Ir al contenido principal

1902 CALENDARIO NACIONAL Urtubey

Clodomiro Urtubey

El 30 de agosto de 1902 muere Clodomiro Urtubey, primer director de la Escuela Naval Militar, marino que impulsó el desarrollo de la Armada Argentina


El 30 de agosto de 1902 murió el comodoro Clodomiro Urtubey, primer director de la Escuela Naval Militar, marino de grandes acciones y que impulsó el desarrollo de la Armada Argentina.
Había nacido en Buenos Aires en 1840 y se formó en el colegio Nacional de Buenos Aires. Cuando terminó sus estudios secundarios, en mayo de 1858 comenzó a prestar servicios como guardiamarina en la Escuadra del Estado de Buenos Aires, sirviendo en el vapor “General Outram” y en el “Caaguazú” durante la Guerra entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires.
Dos años después comenzó su formación profesional de marino en el Colegio Naval Militar de San Fernando de Cádiz, España, luego de ser autorizado por la reina Isabel II de España.
Fue el primer argentino en recibir instrucción en España desde la Revolución de Mayo de 1810. Con él comenzó la tradición de mandar al extranjero a jóvenes señalados por sus cualidades, como más tarde lo fueron Martín Guerrico o Guillermo Brown Blanco, destinados a España y Gran Bretaña.
En la Escuela Naval española tuvo una brillante carrera en la que figuró en el cuadro de honor. Al concluir sus estudios volvió a la Argentina cuando se declaró la Guerra contra el Paraguay, de 1865 a 1870. Fue parte de las operaciones fluviales como subteniente, en el vapor “Guardia Nacional”, una de las mejores naves de la precaria Escuadra argentina, bajo el mando del comodoro Luis Py.
Participó del Combate de Paso de las Cuevas, último combate de la Armada Argentina contra otras naciones, hasta la Guerra de las Malvinas de 1982. Sus heridas y sus heroicas y arriesgadas acciones le valieron el ascenso a teniente.
Advirtió la debilidad de los medios navales y la carencia de oficiales con instrucción entre las filas de la Marina, inquietud que no tardaría en materializarse en acciones concretas.
Cuando terminó la guerra, al Gobierno Nacional le urgía extender su frontera sobre el río Negro, por lo que pasó a prestar servicios en la costa patagónica como capitán del transporte “Choele Choel”, pequeño barquito desde el que apoyó la expedición al mando de Ceferino Ramírez remontando el Río Negro, y fundando aguas abajo, el fortín General Conesa, donde hoy está la ciudad homónima.
Cuando volvió a Buenos Aires, en 1870, lo pusieron al frente del transporte “Coronel Rosetti”, para hacer frente a la rebelión de Ricardo López Jordán. Fue en ese buque, en una reunión de camaradería con el comandante del vapor “Pampa”, sargento mayor Erasmo Obligado, y sus segundos, el capitán Enrique Howard y el teniente Carlos Hasting, que concluyeron en la necesidad de establecer una escuela que diera a los futuros oficiales de Marina una instrucción teórica y práctica.
Creyeron que lo mejor era fundarla siguiendo el modelo de educación integral europeo. Urtubey cursó un oficio al ministro de Guerra y Marina, Martín de Gainza, planteándole la posibilidad de crear a bordo del buque a su mando lo que llamó “una academia teórico-práctica” para formar oficiales para la Armada. Con la nota iba un programa de estudios tentativo. El Ministro elevó esa sugerencia al presidente Domingo Faustino Sarmiento, que se entusiasmó con la propuesta.
En 1869 Sarmiento había promovido y creado el Colegio Militar de la Nación y, con la Ley de adquisición de armamento sancionada en mayo de 1872, con la que se incorporarían nuevas unidades de guerra para superar los modestos servicios logísticos que hasta el momento podía proveer la Escuadra, sumado a las experiencias de la Guerra de la Triple Alianza, se gestionó su creación, convertido en ley el 5 de octubre de 1872.
Urtubey fue el primer Director de la Escuela Naval Militar y Comandante de su sede, el vapor “General Brown”, amarrado en el río Luján. Allí siguió para su programa los estudios que él mismo tuvo como alumno en la Academia de San Fernando, contando con Rafael Lobo y Casal, su antiguo compañero, como unos de los profesores de la nueva institución.
En esta época tallaban marinos como Murature, Py, Alzogaray, Obligado, Guerrico, Laserre y los hermanos Cordero, formados en las batallas de la Confederación, y de antes también. Pero ninguno de los otros tenía su formación académica, algo que cambió en la generación iniciada en 1880 y que gradualmente entregó a la Armada a sus futuros líderes, egresados de la escuela recién fundada.
Cuando llegaron nuevas unidades, desde 1874, se creó el Arsenal de Artillería de Marina en Zárate, del cual Urtubey fue jefe siguiendo los criterios de defensa del Río de la Plata diseñados por Sarmiento. Al cabo de varios años dedicados a la formación de marinos, Urtubey se dedicó a preparar a la Armada para la inminente incorporación de la Patagonia al país. Participó en la campaña de 1879 y junto a Julio Argentino Roca, llegó de nuevo a la Isla Grande de Choele Choel.
Luego viajó a Londres para integrar una comisión naval como técnico para la adquisición de armamento y buques. El 7 de abril de 1880 recibió el vapor transporte “Villarino”, que al mando de Ceferino Ramírez fue el primer buque de guerra argentino traido desde Europa con mandos y tripulación del país, en ese viaje inaugural se repatriaron los restos de José de San Martín.
Tras cumplir numerosas comisiones en Europa para la compra de material naval, fiscalización de buques en construcción, y la contratación y dirección de reparaciones, ascendió al grado de Comodoro de Marina en 1891 y se desempeñó como Subsecretario del Ministerio de Marina.
Se retiró en 1895, luego se radicó en Inglaterra. Murió en Hassocks el 30 de agosto de 1902 y sus restos fueron sepultados en el cementerio de Brighton, cerca del lugar de su fallecimiento.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

