Ir al contenido principal

CUENTO Al fondo a la izquierda

Viejo cuadro que había en la comuna de Clodomira

Saludos a Ignacio Muñoz, a su hija Miryam, a su señor marido y a sus hijos, a Carlos Ledesma y, como dicen en la radio, a todos los que me conocen


Son las 9 de la mañana, afuera el pasto cruje secándose con el frío, adentro, en la combi, ni un chisguete se cuela por ningún lado. Ha dado dos vueltas por Clodomira, buscando pasajeros, y se llenó. Ahora vamos apretados como tornillo de submarino. El chofer, como siempre, lleva a su lado a dos maestritas que bajarán en La Banda.
El invierno es incómodo, hay que ponerse mil suéteres, camperas, abrigos que joden y para peor cada uno trae lo suyo, un viejo con una caja, una señora con un bolso, y así todos. Detrás del conductor, tres filas de asientos para aprovechar bien el espacio. En la fila del medio, entre una señora muy compuesta, un chico de unos 15 años que estaba entre que se duerme y no se duerme, y otro más que quién sabe quién sería, vengo yo. Con mi mochila en la que cargo la máquina de fotos, el grabador, cuadernos para notas, quichicientas lapiceras y papeles con partes de prensa que entregan en todos lados y que a veces publico y otras me olvido, algunos vencidos.
En ese tiempo tomaba fotos con una Olympus 35 SP, de las viejas. El modelo que habían usado los corresponsales en la Segunda Guerra, la máquina no, el modelo. Volvía cargado de noticias que había juntado en dos horas de caminar el pueblo. Carlos Ledesma, viejo empleado de la Municipalidad, me pasaba en un papelito las últimas novedades inconfesables del pueblo, yo las publicaría y él después las leería en su programa de radio. Nada que decirle, ¿no?, él repasaa el diario, actividad por demásmente inocente, nada más.
El pueblo era gobernado por una señora y su hermano o por un hermano y la Intendente, el orden de los factores no alteraba el producto. En el Concejo Delirante, dos chicas muy simpáticas me aguaitaban con el desayuno, pasaban información de los concejales y chismes de todo tipo. 
Los viernes los concejales dejaban atrás sus diferencias para odiarme parejito, los de un bando, los del otro y los del otro también. De vez en cuando se armaba flor de toletole, como el día que un concejal peronista —perro juarista —se fue con una radical. Entre varios pequeños incidentes de la vida pueblerina, que tuve el desatino de publicar.
Había como veinte combis y autos particulares llevando y trayendo gente a Clodomira, pueblo dormitorio. Más del 20 por ciento de sus habitantes todos los días sale a trabajar a La Banda, Santiago, Fernández, y vuelve a la tarde, a la nochecita, a la casa. El buen camino arruina a los pueblos intermedios, saben decir. Las combis hicieron pelota al colectivo, de suerte que ya en ese tiempo, el Santa Ana iba poco y nada, y casi siempre vacío. Y lerdo. Y viejo. Y sucito.
En la radio de la combi suenan Los Bony´s, músicos emblema del pueblo, próceres absolutos. Algunos en Clodomira calculan que dentro de un tiempo se harán tours de viajeros y curiosos, que irán solamente a conocer el lugar donde nació Bonifacio Hoyos, el dueño del grupo, así como ahora muchos van a Yapeyú, a visitar la casa natal de José de San Martín. ¿Chiste?, no vaya a creer.
Para ir tomaba la primera combi que salía de Santiago. Tenía que volver temprano, todavía faltaba ver lo que había sucedido en La Banda. Tampoco era cuestión de hacer dos páginas solamente con la Capital de la Alfalfa. 
De allá vuelvo. Vamos recién entre El Simbolar y La Granja y no doy más. Voy entre que aguanto y no aguanto, puedo y no puedo, haciendo fuerza, sudando frío. Entonces lo dejo ir despacito, muy levemente, lo más suave posible, rin ruido, frunciendo, como un hilo, leve suspiro, con una prolijidad digna de esa causa. Un silencioso, como dicen los muchachos de la barra. A los tres minutos el chofer baja los vidrios y pega el grito:
—¡¡¡Eeehhh…!!!, ¡no sean tan asquerosos, po!
Entonces me indigno yo también y exclamo:
—¡En serio, por qué no cagan en la casa, antes de venir, che!
Todos se tapan la nariz, la señora que viene a mi lado blanquea el ojo, pidiendo aire y se hace la de desmayarse. Le clamamos al chofer que pare, así bajamos para airearnos un poco. Sobre la gramilla helada y todavía húmeda, a la orilla del camino
, el viento gélido de la mañana nos saca el tufo. Me alejo del grupo y me largo otro que, calculo, el viento llevará para el lado de Santiago. De adentro sale un hedor de averno. Después del chofer soy uno de los más indignados. Estoy furioso, rabioso. Pongo cara de señor serio, respetable, sensato. Para peor el chico se ríe nervioso. Hay quien lo culpa en voz baja. A veinte metros de la combi, adonde voy, nada más que para largar otro, uno que venía en el asiento de atrás, me dice:
—Ha sido él, lo he sentido al toque.
—Capaz que sí— le respondo con prudencia. No voy a cargar sobre mi conciencia la responsabilidad, si lo linchan o lo dejan en medio del camino.
Después nos trepamos de nuevo. A mí me dejan en la España, en lo de Chito Martínez. Tiene una casa de fotografía que funge como corresponsalía informal del diario. Lo saludo, con un “buenos días” a las apuradas. Y paso al baño.
Al fondo a la izquierda.
©Juan Manuel Aragón
A 29 de febrero del 2024, en San Javier. Dando maíz a las gallinas

Comentarios

  1. Cristian Ramón Verduc1 de marzo de 2024, 9:07

    Muy buena la descripción de cuando ataca ese "enemigo silencioso".

