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El 13 de agosto de 1931 se funda la Academia Argentina de letras, institución encargada de estudiar y asesorar sobre el uso del idioma español en Argentina
El 13 de agosto de 1931 se fundó la Academia Argentina de letras, por un decreto firmado por el presidente José Félix Uriburu. Es la institución encargada de estudiar y asesorar sobre el uso del idioma español en Argentina.
Mantiene relaciones con la Real Academia Española, las Academias Hispanoamericanas, la Academia Norteamericana de la Lengua Española, la Filipina y la Asociación de Academias de la Lengua Española. Desde 1999, tiene oficialmente el título de corresponsal.Inicialmente, la relación con la Real Academia se estableció bajo el régimen de "asociada" hasta noviembre de 1999, cuando se convirtió en correspondiente de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Actualmente, la Academia tiene 24 miembros regulares, elegidos por su destacada labor en estudios relacionados con el idioma o la literatura. Estos miembros conforman el organismo rector de la Academia y eligen académicos honorarios y correspondientes.
La Academia no se limita al registro de las peculiaridades del español rioplatense; también realiza acciones normativas respecto a su uso y fomenta los estudios literarios, considerados esenciales para la cultura nacional. Además, reglamenta los premios literarios nacionales. Desde 1984, otorga un premio homónimo a los egresados universitarios de la carrera de letras con el mejor promedio en todas las universidades nacionales, así como el premio Academia Argentina a autores destacados de narrativa, poesía y ensayo.
El 9 de julio de 1873, un grupo de intelectuales fundó en Buenos Aires la Academia Argentina de Ciencias y Letras, presidida por el poeta Martín Coronado. Aunque no se centraba exclusivamente en el estudio del idioma, se dedicaba a diversas ramas del saber. Intentó compilar un Diccionario del Lenguaje Argentino, pero el proyecto quedó inconcluso al disolverse en 1879. De este esfuerzo solo se conservan algunos vocablos publicados en el efímero órgano de la Academia, El Plata Literario.
Durante la década de 1880, la Real Academia Española invitó a varios intelectuales argentinos a conformar una academia correspondiente. Algunos, como Juan Bautista Alberdi y Juan María Gutiérrez, dudaban de la conveniencia de unirse al proyecto español, sospechando de un intento de restauración cultural de la península. Por otro lado, Pastor Obligado argumentó a favor del establecimiento de una academia correspondiente.
En 1903, Estanislao Zeballos propuso sin éxito conformar una sección argentina de la Academia. No fue hasta 1910, con las gestiones del marqués de Gerona, Eugenio Sellés, que se fundó la primera Academia Argentina de la Lengua. Los dieciocho académicos incluyeron a Vicente Quesada y Calixto Oyuela como presidente y secretario vitalicios, respectivamente.
El plan de actividades de la Academia consistía en corregir y ampliar el léxico local contenido en el diccionario de la Academia Española, además de coordinar un registro de las locuciones locales con otras academias latinoamericanas para crear un vocabulario hispanoamericano separado. Sin embargo, la falta de apoyo político y los recelos con la Real Academia llevaron a la disolución de este organismo, que no llegó a publicar sus investigaciones.
Calixto Oyuela fue el primer presidente del cuerpo, en el que estaban además, Enrique Banchs, Joaquín Castellanos, Atilio Chiappori, Juan Carlos Dávalos, Leopoldo Díaz, Juan Pablo Echagüe, Alfredo Ferreira, Gustavo Franceschi, Manuel Gálvez, Leopoldo Herrera, Carlos Ibarguren, Arturo Marasso, Gustavo Martínez Zuviría, Clemente Ricci y Juan Bautista Terán.
Tuvo inmediato apoyo del gobierno, como que, una sala de la vieja Biblioteca Nacional de la calle México fue sede de la reunión semanal del cuerpo, al mismo tiempo el senador Matías Sánchez Sorondo buscaba adquirir el Palacio Errázuriz para trasladar allí la Academia, junto con la Academia Nacional de Bellas Artes, el Museo Nacional de Arte Decorativo y la Comisión Nacional de Cultura. En enero de 1937 se aprobó la adquisición del inmueble, pero se trasladó recién en 1944.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
La Academia no se limita al registro de las peculiaridades del español rioplatense; también realiza acciones normativas respecto a su uso y fomenta los estudios literarios, considerados esenciales para la cultura nacional. Además, reglamenta los premios literarios nacionales. Desde 1984, otorga un premio homónimo a los egresados universitarios de la carrera de letras con el mejor promedio en todas las universidades nacionales, así como el premio Academia Argentina a autores destacados de narrativa, poesía y ensayo.
El 9 de julio de 1873, un grupo de intelectuales fundó en Buenos Aires la Academia Argentina de Ciencias y Letras, presidida por el poeta Martín Coronado. Aunque no se centraba exclusivamente en el estudio del idioma, se dedicaba a diversas ramas del saber. Intentó compilar un Diccionario del Lenguaje Argentino, pero el proyecto quedó inconcluso al disolverse en 1879. De este esfuerzo solo se conservan algunos vocablos publicados en el efímero órgano de la Academia, El Plata Literario.
Durante la década de 1880, la Real Academia Española invitó a varios intelectuales argentinos a conformar una academia correspondiente. Algunos, como Juan Bautista Alberdi y Juan María Gutiérrez, dudaban de la conveniencia de unirse al proyecto español, sospechando de un intento de restauración cultural de la península. Por otro lado, Pastor Obligado argumentó a favor del establecimiento de una academia correspondiente.
En 1903, Estanislao Zeballos propuso sin éxito conformar una sección argentina de la Academia. No fue hasta 1910, con las gestiones del marqués de Gerona, Eugenio Sellés, que se fundó la primera Academia Argentina de la Lengua. Los dieciocho académicos incluyeron a Vicente Quesada y Calixto Oyuela como presidente y secretario vitalicios, respectivamente.
El plan de actividades de la Academia consistía en corregir y ampliar el léxico local contenido en el diccionario de la Academia Española, además de coordinar un registro de las locuciones locales con otras academias latinoamericanas para crear un vocabulario hispanoamericano separado. Sin embargo, la falta de apoyo político y los recelos con la Real Academia llevaron a la disolución de este organismo, que no llegó a publicar sus investigaciones.
Calixto Oyuela fue el primer presidente del cuerpo, en el que estaban además, Enrique Banchs, Joaquín Castellanos, Atilio Chiappori, Juan Carlos Dávalos, Leopoldo Díaz, Juan Pablo Echagüe, Alfredo Ferreira, Gustavo Franceschi, Manuel Gálvez, Leopoldo Herrera, Carlos Ibarguren, Arturo Marasso, Gustavo Martínez Zuviría, Clemente Ricci y Juan Bautista Terán.
Tuvo inmediato apoyo del gobierno, como que, una sala de la vieja Biblioteca Nacional de la calle México fue sede de la reunión semanal del cuerpo, al mismo tiempo el senador Matías Sánchez Sorondo buscaba adquirir el Palacio Errázuriz para trasladar allí la Academia, junto con la Academia Nacional de Bellas Artes, el Museo Nacional de Arte Decorativo y la Comisión Nacional de Cultura. En enero de 1937 se aprobó la adquisición del inmueble, pero se trasladó recién en 1944.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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