Ir al contenido principal

LEYENDA URBANA El bulón de oro

El carretero cuando lo estaban construyendo

Este escrito ha sido publicado varias veces, pero a pedido del respetable público, vuelve a salir a la luz

Siempre he imaginado a un capataz de la obra del puente Carretero cuando lo estaban construyendo, de esos mismos capataces que en la India se llamaban cipayos, dando la orden a un obrero criollo, que tal vez sería un Gómez con abuelos en villa Silípica, un Verón de la Isla Mota o quizás un Paz de la capital:
-Mañana, hacete el tonto y cuando nadie te vea ajustá este bulón ahí arriba, donde estás trabajando. Pero tené cuidado, mirá que es de oro, ¿eh?
Siendo bien pensado, quisiera creer que el Gómez, el Verón o el Paz, se guardó el bulón en el bolsillo y lo reemplazó por otro igual, pero de fierro, como todos los del puente. Y que la familia guarda el secreto del bisabuelito bajo siete llaves, así nadie conoce cuál es el origen de esa rara prosperidad que les advino hace tres generaciones. O tal vez lo han escondido en un cajón secreto, sólo para no tirar abajo una de las más caras leyendas urbanas de los santiagueños. Quién sabe si alguna vez cuando alguien los visita, el dueño de casa no le dice:
-Vení que te muestro algo.
Y, ante el gesto entre incrédulo y maravillado del otro, pela el famoso bulón, reluciente y enigmático como él solo.
Fuera de broma. Muchas veces en sueños lo he visto a ese bulón, incrustado en el medio de Santiago y La Banda. Nunca tuve dudas de que existe: si la gente lo dice es porque está. Y a veces hasta quise hallarle explicaciones. Se me ocurrieron varias. La primera es que los ingleses, que son amantes de guardar las tradiciones, quisieron inventar una para este pueblo, aunque fuera con forma legendaria. O tal vez, secretamente nos odiaban. Y por eso dijeron: “Vamos a decirles que hay un bulón de oro, así el día menos pensado, una turba enloquecida se larga a desatornillarlo prolijamente, lo desarma y chau puente”.
Quién sabe si detrás de todo no hay un tal John Smith que quiso que su nombre perdurara por los siglos de los siglos, en las alturas –o en las honduras- de un puente de una ciudad perdida, allá lejos del mundo, en Sudamérica, casi una “terra incógnita” para los Mapamundi conocidos por los súbditos del imperio de la reina de Inglaterra. Y en el dichoso bulón reza simplemente “John Smith UK”.
También pienso que quizás el bulón es un invento colectivo para hablar de algo con los visitantes cuando se hacen esos silencios tan incómodos luego de haberles mostrado el Cristo, la estatua de Francisco de Aguirre, Changolandia. Cada vez que un santiagueño cuenta la historia a un foráneo, comprueba que el tipo dice “¡ah!, qué interesante” y se queda callado o pregunta para qué es el bulón de oro, qué objeto tenía que los ingleses lo ajustaran al puente. No le hallan la gracia a la anécdota, como si nos quedáramos con el chiste por la mitad. Tal vez tengan razón. Más que nada esta historia es una curiosidad, igual que la forma de las estrellas, que uno dice, mirá vos, aquellas parecen un escorpión, las tres de allá tienen una formita parecida al cinturón de Orión y qué bárbaro esas que están saliendo, parecen una cruz en el sur del Cielo.
Lo cierto es que, perdido entre cientos de miles de bulones, hay solamente uno que podría —según la cotización del oro del día— salvar de la pobreza a quien lo encuentre. Quizás valga más en el mercado de antigüedades, por su valor sentimental por ser un patrimonio espiritual de los santiagueños. No es lo mismo un fungible lingote cualquiera, que ese bulón que sostiene no solamente el puente Carretero sino el sistema de creencias de todo un pueblo, que soporta sobre sus hombros casi toda la cosmogonía de Santiago.
“El bulón de oro” podría ser un buen nombre para un galardón que anualmente reciban los artistas más destacados de la provincia. Como premios consuelo quedarían otro de plata y el bulón de bronce. Es un premio que no debería faltar en las vitrinas de los creadores. Y queda, por supuesto, “El bulón de fierro”, a los virtuosos que están surgiendo, que se podría robar del puente, simplemente desatornillándolo. Con un buloncito que le saquen por año no se va a caer nada. Salvo que la costumbre perdure 200 años más, pero quién va a creer que para ese tiempo no se le busque un sucedáneo. O que, para cruzar a La Banda, ya hayamos hecho otro puente con otras leyendas, otras historias, otros mitos, otras tradiciones para contar.
Lo que sí es cierto, es que, de ser verídica la historia del bulón de oro del remozado puente Carretero, vendría a ser una equivocación de los servicios MI5 de su Majestad, la Reina, porque para los santiagueños es uno de los secretos peor guardados de los gringos en estas tierras.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Muy bueno Juan Manuel. Creci con la historia del famoso bulon. Un placer leerte.

    ResponderEliminar
  2. Mí padre estaba convencido que existe y cuando vivamos al molino en la banda al frente en una casa divina con pileta llena de arboles
    Me decía que era verdad!
    Es como los túneles de la casa de los Taboada yo los transite hasta un punto
    Que bueno tu artículo amigo
    Un placer leerte
    Maria López Ramos

    ResponderEliminar
  3. Excelente historia, tambien yo crecí con lo que mi padre me contó acerca del bulón de oro. Sea cierto o nó, es maravilloso guardarlo como parte de los mitos urbanos!