Entradas populares de este blog

AÑORALGIAS Santiago querido

La Secco Somera lista (a completar), de lo que hay todavía en la ciudad mágica habitada por los santiagueños, sus sueños y saudades Algunas cosas que antes sabía haber en Santiago y no hay más, se perdieron para siempre, consignadas en este sitio para que al menos quede su recuerdo. Esta lista la publiqué hace algunos años en Feibu y los amigos la completaron. 1 Helados “Kay”, más ricos no hay. 2 El auto Unión, (con motor de dos tiempos, como la Zanella). 3 Las heladeras Vol-Suar. 4 Las prohibidas del Renzi (¡Coca!, cuánto amor). 5 La bilz de Secco (la de ahora no es lo mismo, qué va a ser). 6 El Santa Ana, El Águila, empresa Robert, el Manso llegando desde el fondo del saladillo. 7 Cheto´s bar. 8 El peinado batido de las mujeres. 9 El jopo (ha vuelto, pero como mariconada). 10 La nueva ola y los nuevaoleros. 11 El Tuco Bono. 12 El departamento Matará. 13 Panchito Ovejero vendiendo billetes de lotería. 14 La Porota Alonso. 15 La Gorda de Anelli. 16 Tala Pozo. 17 Mi tata. 18 Panadería L

LEYENDA El remís con chofer sin cabeza

Imagen de Facebook de David Bukret Un misterioso auto circula por las calles de Santiago y La Banda: un caso que está dando que hablar en todos lados Un hombre detiene su motocicleta en el parque Aguirre, lleva una mujer atrás, son las 3 de la mañana. Se apean debajo de un eucalipto, justo cuando empiezan a besarse aparece un auto, un remís que los encandila y se queda parado, como esperando algo. Ella pega un grito: “¡Mi marido!”, suben de nuevo a la moto y se van. Antes de irse, el hombre observa que en el remís no hay nadie, parece vacío, pero ya ha acelerado, a toda velocidad y no se va a detener. Ha pasado varias veces, según cuentan los parroquianos en el café con nombre y apellido, en una historia que va pasando de mesa en mesa, repitiéndose todos los días con más detalles. Las mentas hablan de un remís que aparece de manera impensada, no solamente cuando detecta traiciones amorosas, sino que asustó a varios muchachos que andaban trabajando de noche en casas que no eran las suya

EVOCACIÓN El triste final de la Dama de Hierro

Mercedes Marina Aragonés El recuerdo para quien el autor de esta nota llama Dama de Hierro, algunas anécdotas y la apreciación sobre una personalidad controvertida Por Alfredo Peláez No fue el final que posiblemente soñó en sus años de poder y esplendor. Cuando el nombre Nina paralizaba hasta el más taimao. Se fue en silencio, casi en puntas de pie, como vivió sus últimos años. Muy pocos lloraron a Marina Mercedes Aragonés de Juárez, la dama que supo ser de hierro, en tiempos idos. Seguramente coqueteó en esos años con un funeral al estilo Evita, con su féretro en el salón principal de la Casa de Gobierno, o en el Teatro 25 de Mayo, y largas colas de santiagueños para darle el último adiós. Pero solo fueron sueños de diva. Nada de eso ocurrió. Los diarios santiagueños apenas se hicieron eco de su fallecimiento. Al fin y al cabo, más importante eran los 470 años del pago que ella intento domesticar a rienda corta y chicote. Quedarán miles de anécdotas que la tuvieron como protagonista.