César Tiempo |
El 24 de octubre de 1980 muere César Tiempo, escritor y periodista destacado de la Argentina en el siglo XX
El 24 de octubre de 1980 murió Israel Zeitlin, conocido por su seudónimo de César Tiempo. Fue uno de los escritores y periodistas más destacados de la Argentina del siglo XX. Nacido el 3 de marzo de 1906 en Yekaterinoslav, Ucrania (actual Dnipró), llegó a Buenos Aires cuando tenía un año, al emigrar su familia a la Argentina. Su vida y su obra están profundamente vinculadas a la identidad judía, la cultura porteña y los movimientos políticos y sociales de su época.Su infancia transcurrió en Buenos Aires, allí creció y se formó en un ambiente cultural diverso. Si bien sus raíces eran judías, se consideraba profundamente argentino, un aspecto que marcaría gran parte de su obra. En 1924, con 18 años, obtuvo la ciudadanía argentina, un paso significativo en su integración en la sociedad porteña. Se casó y tuvo tres hijos: Martín, Blanca y César, una familia que fue testigo de sus éxitos y luchas en el ámbito literario y periodístico.Comenzó su carrera literaria en una época de efervescencia cultural en Buenos Aires. En la década de 1920, se vinculó al Grupo de Boedo, conjunto de escritores que compartían una visión comprometida socialmente y se reunían en torno a la Editorial Claridad y el Café El Japonés. El grupo, al que pertenecieron también autores como Roberto Arlt y Leónidas Barletta, tenía una orientación izquierdista y humanista, en contraposición con el Grupo de Florida, que privilegiaba la estética sobre el compromiso social.
En 1926, publicó Versos de una..., su primer libro de poesía, utilizando el seudónimo “Clara Beter”. Esta estrategia de usar un nombre femenino fue un gesto provocador y audaz, que puso en cuestión las convenciones literarias de la época. Dos años después, en 1930, publicó Libro para la pausa del sábado, un poemario que le valió el Premio Municipal de Poesía y consolidó su lugar en el panorama literario argentino.
Además de su carrera como poeta fue un prolífico periodista y dramaturgo. En 1937, fundó y dirigió la revista Columna, que se mantuvo hasta 1942. Ese mismo año, fue galardonado con el Premio Nacional de Teatro por su obra Pan criollo. Como dramaturgo destacó por su capacidad para retratar la vida de los sectores populares, con una mirada crítica y comprometida.
En su juventud tuvo un enfrentamiento público con Hugo Wast (seudónimo de Gustavo Martínez Zuviría), entonces director de la Biblioteca Nacional, a quien acusó de antisemitismo. Este episodio le valió gran respeto dentro de la comunidad judía de la Argentina, al ponerse como una voz fuerte contra la intolerancia y el racismo. Posteriormente adhirió al peronismo, movimiento al que se unieron muchos intelectuales argentinos en los años 40 y 50.
El cine también formó parte de su universo creativo. En 1945, ganó el Premio Municipal al Mejor Libro Cinematográfico. Esta incursión en el mundo del cine reflejaba su versatilidad como escritor y su capacidad para adaptarse a diversos medios de expresión artística. Además de sus actividades en la prensa y el teatro, dirigió entre 1952 y 1955 el suplemento literario del diario La Prensa, y en 1957 la página literaria del diario Amanecer.
Su obra fue reconocida en el orden nacional e internacional, destacándose en diversos géneros literarios: poesía, ensayo, narrativa y dramaturgia. Entre sus libros más importantes se encuentran Sabatión argentino (1933), Sábadodomingo (1938) y Aviso para encontrar a Jordana, que forman parte de un corpus poético caracterizado por su profundo sentido de la identidad judía y su amor por Buenos Aires.
En los años 70 alcanzó uno de los máximos cargos dentro del ámbito cultural argentino al ser nombrado director del Teatro Nacional Cervantes, uno de los más emblemáticos del país. Esta etapa marcó el reconocimiento oficial a su contribución a la cultura nacional.
Fue galardonado en 1978 con el Premio Sixto Pondal Ríos, que coronaba su extensa y variada trayectoria artística. A lo largo de su vida, recibió numerosos homenajes y distinciones, tanto en el ámbito teatral como literario. Sin embargo, más allá de los premios y reconocimientos, su mayor logro fue su capacidad para conectarse con su público, ya sea a través de sus conmovedoras poesías o sus agudas crónicas periodísticas.
La identidad judía fue un tema recurrente en su obra. Su compromiso con su herencia cultural se refleja en textos como su Arenga en la muerte de Jaim Najman Biálik, en el que se identifica con el célebre poeta judío. En este poema lanza una advertencia a los tiranos y denuncia la pasividad de ciertos sectores de la comunidad judía argentina, lo que muestra su valentía para criticar tanto a los verdugos como a los indiferentes.
El poeta y ensayista Eliahu Toker expresó que uno de los momentos más altos de la obra de Tiempo era precisamente esta identificación con Biálik, y subrayó cómo el autor supo conjugar la condición judía con la identidad porteña, impregnando toda su obra con esa dualidad cultural.
Dejó una huella profunda en la literatura argentina. Como poeta, dramaturgo, periodista y guionista, supo capturar la esencia de una época convulsa, marcada por los cambios sociales y las luchas políticas. Su obra es un testimonio de su compromiso con la justicia social, la identidad judía y la cultura argentina. Es recordado no solo por sus contribuciones artísticas, sino también por su valentía para enfrentar las injusticias y defender la diversidad cultural en un país que, como él, supo construirse sobre la base de múltiples identidades.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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