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

CUENTO Los negros de abajo

Imagen de ilustración nomás Que narra lo que sucedió el día que en la oficina decidieron instalar cámaras de vídeo para ver qué hacían los empleados Un buen día pusieron cámaras en el trabajo. Las ubicaron estratégicamente, una en cada oficina y dos en la que le decíamos “La Perrera”. Roberto, que siempre amagaba con levantarle la pollera a la Patri, sólo para ver qué color de bombacha llevaba, dejó de hacerlo; Sonia no lo imitó más a Fallon cuando salía del baño secándose las manos con el pañuelo y Mariano, que siempre se levantaba de la silla para hacer ejercicios físicos y desentumecerse, se abstuvo de sus sesiones de gimnasia. Decían que el dueño tenía el televisor en su despacho y se divertía mirándonos. Alguno comentó, medio en serio, medio en broma, que había dicho: “Los esclavos de abajo trabajan bien, pero si se lo controla son inmejorables”. Aunque eso de los esclavos o los negros de abajo era cierto, siempre lo decía casi con satisfacción. Su oficina quedaba arriba, obviamen...

1988 AGENDA PROVINCIAL Ávila

Eduardo Ávila, el hijo más conocido de Orlando El 12 de julio de 1988 muere Orlando Ávila, folklorista y director del conjunto “Los Ávila”, que deja una huella imborrable en la música tradicional El 12 de julio de 1988 murió Orlando Ávila, destacado folklorista santiagueño y director del conjunto “Los Ávila”, que dejó una huella imborrable en la música tradicional de la provincia. Nacido en Santiago del Estero, dedicó su vida a la difusión de las tradiciones musicales de la provincia, particularmente la chacarera, género que llevó a diversos escenarios del país. Su liderazgo al frente del conjunto familiar consolidó un estilo auténtico, profundamente arraigado en la cultura santiagueña. “Los Ávila” se formaron en el seno de una familia apasionada por el folklore. Orlando, como cabeza del grupo, guio a sus integrantes, entre ellos su hijo Eduardo Ávila, conocido como “El Santiagueño”. El conjunto se destacó por interpretar chacareras, zambas y vidalas, géneros que reflejaban la esencia ...

QUIMERAS El sabor del vacío

Pobre náufrago Una reflexión sobre cómo la búsqueda de gozo lleva a consumir la vida, pero nos deja a la deriva en un océano sin faro La felicidad, ese anhelo antiguo que prometía plenitud, ha sido el motor de innumerables gestas y tragedias. En su nombre se alzaron banderas, se trazaron fronteras y, no pocas veces, se derramó sangre. Porque la felicidad de unos, en su voracidad, a menudo se nutre de la desdicha de otros. Alguien, en algún rincón del mundo, mueve los engranajes del contento ajeno, y en ese girar frenético no hay sosiego, sino un eco de dolor. Con el tiempo, los herederos de esa quimera abandonaron la felicidad como meta inalcanzable. En su lugar, abrazaron la diversión, un refugio más ligero, más inmediato. Llegaron los años 80 y 90, cuando la vida se midió en una dicotomía simple: divertida o aburrida. Nadie, por supuesto, quiso quedarse en el tedio. El jolgorio, las risas, la música atronadora y las luces titilantes se coronaron como el nuevo fin del hombre. Ya no se...

1586 CALENDARIO NACIONAL Rojas

Español en América (idea aproximada) El 15 de julio de 1586 llegó a Santiago Mateo Rojas de Oquendo, conquistador que escribió los primeros versos de estas tierras, considerado el primer poeta santiagueño y riojano El 15 de julio de 1586 llegó a Santiago del Estero, Mateo Rojas de Oquendo. Fue el conquistador español que escribió los primeros versos de estas tierras, considerado el primer poeta santiagueño y riojano. Se supone que nació en 1559, probablemente en Sevilla, según surge de sus propios poemas y se pierde noticia de su vida en 1612, en tiempos en que no todo se registraba en papel y la vida tenía mucho menos valor que en los tiempos presentes. El interés literario por su obra radica en el misterio en torno a su poema “Famatina”, que se ha perdido. El nombre completo de este poema, de veintidós cantos y de trecientas hojas, es “Famatina y conquista y allanamiento de la provincia de Tucumán desde la entrada de Diego de Rojas hasta el gobierno de Juan Ramírez de Velasco”. Es ca...

1938 AGENDA PROVINCIAL Olaechea

Olaechea (gentileza de Antonio Castiglione) El 16 de julio de 1938 muere Pedro Pablo Olaechea y Alcorta, destacado abogado, juez federal, senador y académico El 16 de julio de 1938 murió Pedro Pablo Olaechea y Alcorta, en Buenos Aires. Fue un destacado abogado, juez federal, senador y académico. Nacido en Santiago del Estero el 20 de marzo de 1855, era hijo de Pedro Pablo Olaechea y Carmen Alcorta. Su familia, de profunda raigambre santiagueña, enfrentó persecuciones durante el régimen de Juan Felipe Ibarra, lo que marcó su infancia. Estudió en el Colegio Nacional de Santiago del Estero, destacándose por su dedicación, y luego cursó Derecho en la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó en 1879. Inició su carrera como abogado en Santiago, especializándose en casos civiles y comerciales. En 1883 fue designado juez de primera instancia en su provincia natal, cargo que desempeñó con notable rigor. En 1890 ascendió a juez federal, resolviendo casos de relevancia nacional con un enfoque...