Un episodio poco recordado es el castigo impuesto por Belgrano al héroe salteño: el fin de semana largo que pasó, los volvió a unir
Se llamaba Martín Miguel Juan de Mata Güemes Montero de Goyechea y la Corte, nació el 8 de febrero de 1785, en Salta, durante el Virreinato del Río de la Plata. Fue uno de los ocho hijos de Gabriel de Güemes Montero, nacido en Santander (España), y de María Magdalena de Goyechea y la Corte.
Fue criado en una rica familia. Su padre fue tesorero real de la corona española. Y si bien su vida es ampliamente conocida hay un dato de su vida privada que quizás no es tan conocido: su amorío con Juana Inguanzo, quien estaba casada con el teniente Sebastián Mella. Este romance escandalizó a Manuel Belgrano, al punto que ordenó la salida de Güemes del Ejército del Norte, y por ese motivo no participó de la Batalla de Salta del 20 de febrero de 1813.Parece que Güemes no solo pasaba a degüello a españoles e ingleses, sino a toda mujer que se le cruzara en el camino. Según los relatos históricos, en junio de 1812 Belgrano tomó conocimiento de que el joven Güemes -aún soltero a sus 27 años- mantenía una vida amorosa desordenada y con mujeres casadas.
Como en cuestiones de moral pública Manuel Belgrano era inflexible, separó a Güemes del Ejército del Norte y lo confinó primero a Santiago del Estero. De nada valieron los excelentes informes por sus servicios prestados, como la toma de la fragata “Justine” a los ingleses en 1806 y el triunfo en la Batalla de Suipacha de 1810. Luego Belgrano se enteró de que Juana Inguanzo había ido hacia esa ciudad, entonces decidió enviar al salteño a Buenos Aires, donde revistó en el Estado Mayor. De hecho, Güemes arribó a Buenos Aires el 20 de enero de ese 1813, pidiendo que se le haga conocer el motivo de su confinamiento, respondiendo el Estado Mayor que “no hay antecedente alguno”. Entonces el gobierno se dirigió a Belgrano para que haga conocer las causas. La respuesta de Belgrano al gobierno central marca el pensamiento de aquella época.
Como en cuestiones de moral pública Manuel Belgrano era inflexible, separó a Güemes del Ejército del Norte y lo confinó primero a Santiago del Estero. De nada valieron los excelentes informes por sus servicios prestados, como la toma de la fragata “Justine” a los ingleses en 1806 y el triunfo en la Batalla de Suipacha de 1810. Luego Belgrano se enteró de que Juana Inguanzo había ido hacia esa ciudad, entonces decidió enviar al salteño a Buenos Aires, donde revistó en el Estado Mayor. De hecho, Güemes arribó a Buenos Aires el 20 de enero de ese 1813, pidiendo que se le haga conocer el motivo de su confinamiento, respondiendo el Estado Mayor que “no hay antecedente alguno”. Entonces el gobierno se dirigió a Belgrano para que haga conocer las causas. La respuesta de Belgrano al gobierno central marca el pensamiento de aquella época.
Dice el oficio escrito por Belgrano: "Habiéndome informado el alcalde de la ciudad de Santiago don Germán Lugones de la escandalosa conducta del teniente coronel graduado, don Martín Güemes, con doña Juana Inguanzo, esposa de don Sebastián Mella, teniente de dragones en el ejército de mi mando, por vivir ambos en aquella ciudad aposentados en una sola mansión, y habiendo adquirido noticias que este oficial ha escandalizado públicamente mucho antes de ahora con esta mujer en la ciudad de Jujuy… Con estos antecedentes indubitables, considerando que cualquier procedimiento judicial sobre la materia sería demasiado escandaloso y acaso ineficaz, he tomado la resolución de mandarle a Güemes … Espero que vuestra excelencia se dignará aprobar estas medidas en que sólo he tenido por objeto la conservación del orden, el respeto a la religión"
Los relatos cuentan que Juana Inguanzo era una mujer hermosa de facciones criolla-andaluz, pelo lacio y negro con ojos verdes, sumado esto a una gracia especial para hablar y moverse. Güemes quedó 'flechado' con ella y Juana aún más con Güemes, y lo seguía a todas partes. Opuesto al marido engañado, Martin Miguel tenía una figura varonil; bien plantado, cautivaba con su elocuencia y valentía. La pluma de Juana Manuela Gorriti retrató al líder salteño de la Independencia como "un guerrero alto, esbelto y de admirable apostura. Una magnífica cabellera negra de largos bucles y una barba rizada y brillante cuadraban su hermoso rostro de perfil griego y de expresión dulce y benigna (...) A su lado, pendiente de largos tiros, una espada fina y corva, semejante a un alfanje, brillaba a los rayos del sol como orgullosa de pertenecer a tan hermoso dueño".
