Chico beduino en el desierto del Néguev |
Un pueblo de antiguos criadores de cabras del desierto del Néguev vive en medio de los israelíes, conservando una cultura nómada
Farhan Al Qadi se llama el hombre de origen árabe rescatado de las garras del Hamás durante un procedimiento del Ejército israelí, según se informó aquí hace unas horas. Había sido secuestrado, junto a otros cientos de personas, el 7 de octubre pasado y permanecía en poder de los terroristas hasta que finalmente fue liberado hace unas pocas horas. Ese día, ocho árabes, seis de ellos niños, murieron por cohetes disparados por el Hamás desde Gaza. Y seis más fueron llevados a la Franja como rehenes.Esto llevó a que muchos lectores de Ramírez de Velasco preguntaran, ¿quiénes son estos árabes viviendo en medio de los israelíes?Respuesta. Son beduinos, antiguos criadores de cabras del desierto del Néguev, con una cultura nómada. Su comunidad tiene unas 300.000 personas, más o menos la misma cantidad de gente que habita la capital de los santiagueños, como para que se dé una idea. Tradicionalmente se dedican a la cría y comercio de animales y profesan la fe musulmana En la actualidad dicen no sentirse muy seguros en medio de la guerra entre los israelíes y los terroristas del Hamás. Muchos temen al grupo palestino, que mató a varios de ellos desde que comenzó esta guerra, pero tampoco confían en el gobierno israelí. Hace unos días Hamás atacó Israel con un cohete disparado desde Gaza hacia una base aérea israelí, pero mató a cinco niños. Esta parte de la población israelí, no tiene un sistema de alarmas y refugios para guarecerse de las bombas como el resto.
Como son considerados “espacios abiertos” por Israel, casi todos los pueblos beduinos del Néguev carecen de sistemas de aviso en caso de ataques con cohetes. Su gente no puede oir las alarmas que sí funcionan en el resto del país, coordinadas con el sistema antimisiles israelí la famosa “Cúpula de Hierro” que, con una efectividad del 90 por ciento derriba las balas enemigas y es la responsable de que los cohetes lanzados desde Gaza no hayan ocasionado más muertes entre la población civil israelí.
"En tiempos normales, la comunidad beduina no recibe el mismo trato del Estado en lo que respecta a derechos y servicios", opinó Sultan Abu Obaid, director de organización Shatil en la ciudad israelí de Be'er Sheva. “Como resultado, son más pobres y vulnerables que el resto de la población”. Desde que comenzó el conflicto, han muerto 19 beduinos en el Néguev, seis de ellos niños.
De los 300.000 árabes beduinos que viven en el desierto del Néguev, 120.000 viven en pequeñas comunidades no reconocidas por Israel. Son aldeas a las que se accede por caminos de tierra, con casas de chapa, que carecen de los servicios más elementales. No tienen electricidad ni agua potable ni redes de alcantarillado ni por supuesto, refugios en los que guarecerse en caso de conflicto.
Desde el comienzo de la guerra Israel ha instalado en estas comunidades pequeños cilindros de cemento que hacen las veces de refugio. Miden unos seis metros de largo por dos de diámetro, pero no tienen capacidad como para albergar a todos los vecinos de las aldeas. En Alsara se instalaron dos de estos dispositivos para proteger a una población de unas 500 personas.
Esta comunidad, equipada con paneles solares y con casas más sólidas que las del resto de las aldeas, está enclavada muy cerca de una base aérea de las Fuerzas de Defensa de Israel. Desde allí parten muchos de los vuelos que se dirigen a bombardear Gaza, por eso están muy expuestos cuando Hamás dirige sus cohetes hacia ese enclave militar.
Abu Obaid indicó que espera que esta catástrofe sirva de algo, pues el abandono en que viven muchos de los beduinos del Néguev tiene que cambiar.
Varias historias de heroísmo de ciudadanos beduinos durante los ataques del Hamas han recibido amplia exposición en los medios de comunicación en idioma hebreo, como la historia de Amr Abu Sabila, que salvó a dos niñas judías en Sderot antes de ser asesinado. Como resultado, Abu Obaid cree que se comprende mejor la difícil situación de los beduinos y la necesidad de ayudarlos, así como su “resiliencia moral” y su compromiso de ayudar a sus conciudadanos, tanto árabes como judíos.
"Los beduinos sienten que el Estado los reconoce más", dice Abu Obaid. “Crea una apertura para una mejor relación. Espero que esto conduzca a un diálogo más sustancial y auténtico entre el Estado y la comunidad, así como a una confianza mutua”.
Ramírez de Velasco®
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