    ResponderEliminar
  4. Es muy buena la historia. Pero no era que el puente lo hicieron los alemanes, como reparación por haber hundido un buque argentino en la primera guerra etc....?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si no escuché mal, al puente lo proveyeron los alemanes

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

RELIGIÓN Por qué la masonería no es una inocente asociación

Masones (imagen de ilustración) A veces se debe recordar conceptos simples que están en la base de una creencia, pues hay gente que deliberada o inadvertidamente los olvida o los ignora Para quien crea que no hay nada malo en la masonería, que muchos próceres fueron sus afiliados, cabe hacer una lista de los presidentes y vice que fueron masones o hermanos tres puntos, como también los llaman. Presidentes, Bernardino Rivadavia, Vicente López y Planes, Justo José de Urquiza, Santiago Derqui, Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento (presidente de 1868 a1874 que renunció a la masonería antes de asumir, porque era incompatible con el juramento católico que debía formular y que en ese tiempo era obligatorio), Miguel Juárez Celman, Carlos Pellegrini, Manuel Quintana, José Figueroa Alcorta, Roque Sáenz Peña, Victorino de la Plaza, Hipólito Yrigoyen y Agustín Pedro Justo. Vicepresidentes argentinos afiliados a la masonería fueron Salvador María del Carril, Juan Esteban Pedernera, Marcos Pa...

RECURRENCIA Tu perro es sólo un perro

Choco sin raza, obvio No es parte de tu familia, nunca lo será, porque la familia es el proyecto de vida que forman un hombre y una mujer para tener hijos y criarlos sanos y buenos Es sólo un perro, es sólo un perro, es sólo un perro. No, jamás será un ser humano, aunque pasen mil años él, su cría y la cría de sus crías, jamás serán gente. Seguirá siendo un perro, un triste perro. Un animal, ¿entiendes? Es animal y por lo tanto irracional, no razona, no piensa como vos, tu marido o tu señora. Y aunque estamos en pleno tiempo de autopercepción sensiblera, compasiva y tierna, no lo voy a reconocer como tu hijo. No es tu hijo. ¿Vos lo ves así?, bien por vos, para mí no lo es. Dile Pedrito o María Eugenia, para mí es lo mismo, es decir un perro, un pichicho, un choco, un firulais, como lo llaman los mejicanos. Y no, no me gusta tu perro, no es agradable, ¿no ves que tiene cara de perro?, ¿cómo quieres que me guste? Tampoco voy a tener la cortesía de decirte que es lindo. Porque, disculpame...

1998 AGENDA PROVINCIAL Tragedia

El Tabycast El 10 de abril de 1998, se desata una tragedia en un departamento del TabyCast cuando un joven llegó a dejar a su hija, baleó a la madre, mató a la niña, se tiró por el balcón y murió El 10 de abril de 1998, se desató una tragedia en un departamento del edificio TabyCast cuando un joven llegó a dejar a su hija, baleó a la madre, mató de dos disparos la niña y se tiró por el balcón, muriendo casi al instante. A las 8 y 10 de la noche, Diego José Zaín, que tenía 24 años, llegó al departamento en que la joven, Ana Lugones Castiglione, de 19 años, vivía con la hija de ambos, Dolores de 4, y su abuela Carmen Garay. Estaban separados, su abuela no estaba en Santiago y una amiga que debía visitarla a esa hora, se había demorado. La niña había nacido el 8 de marzo de 1995 y el padre la llevó de vuelta al departamento del cuarto piso del TabyCast, frente a la plaza Libertad. Cuando Zaín tocó el portero eléctrico, la joven sintió miedo, porque él ya la había amenazado y en ese moment...

SAUDADES El cuadro de la abuela

Frente de una casa antigua “En el medio, como chorizos superpuestos y una tras otras, la pieza de los padres, después la de los abuelos, la de los tíos…” Me gusta el liviano aire que portan las casas viejas, que tienen un aparente desorden en las cocinas con el que las abuelas suelen confundir a la gente que llega por primera vez. Me gusta cuando las conozco, cuando me dejan pasar a ese lugar sagrado, que solamente era profanado por los íntimos, y también por el electricista, el gasista, el plomero, cuando llegaban, tras un pedido de auxilio. En ocasiones, como esta madrugada de domingo en que escribo mi diaria crónica, algo en el aire trae el recuerdo de aquello y crece en el pecho un rencor añejo, por las cosas que no están, porque no hicimos mucho para retenerlas y porque, de alguna manera que no sabría explicar, podríamos haber cubierto de eternidad aquellos tiempos y no lo hicimos, ¡caracho! Le cuento por si lo ha olvidado o no lo experimentó, en esas casas había una sala española...

PELIGRO Los musulmanes invaden en cualquier momento

Cena de ruptura del ayuno islámico en un templo católico de Bruselas La moda del islam también llegará a Santiago y se irá imponiendo de a poco, como lo hizo en Europa para tapar a las mujeres de la cabeza a los pies Llegará la moda del islam también a Santiago, más temprano que tarde, pongalé la firma y apueste lo que quiera, porque así será. En cualquier momento se verán por la Avellaneda, la Libertad, la Tucumán, mujeres tapadas de la cabeza a los pies, cubiertas completamente, porque así lo manda el Profeta. No será de golpe, primero serán esos pañuelos que dejan solamente el rostro al descubierto y los vestidos hasta el suelo. Luego, de a poquito, seguirán cubriendo todo el cuerpo, hasta dejar solamente una rejilla en los ojos. Se los dejará hacer, total, qué mal puede provocar una mujer con todo el cuerpo cubierto. Además, aquí hay libertad para que cada uno se vista como quiera, ¿no? Aquí se ha hecho un culto de la libertad que tiene cada uno de profesar la religión que más le g...