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El General |
El 6 de marzo de 1794 nació el cronista militar que mostró en sus memorias cómo eran algunos personajes de la Argentina de principios de siglo XIX
El 6 de marzo de 1794 nació Tomás de Iriarte, en Buenos Aires. Fue militar y cronista que, luego de una carrera en el Ejército realista en América, se pasó al bando independentista. Estuvo en la guerra del Brasil y enfrentó al gobernador Juan Manuel de Rosas.Era hijo del coronel Félix Iriarte, jefe del Regimiento Fijo de Infantería de Buenos Aires. A los 10 años sus padres lo enviaron a España. Para que dejara de molestar en el barco, el capitán le sugirió que llevara un diario, actividad que no abandonó nunca. Pero en el trayecto fue tomado prisionero por los ingleses y estuvo varios meses en Londres, en el mismo viaje en que también fue capturado Carlos María de Alvear. Estudió en el Real Colegio de Artillería de Segovia, participando en la Guerra de la Independencia Española entre 1809 y 1814.Se vino a América en 1816 a las órdenes del general José de la Serna, que luego fue nombrado jefe del ejército realista del Alto Perú; era jefe de su artillería. Después del fracaso de una invasión realista a Salta, fingió que haría un reconocimiento del terreno y se pasó al ejército de los gauchos de Güemes.Después estuvo en el Ejército del Norte bajo las órdenes de Manuel Belgrano, que lo puso de director de la escuela de artillería. Cuando se puso bajo el mando de Belgrano, le obsequió un galón de oro que éste usaba como adorno de su bicornio.
Participó en varias batallas de la Anarquía del Año XX en Buenos Aires, en las filas de Alvear. Desterrado a Montevideo, ayudó como pudo a su liberación y estuvo en la delegación montevideana en el tratado entre Santa Fe y el Cabildo de Montevideo, volvió unos años después a Buenos Aires y fue enviado como secretario del embajador Carlos María de Alvear a los Estados Unidos
Volvió al Río de la Plata y fue ascendido al grado de coronel y comandante de la artillería en la campaña contra el Brasil. Se destacó especialmente en la batalla de Ituzaingó.
Cuando regresó a Buenos Aires, se negó a acatar a Juan Lavalle, que había fusilado a Manuel Dorrego. Fue desterrado al Uruguay hasta que llegó Rosas al gobierno. Lo ascendieron a general. Pero luego de fracasar al defender el gobierno de Juan Ramón Balcarce, volvió a exiliarse en Montevideo en 1833. Y comenzó a recopilar sus monumentales Memorias.
De Montevideo fue a Entre Ríos, a las órdenes de Lavalle, y anduvo en campaña por Corrientes, Buenos Aires y Santa Fe. Comandó la captura de la ciudad de Santa Fe, derrotando al general Eugenio Garzón, que se rindió a cambio de que se le respetara la vida. Lavalle estuvo a punto de fusilarlo, pero cambió de idea.
Después de la derrota de Quebracho Herrado, se retiró con Lavalle hacia el norte, pero después se separó. Se fue a Chile y volvió a Montevideo. Allí escribió varios tomos más de sus Memorias, pero durante el sitio de Oribe dirigió la construcción de defensas para la ciudad.
Volvió a Buenos Aires en 1849, con permiso de Rosas, y se encerró en su casa a terminar los ocho tomos con 10.000 páginas de sus Memorias.
Es un libro muy útil para los historiadores, pues describe a los principales personajes de ese entonces a quienes conoció no de mentas sino en persona. Es ameno y está plagado de consideraciones personales y subjetivas. En particular es duro con la conducción de Carlos María de Alvear en la Guerra del Brasil.
Luego de Caseros, escribió "Colonización y arreglo de fronteras", en que refuta las memorias de José María Paz llamadas "Ataque y defensa", y la "Biografía del general José Miguel Carrera", la primera en que alguien se anima a defender al gobernante chileno, de terrible trayectoria en la Argentina.
Murió en 1876 en Buenos Aires.
©Juan Manuel Aragón
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