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1968 ALMANAQUE MUNDIAL Menéndez

Ramón Menéndez Pidal

El 14 de noviembre de 1968 muere Ramón Menéndez Pidal, filólogo, historiador, folklorista y medievalista español

El 14 de noviembre de 1968 murió Ramón Menéndez Pidal. Fue un destacado filólogo, historiador, folklorista y medievalista español, creador de la escuela filológica española y miembro de la Generación del 98. Su obra es fundamental para el estudio del idioma y la historia de España. Se destaca su dedicación al Romancero y la filología hispánica. A lo largo de su vida, ocupó cargos académicos de relevancia y dejó un legado duradero en la investigación lingüística y literaria de su país. Había nacido en La Coruña el 13 de marzo de 1869.
Era hijo de padres asturianos. Sin embargo, su identidad estuvo siempre vinculada a Asturias, región que consideraba como su verdadero origen. Tras pasar su infancia en diversas ciudades debido a la carrera judicial de su padre, completó su formación secundaria en Madrid, y experimentó lo que él denominó su "castellanización". Luego estudió en la Universidad Central de Madrid, donde fue discípulo de Marcelino Menéndez Pelayo, una figura clave.
En 1899 ganó la cátedra de Filología Románica en la Universidad de Madrid, cargo que ocuparía hasta su jubilación en 1939. Ese mismo año comenzó su vinculación con la Real Biblioteca para la elaboración del Catálogo de manuscritos, pues tuvo la oportunidad de estudiar textos fundamentales de la cronística española. Durante este período, también participó en actividades diplomáticas, como el arbitraje en la disputa de límites entre Ecuador y Perú en 1904, lo que le permitió viajar por América Hispana y estudiar el Romancero en esos países.
Se casó en 1900 con María Goyri, la primera mujer en completar estudios oficiales en la Facultad de Filosofía y Letras en España. Juntos realizaron importantes investigaciones sobre la literatura oral española, descubriendo la persistencia del Romancero en tierras de Castilla y otras regiones. En 1901, fue elegido miembro de la Real Academia Española, donde su maestro Menéndez Pelayo pronunció su discurso de acogida. En 1925, fue elegido director de esta institución, cargo que apoyó en dos períodos, el primero interrumpido por la Guerra Civil española.
El Centro de Estudios Históricos, fundado por él en 1910, fue una de las instituciones más influyentes de la investigación filológica y literaria en España. Desde allí, impulsó el desarrollo de una generación de filólogos españoles, entre ellos Américo Castro, Dámaso Alonso y Rafael Lapesa, quienes, en gran parte, se exiliaron tras la Guerra Civil. Su labor en el Centro de Estudios Históricos estuvo estrechamente vinculada a los ideales de la Institución Libre de Enseñanza, que promovía una educación moderna y laica.
Durante la Guerra Civil se exilió en varios países, como Cuba, Estados Unidos y Francia. En la Columbia University de Nueva York, dictó cursos sobre la historia de la lengua española y el Romancero, mientras en Burdeos escribía su obra "Historia de la lengua española", publicada póstumamente en el 2005. Su estancia en el extranjero y su postura ante los académicos exiliados lo distanciaron del régimen franquista, aunque en 1947 fue reelegido como director de la Real Academia Española, cargo que permaneció hasta su muerte en 1968.
Su obra abarcó múltiples campos del saber, destacando sus estudios sobre la épica medieval y la poesía popular. Su primer libro importante fue La leyenda de los infantes de Lara (1896), un análisis detallado de esta leyenda medieval que lo llevó a formular su teoría sobre el origen oral y anónimo de los cantares de gesta. Esta teoría la desarrolló en su obra Cantar del Mío Cid: texto, gramática y vocabulario (1908-1912), una edición paleográfica que fue revisada por la crítica actual, pero que sentó las bases para su futura Gramática histórica.
Entre sus aportaciones más influyentes se encuentra Poesía juglaresca y juglares (1924), un estudio de los orígenes de la poesía en Castilla y su relación con las cortes nobiliarias, en la que reconstruye fragmentos de una de las primeras serranillas. También fue autor de La España del Cid (1929) y Romancero hispánico (1953), que exploran la persistencia de la épica castellana a través del Romancero. Su obra Manual de gramática histórica española (1904) sigue siendo una referencia en la filología hispánica, habiendo sido ampliada y revisada en ediciones posteriores.
Fue un pionero en la utilización de métodos científicos en la filología, y su trabajo sobre el dialecto leonés, la toponimia prerrománica y la lengua de Cristóbal Colón aportó un enfoque novedoso al estudio del español y sus variantes. También mostró un gran interés por el idioma vasco, publicando en 1962 En torno a la lengua vasca, que recoge sus estudios sobre este idioma.
Además de su labor filológica, fue un gran organizador y promotor de la investigación en España. Su impulso a la creación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en 1939, tras la Guerra Civil, fue una de sus mayores contribuciones al desarrollo de la ciencia en el país. Bajo su liderazgo, instituciones como la Real Academia Española y el Centro de Estudios Históricos mantuvieron su relevancia en el panorama académico.
A lo largo de su vida, recibió múltiples homenajes y distinciones, como el título de hijo adoptivo de Burgos en 1950. Su legado sigue presente en la filología española, y su influencia sobre generaciones de investigadores se extiende más allá de sus discípulos directos. Dedicó su vida al estudio del idioma, la historia y la literatura de España, y su obra sigue siendo una referencia esencial en estos campos.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®

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