La reconciliación entre Belgrano y Güemes
Cabe destacar que tiempo después de este episodio, Manuel Belgrano y Miguel Martín Juan de Mata Güemes Montero Goyechea de la Corte -tal su nombre completo- se hicieron grandes amigos, tanto que muchas veces Belgrano hacía ostentación pública de su amistad con él. Hasta le permitió hacer lo que quisiera y actuar como quisiera en el plano militar. "Puede hacer y deshacer como le parezca; en mis instrucciones sobre operaciones militares sólo digo que deje bien puesto el honor de las armas", le dijo Belgrano en un mensaje.
Poco tiempo después de la Batalla de Salta, el 15 de abril de 1813, Belgrano le escribe a Chiclana, a cargo del gobierno en Salta: "Si usted no presta oídos más que a los patriotas, le llenarán la cabeza de especies,… estoy arrepentido, usted sabe cuál es mi lenguaje y siempre digo lo que siento…”.
Ya el 9 de septiembre de 1816, Belgrano y Güemes mantenían una amistad. Así queda reflejado en una carta donde el primero lo llama: “Mi amigo y compañero querido…”.
©Ramírez de Velasco y el autor
Los relatos cuentan que Juana Inguanzo era una mujer hermosa de facciones criolla-andaluz, pelo lacio y negro con ojos verdes, sumado esto a una gracia especial para hablar y moverse. Güemes quedó 'flechado' con ella y Juana aún más con Güemes, y lo seguía a todas partes. Opuesto al marido engañado, Martin Miguel tenía una figura varonil; bien plantado, cautivaba con su elocuencia y valentía. La pluma de Juana Manuela Gorriti retrató al líder salteño de la Independencia como "un guerrero alto, esbelto y de admirable apostura. Una magnífica cabellera negra de largos bucles y una barba rizada y brillante cuadraban su hermoso rostro de perfil griego y de expresión dulce y benigna (...) A su lado, pendiente de largos tiros, una espada fina y corva, semejante a un alfanje, brillaba a los rayos del sol como orgullosa de pertenecer a tan hermoso dueño".
La reconciliación entre Belgrano y Güemes
Cabe destacar que tiempo después de este episodio, Manuel Belgrano y Miguel Martín Juan de Mata Güemes Montero Goyechea de la Corte -tal su nombre completo- se hicieron grandes amigos, tanto que muchas veces Belgrano hacía ostentación pública de su amistad con él. Hasta le permitió hacer lo que quisiera y actuar como quisiera en el plano militar. "Puede hacer y deshacer como le parezca; en mis instrucciones sobre operaciones militares sólo digo que deje bien puesto el honor de las armas", le dijo Belgrano en un mensaje.
Poco tiempo después de la Batalla de Salta, el 15 de abril de 1813, Belgrano le escribe a Chiclana, a cargo del gobierno en Salta: "Si usted no presta oídos más que a los patriotas, le llenarán la cabeza de especies,… estoy arrepentido, usted sabe cuál es mi lenguaje y siempre digo lo que siento…”.
Ya el 9 de septiembre de 1816, Belgrano y Güemes mantenían una amistad. Así queda reflejado en una carta donde el primero lo llama: “Mi amigo y compañero querido…”.
©Ramírez de Velasco y el autor
No lo sabía! Muy bien escrito .te felicito Juan Manuel 👏
ResponderEliminarArq lopez ramos
ResponderEliminarInteresante. Detalles que no aparecen en la historia.
ResponderEliminarHoy se habla de moral privada en la que no corresponde intervenir y moral pública (además de estar en nuestra constitución).Belgano nos dejó en Tucumán, dos hijos naturales ,un hombre y una mujer
ResponderEliminarEl hijo concebido en una Ezcurra hermana de la mujer de Rosas y criado por éste.
EliminarQué hermoso poder conocer situaciones que no figuran en la historia. Sin embargo, esto hace a nuestros héroes, aún más grandes. Eran hombres de carne y hueso, pero sus acciones patrióticas estaban por encima de todo!
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