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Nunca escribió la frase tal cual se la atribuyen |
Estudiar algo de Ciencia Política es más provechoso que mirar la televisión y sale casi lo mismo
Es curioso, pero a Niccolò di Bernardo dei Machiavelli (Nicolás Maquiavelo, para abreviar), nacido en Florencia, Italia, en 1469 y muerto en 1527, se le atribuye el comienzo del proceso de secularización de la política, sintetizado en una frase que jamás escribió: “El fin justifica los medios”.Lo redactó de una forma más interesante, en el capítulo XVIII de “El Príncipe”. Ahí dice: “¡Cuán digno de alabanza es un Príncipe cuando mantiene la fe que ha jurado, cuando vive de un modo íntegro y no usa de astucia en su conducta! Todos comprenden esta verdad; sin embargo, la experiencia de nuestros días nos muestra que haciendo varios príncipes poco caso de la buena fe y sabiendo con la astucia volver a su voluntad el espíritu de los hombres, obraron grandes cosas y acabaron triunfando de los que tenían por base de su conducta la lealtad. Es menester, pues, que sepáis que hay dos modos de defenderse: el uno con las leyes y el otro con la fuerza. El primero es el que conviene a los hombres; el segundo pertenece esencialmente a los animales. Pero como el primero a menudo no basta, es preciso recurrir al segundo”.Se llama maquiavelismo a la distorsión de la virtud de la prudencia, que pide actuar previa reflexión y conocimiento de medios y fines e intenta luego su adecuación mutua. En esta doctrina, al fin se reduce al fin inmediato, esencialmente la obtención y conservación del poder. Si este es el fin principal, resultan lícitos todos los medios que llevan a lograrlo.
Arturo Sampay, en “Introducción a la Teoría del Estado”, afirma si de todo el sistema de Maquiavelo se saca su errada filosofía política, queda claro que destacó la necesidad de conocer la realidad del existir colectivo en el que actuarán los principios de una política normativa. Luego reconoce al florentino como fundador de la Teoría del Estado o Sociología Política.
Quien lo estudie se dará que era un hombre prototípico de su tiempo, con un pie en el mundo medieval, en el que abundaban los libros de consejos a los gobernantes, al estilo de El Príncipe y otro en el mundo moderno, del cual toma la escisión de lo político y lo moral.
Escribió dos obras fundamentales, El Príncipe en 1513 y Discurso sobre la Primera Década de Tito Livio. Es autor también de una Historia de Florencia y su obra de teatro La Mandrágora se compara con las de Moliere.
Es asombroso el destino de la obrita de un oscuro secretario de una ignota ciudad italiana del siglo XVI. Primero le dedicaron libros y opúsculos de crítica. Luego se fu convirtiendo, de a poco, en un clásico que perdura hasta hoy. Napoleón Bonaparte en el siglo XIX y Benito Mussolini en el XX lo comentaron y anotaron.
Valdría la pena que, uno de estos días, en vez de sentarse a mirar la televisión, tome El Príncipe, de Maquiavelo —lo ofrecen en Mercado Libre— cosa de aprender algo de política en serio. Su lectura le abrirá la curiosidad para encarar a otros autores que a su vez le ayudarán a entender mejor el mundo en que vivimos. Un datito adicional y me despido: tres o cuatro libros por mes, salen lo mismo que Cable Exprés, con más provecho.
Ahora sí, hasta mañana.
©Juan Manuel Aragón
Arturo Sampay, en “Introducción a la Teoría del Estado”, afirma si de todo el sistema de Maquiavelo se saca su errada filosofía política, queda claro que destacó la necesidad de conocer la realidad del existir colectivo en el que actuarán los principios de una política normativa. Luego reconoce al florentino como fundador de la Teoría del Estado o Sociología Política.
Quien lo estudie se dará que era un hombre prototípico de su tiempo, con un pie en el mundo medieval, en el que abundaban los libros de consejos a los gobernantes, al estilo de El Príncipe y otro en el mundo moderno, del cual toma la escisión de lo político y lo moral.
Escribió dos obras fundamentales, El Príncipe en 1513 y Discurso sobre la Primera Década de Tito Livio. Es autor también de una Historia de Florencia y su obra de teatro La Mandrágora se compara con las de Moliere.
Es asombroso el destino de la obrita de un oscuro secretario de una ignota ciudad italiana del siglo XVI. Primero le dedicaron libros y opúsculos de crítica. Luego se fu convirtiendo, de a poco, en un clásico que perdura hasta hoy. Napoleón Bonaparte en el siglo XIX y Benito Mussolini en el XX lo comentaron y anotaron.
Valdría la pena que, uno de estos días, en vez de sentarse a mirar la televisión, tome El Príncipe, de Maquiavelo —lo ofrecen en Mercado Libre— cosa de aprender algo de política en serio. Su lectura le abrirá la curiosidad para encarar a otros autores que a su vez le ayudarán a entender mejor el mundo en que vivimos. Un datito adicional y me despido: tres o cuatro libros por mes, salen lo mismo que Cable Exprés, con más provecho.
Ahora sí, hasta mañana.
©Juan Manuel Aragón
Hoy te pasaste!!! Que interesante. Gracias x comparti
ResponderEliminar👏👏👏 muy buena la nota, con el comentario y la información sobre Maquiavelo, además de los consejos para quienes deseen leer e informarse. Quizás este artículo ponga a reflexionar a algunas personas...
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