Isaac Juárez, a la izquierda y Juan Pablo Juárez ambos corrían para el Nuevo Diario |
Cómo fue que el Nuevo Diario le aguó la fiesta del aniversario al diario que creía tener la vaca atada para siempre
Corría el año 1996, más precisamente el mes de septiembre. El furor del Nuevo Diario era intenso y la competencia con el “Decano del Norte Argentino” no daba tregua. Es que casi después de 80 años salía una competencia atroz en el mercado de lectores de la prensa escrita en la provincia.
Nuevo Diario, en Deportes, era la sección más leída porque había transformado las diferentes actividades deportivas de esa época, inclusive sumaba 24 páginas en el suplemento de los días lunes. Ya en septiembre del 94, un cronista del “Viejo” Cantos había presenciado en directo la pelea de la “Chiquita” González con el “Panza” Córdoba en Nevada, Estados Unidos, gol de media cancha. En octubre de 1993, la vuelta de Maradona a Newell´s Olds Boys de Rosario también marcaba una epopeya en eventos y el diario de la calle 9 de Julio y 25 de Mayo no tenía un techo. También en 1998, Mariano Castillo viajaba por segunda vez a Estados Unidos para cubrir en el Madison Square Garden el combate entre Shane Mosley y “Cirujano” Morales, uno de los mejores medianos de la historia.Pero en el 96, el autor intelectual y material, un cronista del Nuevo Diario haría la jugada más famosa que se recuerda en competencias de los medios de comunicación en Santiago del Estero. No era una primicia, no era un “bomba informativa”, todo lo contrario. Ese hombre de la Sección Deportes en septiembre viajó con su Fiat Duna color rojo a la ciudad de Simoca, Tucumán, en medio de un calor terrible para hablar con el múltiple campeón de atletismo: Juan Pablo Juárez. La idea era tratar de convencerlo al tucumano a que se ponga la camiseta del Nuevo Diario en la Maratón de El Liberal. Fue una larga conversación, tediosa por momentos, pero el convencimiento llegó al final, ya que Juárez participaba todos los años del evento y llegaba con su escuela de atletismo. A la vez, el de Simoca es una eminencia del atletismo nacional e internacional, y a la vez es el corredor que más veces ganó la Maratón de los Castiglione en esa época.
La segunda parte, fue preparar todo para que la jugada de ajedrez saliera a la perfección, siempre y cuando Juan Pablo Juárez ganara la competencia. Había muy buenos atletas de todo el país, era complicado, difícil y riesgoso. Tal vez, la jugada podría haber tenido otro final, con otras connotaciones, y nadie hubiera dicho nada. Los días se fueron consumiendo. El autor intelectual y material confeccionó la camiseta con el logo del Diario de los Cantos en el pecho de la malla, era de color azul fuerte para que sobresaliera la publicidad del matutino. La tenía escondida baja siete llaves. Nadie lo sabía, ni los mismos integrantes del staff del diario. Todo fue una sorpresa ese primer sábado del mes de noviembre, e inclusive, Nuevo Diario sacaba el matutino y el vespertino, pero este último de lunes a viernes, y había que convencerlos a los “changos de la rotativa” para que hagan solamente una tirada de 1.000 números para repartirlos en forma gratuita en la coronación. Todo estaba debidamente cronometrado, estudiado milimétricamente, paso por paso, y el miedo era sí se arrepentía Juárez. Todo otro tema.
Ese sábado, vinieron de cada rincón del país y del interior, y llegó la delegación de Tucumán con todos sus atletas, y a las 19 se largó la gran prueba. En la calle Libertad era el epicentro de la largada y la llegada frente al diario. Los fotógrafos estaban atentos en cada metro que daba Juárez. Una vez que comenzó el precalentamiento en la previa, el tucumano de Simoca se cambió la malla de competencia y nadie se dio cuenta, y se largó la prueba. La crónica anunciada ya estaba hecha, solamente faltaba de que gane y el tiempo que había metido en los 10 kilómetros. En solamente 20 minutos se hizo la proeza, desde la foto principal de la llegada y la historia de los ganadores, con alguna nota inventada en futuro. Cuando comenzó la premiación, en el Nuevo Diario vespertino ya lucía el ganador, que, por ese momento, había logrado su victoria 12 con el primer puesto. Y el título lo exclamaba: “La Fiesta de El Liberal fue Nuestra”.
El Liberal sacó al ganador de la competencia con grandes “parches” tapando la publicidad del Nuevo Diario. Al año siguiente se cambió toda la reglamentación y desde ese momento, todos los atletas tienen la obligación de usar la camiseta oficial.
Pero ese sábado en el segundo piso de la calle 9 de Julio, se festejaba lo increíble del hecho. Lo que había sido un pensamiento casi cruel lo concreto el autor material e intelectual, donde ya pasaron 28 años, y tal vez, proporcionó un tremendo quiebre en el poco entendimiento empresarial que tenían los dos diarios, poniendo en el medio al Maradona de las maratones.
Dicen que el hombre necesita dos años para aprender hablar y 60 para callarse. El autor material e intelectual de aquella idea del Nuevo Diario, no habla desde el 96.
Ramírez de Velasco®
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