Se imprimieron dos negativos: uno para su proyección en salas comerciales y otro que respetaba el formato original de captura en 35 milímetros.
"La Revolución de Mayo" representa un valioso testimonio histórico y cinematográfico de los acontecimientos que llevaron a la independencia de Argentina en mayo de 1810. Aunque la película contiene algunas inexactitudes, como la presencia de San Martín, pueden considerarse licencias artísticas del director. El filme destaca por su contribución al desarrollo del cine argentino y su relevancia como documento visual de un momento crucial en la historia del país.
Juan Manuel Aragón
©Ramírez de Velasco
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