Indios abipones |
El 26 de agosto de 1750, los jesuitas establecen la reducción de San Fernando del Río Negro, luego de que se retiraron, en el mismo lugar se funda Resistencia, Chaco
El 26 de agosto de 1750, los jesuitas fundaron San Fernando del Río Negro, como reducción de los indios abipones. en lo que hoy es Resistencia, Chaco.Fue establecida para evangelizar a los indios y proteger a la ciudad de Corrientes de los constantes asedios abipones. Su trabajo rindió frutos mientras estaba la Compañía de Jesús. Al ser expulsados en 1767 los jesuitas, la orden franciscana se hizo cargo, pero tuvieron varios inconvenientes que los obligaron a abandonarla en 1773. Fue —en sus escasos 23 años de vida—, un establecimiento significativo en el territorio del Chaco, que por ese tiempo no había sido sometido a la administración española.Su recuerdo siguió presente en los alrededores, como que se llamó San Fernando un lugar donde se asentaba la antigua reducción. El nombre siguió hasta 1878, cuando llegaron los primeros colonos a la recientemente creada colonia Resistencia. El lugar histórico queda en lo que hoy es el Triángulo de Resistencia, en la intersección de la avenida 25 de Mayo con la ruta Nacional 11.
Los jesuitas se habían internado en territorio de los indios chaqueños en el siglo XVII. La publicación en Córdoba (España) del libro Descripción corográfica del Gran Chaco Gualamba y su llamado a los misioneros europeos a la evangelización del lugar, motivó un trabajo más intenso.
Las misiones de frontera ya les habían sido encomendadas a los jesuitas a comienzos de ese siglo, y fue desde las ciudades de frontera ya establecidas que comenzaron sus campañas.
Los abipones, lo mismo que otros pueblos chaqueños, cuando se vieron rodeados por los españoles, se desplazaron desde la ribera norte del Bermejo hacia el sur a partir del siglo XVII, ayudados por la introducción del caballo. Sus ataques eran temidos, como que llegaron hasta la ciudad de Santa Fe.
El éxito obtenido por los jesuitas al norte de Santa Fe, convenció al teniente de gobernador de Corrientes, Nicolás Patrón, de que repetir la experiencia al frente de la ciudad que era la capital de su gobernación era el camino correcto para obtener algo de paz.
Por intermedio del cacique Ichoalay hizo que los abipones bajo el mando del cacique Ñaré Alaikín aceptaran ser reducidos a pueblo. Así, el 26 de agosto de 1750 se fundó la reducción en honor a San Fernando Rey, y también a Fernando VI, monarca español por esos días.
El sacerdote Tomás García quedó a cargo de la reducción, acompañado por el padre José García y el cacique Ñaré Alaikín, con el cargo de Corregidor.
El lugar fue elegido por su altura, la cercanía con el río Negro y por estar a unos 20 kilómetros e la ciudad de Corrientes.
En el corto lapso que duró el fuerte, los jesuitas lograron que los aborígenes dejaran sus hábitos guerreros y nómades para dedicarse a la agricultura. Entre los sacerdotes se destacó José Klein, sostén espiritual de la reducción, que levantó el primer obraje maderero, con cuyos productos se construyeron carretas y hasta una embarcación.
El trabajo misional tuvo sus dificultades. Estos indios tenían hábitos nómadas, guerreros y buscaban sustento en la caza y la pesca; su cultura era muy primitiva, por lo que los sacerdotes tuvieron que presenciar crueldades y luchar contra la ignorancia y supersticiones. Sumado al recelo que sentían hacia criollos y españoles. Sus creencias no fueron sustituidas con rapidez, como que poco más del 60 por ciento de indios se convirtió.
Otro problema era la actitud que los indios, en especial los abipones nunca habían tenido buena reputación en las ciudades coloniales. Klein, en una carta de 1763 se quejó del destrato y actitud negativa de los correntinos con los sacerdotes jesuitas, sobre todo considerando el incipiente desarrollo que permitió la pacificación en la orilla contraria del río Paraná.
Pero el principal problema de la reducción era el odio histórico entre abipones y mocovíes. Los mocovíes atacaban constantemente la reducción causando daños económicos, bajas y deserciones; las hostilidades eran tales que llegaron al punto de provocar el abandono de la reducción una vez que los jesuitas ya no estuvieron a su frente.
Sólo 17 años después de su fundación los jesuitas debieron abandonar el lugar, debido a la expulsión a que fueron sometidos. Durante unos pocos años más la reducción quedó al mando del sacerdote franciscano Bernabé Amarillas, pero no soportó los rigores del clima, y además no conocía el idioma de los indios. Lo sucedieron entre 1767 y 1773, cinco misioneros también franciscanos.
Pero hubo desórdenes, lo que devino en la instalación de una guardia permanente del gobierno de Corrientes desde 1772. La guardia no impidió que una alianza entre mocovíes y tobas atacara y dispersara a los abipones.
El teniente de gobernador de Corrientes Juan García de Cossio promovió un cabildo abierto que resolvió que los reducidos fueron trasladados a Las Garzas, Isla Alta, cerca de la actual Bella Vista.
En Las Garzas había una estancia que abastecía a la reducción, y ya se habían refugiado allí algunos de los dispersos vecinos. El pueblo fue ofrecido a los mocovíes, que no lo aceptaron. Un informe del regidor Francisco Javier de Casajus en 1781 dijo que se oponía a un nuevo traslado de la reducción, pues la alianza con los abipones satisfacía las necesidades de seguridad de Corrientes, aun cuando esto implicara un retroceso territorial importante.
Y el asentamiento de San Fernando del Río Negro fue abandonado del todo.
El lugar quedó poblado por un tiempo por criollos que cruzaban para comerciar. Se registra en el lugar población criolla en 1857, y para 1870 el lugar —llamado San Fernando por el recuerdo de la reducción— tenía una población estable, que en esa misma década serviría de base para la fundación de Resistencia.
©Juan Manuel Aragón
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