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1968 CALENDARIO NACIONAL Primer trasplante

Miguel Bellizzi

El 31 de mayo de 1968 Miguel Bellizi practicó el primer trasplante de corazón fue un hito de la cirugía nacional, aunque el paciente murió cuatro días después por una embolia cerebral


El 31 de mayo de 1968, Miguel Bellizi, médico, practicó el primer trasplante de corazón en la Argentina. Fue un hito para la cirugía nacional, aunque el paciente, Antonio Serrano, falleciera cuatro días después por una embolia cerebral. Pero, al no haber rechazado el órgano fue considerado un éxito.
A este médico lo entrevistaron en la televisión y su hazaña salió publicada en las tapas de los diarios. Pero al poco tiempo hizo un segundo trasplante. El paciente, un joven de 19 años, murió en el postoperatorio. Y el mismo Bellizi que era un héroe, pasó a ser tenido como un asesino. Le hicieron una demanda por homicidio culposo. Y aunque fue hallado inocente de la acusación, su nombre quedó relegado en la historia.
Hoy las posibilidades de recuperarse son muy superiores a las de aquellos primeros pasos del doctor Bellizzi y las estadísticas muestran que el proceso se ha naturalizado, por lo que las posibilidades para quienes sufren afecciones cardíacas son más esperanzadoras.
En una entrevista que ofreció 50 años después de aquella hazaña Alejandro Bertolotti, jefe del departamento de trasplantes del Hospital Universitario Fundación Favaloro, defendió a quien consideró un maestro en la especialidad: "Para nosotros ha sido un pionero. Lo respetamos muchísimo. Fue un hombre audaz. No fue una locura lo que hizo. Hubo exhaustivos estudios en animales. La forma en la que cosió el corazón es sobre base de esa experiencia. Lo que hizo tenía un sustento, pero fue un impacto tan grande y el resultado tan poco alentador, que el tema tomó ribetes que no debería haber tenido".
El jueves 30 de mayo de 1968, Emilio Tomasetti, de 47 años, fue internado en hospital Ramos Mejía por una embolia cerebral. Al mismo tiempo, en la clínica Modelo de Lanús, Antonio Serrano, de 54 años, esperaba una solución a su problema cardíaco.
Bellizzi lo explicó: "Por un lado tenemos un enfermo con una afección cardíaca irreversible, sin opción de sobrevivir; por otro, la coincidente existencia de otro paciente en proceso cerebral, quién, salvo sus latidos cardíacos, estaba clínicamente muerto por comprobación electroencefalográfica. Fueron las razones que nos impulsaron a llevar adelante el reemplazo cardíaco. Estábamos en contacto con los servicios de urgencia de los hospitales y encontramos el eco generoso y comprensivo en los parientes del donante, que documentaron su aprobación".
El primer trasplante de corazón lo había hecho Christian Barnard, en Ciudad del Cabo un año antes, y desde entonces sólo se habían realizado 18 en el mundo. Por esos días, además del caso argentino hubo uno en Canadá y dos en los Estados Unidos.
"En un minuto se logró restablecer el ritmo cardíaco", explicó el médico. El corazón de Tomassetti comenzó a latir en el cuerpo de Serrano. Así se explicaba la noticia que, en esos tiempos, parecía salida de una novela de ciencia ficción.
La gente se agolpó en la puerta de la clínica, Pavón al 4800. La policía cortó el tránsito.
La televisión contactó a Julia Isabel Perroto, viuda de Tomassetti, que narró: "Con mi marido seguimos toda la información que se supo sobre los trasplantes de corazón. Hace una semana nomás, él me dijo que no dudaría en donar su corazón si fuera necesario".
El Secretario de Salud Pública, Ezequiel Holmberg, felicitó al equipo médico. Dijo que estaba orgulloso y satisfecho. La operación fue calificada como una proeza.
Y comenzaron las críticas. El médico Pedro Cossio, luego de volver de un simposio en Lima, en el que también había estado Barnard, cuestionó el procedimiento: "Estimo que la operación se efectuó sin tomarse los debidos recaudos que exige una cirugía dónde la técnica, es decir el acto de trasplantar un trozo de corazón, no ofrece ninguna clase de dificultades, ya que es más fácil que efectuar una colocación de válvulas".
E indicó: "El paciente se internó en la tarde del miércoles y fue operado en la madrugada del viernes. Los estudios de inmunofluorescencia indispensables requieren, por lo menos, de una semana de tiempo. Los ambientes tienen que ser no solamente estériles en cuanto al quirófano en sí. Todos los materiales deben ser absolutamente asépticos y el personal muy adiestrado en manejar ese tipo de enfermos con controles biológicos e inmunológicos permanentes. La existencia de un cuerpo extraño en el paciente implica correr riesgos de infecciones externas como necesariamente puede producirse por la presencia de médicos y enfermeras sin gorro, ni barbijo, rodeando al operado".
Los periodistas corrieron a buscar a Bellizzi, que respondió: "No estoy en la polémica. Trato enfermos. Si debo operar un enfermo, lo hago y trato de salvarle la vida. Soy un hombre de acción y no quiero discutir".
La madrugada del 4 de junio Serrano falleció. A las 3.08 el doctor Héctor Ruggiero, que acompaño a Bellizzi en la cirugía, comunicó la noticia a los periodistas que estaban de guardia permanente en el lugar.

Bellizzi ofreció una conferencia de prensa de más de dos horas, en la que encendió una docena de cigarrillos. El momento más tenso ocurrió cuando le preguntaron:
—¿Es cierto que durante la operación hubo enfermeras que se quitaron el barbijo?
—La operación ya estaba concluida. Es una inexactitud.
—Se dice que se tomó una fotografía durante la operación y que fue vendida a una revista.
—¡No es cierto! El único que ha tomado una foto del campo operatorio es mi fotógrafo personal. Son fotos postoperatorias. Es un fotógrafo del hospital Rawson. El doctor Bellizzi no da fotografías a nadie. Si mi fotógrafo entregara algunas fotografías que ha sacado, les aseguro que será el próximo dador…
Después del segundo intento, unos meses después, Bellizzi recibió más críticas. El Consejo Federal de la Federación Argentina de Cardiología exigió proteger aspectos éticos básicos. Lo mismo hizo la Sociedad Argentina de Cardiología. Se dijo que hubo falta de experiencia e infraestructura adecuada.
El 2 de marzo de 1977 se sancionó y promulgó la ley 21.541 de trasplantes. Bellizzi no tenía ese marco legal y fue blanco de las críticas. La actividad empezó a ser regulada y fiscalizada por un organismo nacional. Hoy la ley establece el anonimato de los donantes y no podría relatarse la historia de Tomasetti y Serrano.
Luego pasaron doce años hasta que hubo otro trasplante de corazón. Recién el 24 de mayo de 1980, en el Sanatorio Güemes, René Favaloro y su equipo, hizo un reemplazo que le permitió una sobrevida de 9 meses al paciente. Desde entonces se desplegó un programa de trasplantes cardíacos más amplio que fue extendiéndose a distintos puntos del país.
©Juan Manuel Aragón

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