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José Clemente Orozco |
El 23 de noviembre de 1883 nace José Clemente Orozco, caricaturista, muralista y litógrafo mexicano
El 23 de noviembre de 1883 nació José Clemente Orozco Flores, en Ciudad Guzmán, Jalisco. Fue un caricaturista, muralista y litógrafo, graduado de la Escuela Nacional de Agricultura, que estudió también matemáticas y dibujo arquitectónico. Murió en Ciudad de México, el 7 de septiembre de 1949.Desde muy joven mostró interés en la pintura influido por la obra de José Guadalupe Posada, cuyas técnicas observaba de camino a la escuela. Aunque estudió en la Escuela Nacional de Agricultura, su verdadera pasión siempre fue el arte. Durante sus estudios, también trabajó dibujando mapas topográficos para financiarse.En 1916 realizó su primera exposición individual en la Ciudad de México, lo que marcó el inicio de su carrera profesional. Al año siguiente, viajó a Estados Unidos, para pintar murales para instituciones académicas como Pomona College en California y el Dartmouth College en New Hampshire. Una de sus obras más destacadas en este período es el mural de Prometeo en Pomona College, que representa la figura mitológica que trajo el fuego a la humanidad, simbolizando el poder transformador del conocimiento.
Se unió a Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros en el Sindicato de Pintores y Escultores en 1922, y juntos buscaron revitalizar el arte mural como una herramienta educativa y social. Durante este tiempo, pintó el mural Reconstrucción en Orizaba, Veracruz, un encargo de la Secretaría de Educación Pública. En 1927 regresó a Estados Unidos, donde continuó creando murales y exponiendo su obra. Sus temas se centran en las luchas sociales, la Revolución Mexicana y la opresión de la humanidad en un mundo cada vez más mecanizado.
En 1934, de vuelta en México realizó uno de sus trabajos más emblemáticos, Katharsis, en el Palacio de Bellas Artes. Este mural expresa la tensión y el conflicto entre el hombre moderno y la deshumanización de la tecnología. Durante los siguientes años, produjo una serie de murales en Guadalajara, decorando edificios como la Rectoría de la Universidad de Guadalajara, el Palacio de Gobierno de Jalisco y el Hospicio Cabañas. En el último, pintó El hombre en llamas, en la cúpula, considerado uno de sus trabajos más importantes y un reflejo de su visión humanística y su enfoque en la lucha del hombre por la libertad.
Su tema siempre fue la condición humana, abordando asuntos universales como la lucha por la justicia y la libertad. A diferencia de Rivera y Siqueiros, sus murales no eran tan abiertamente políticos, sino que reflejaban la capacidad del hombre para controlar su destino frente a las fuerzas históricas y tecnológicas que lo oprimen. Este enfoque lo convirtió en un artista que exploraba los valores universales por encima de los estrictamente nacionales.
A lo largo de su carrera utilizó el expresionismo, influido por las tradiciones artísticas mexicanas, lo que le permitió capturar el dinamismo y la monumentalidad en sus composiciones. A menudo, empleaba el claroscuro y diagonales dramáticas para generar efectos emotivos, dotando a sus murales de una fuerza visual impactante. Su compromiso con las causas sociales se reflejaba en sus representaciones de la vida cotidiana del México subalterno, así como en sus críticas a las injusticias del mundo contemporáneo.
En sus últimos años siguió creando importantes obras. En 1940, realizó murales en la Biblioteca Gabino Ortiz en Jiquilpan, Michoacán, y en Nueva York, bajo encargo del Museo de Arte Moderno. En 1941, pintó los frescos de la Suprema Corte de Justicia en la Ciudad de México, donde abordó temas como la justicia y las riquezas nacionales. Entre 1942 y 1944, decoró la iglesia de Jesús Nazareno en la capital, con murales que aluden al Apocalipsis. Fue fundador miembro de El Colegio Nacional en 1943 y en 1946 recibió el Premio Nacional de Bellas Artes.
Murió en la Ciudad de México el 7 de septiembre de 1949 mientras trabajaba en un mural en el edificio Multifamiliar Presidente Alemán. Su obra como muralista y artista comprometido con los temas sociales y humanistas lo coloca como una figura central en la historia del arte mexicano, junto a Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, aunque su enfoque siempre se distinguió por su interés en los valores universales y la lucha por la libertad humana.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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