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OBVIEDADES Por qué rinde más la ignorancia

Las ideas nacen para volar

Una frase en latín dispara pensamientos que tal vez sirvan a los atentos lectores

Mientras buceo por internet, hallo una frase en latín: “Unus dies hominum eruditorum plus patet quam imperitis longissima aetas”, con su traducción: “Un solo día del hombre erudito luce más que la vida entera del ignorante, por más larga que esta sea”. La frase se la atribuyen a Séneca quien, a su vez, la atribuía a Posidonio.
Da para pensar, amigos, ¿no?, porque en la Argentina, en los últimos tiempos es de mal gusto mostrar conocimientos de algo. Al toque te preguntan: “¿De qué te quieres tirar?”, como si hubieras cometido un pecado imperdonable. Después te calificarán de cualquier cosa, siempre de engreído para arriba.
A veces no es que se dijo algo para lo que se precisen conocimientos superlativos, sino simples obviedades, como: “En verano los días se acortan”, “Colón no descubrió que la Tierra es redonda” o “Los perros no son inteligentes, porque son animales”. Se enfurecen, pero no porque no estén de acuerdo, sino porque está en boga, en toda conversación, la ignorancia, el muchachismo extremo, la palabra soez cada menos de un minuto, la risotada con el estómago.
Quizás eso lo puso de moda la televisión de los últimos tiempos, cuando abandonó su vocación docente y buscó tener un lenguaje que se pareciera lo más posible al de las prostitutas de los cabarets, a quienes trata de señoras y les da trabajo como panelistas, a sus cafichos, a los que nombra como “representantes” y a sus clientes a quienes llama “empresarios”.
Algunos entienden mejor el juego de íncubos y súcubos que pululan en los canales de la televisión, en las radios y de ese nuevo engendro del mal, “Netflix”, y están destinados a perdurar, hacer su diferencia económica y de yapa, casi como una consecuencia lógica, envenenar la mente de miles de pobres infelices, de este otro lado de la pantalla, que, por ahí al ver una serie maldita, al otro día dicen: “Al fin alguien cuenta qué pasó con Napoleón Bonaparte”. Y sigue tan ignorante como antes, o más.
Al tipo que antes leía al menos un libro por mes —que es muy poco— le mienten que con Netflix suple esa falta, y así no siente culpa. Y no, amigo. Cualquier libro de porquería de “autoayuda”, una novela de Corín Tellado, el libro de versos de una jubilada santiagueña, vale cien veces más que ochenta mil series de “Netflix”, porque mueve más neuronas en la cabeza, aunque sea para decir: “No puede ser que alguien escriba tantas naderías juntas”.
¿En serio toda la vida gira en torno a banalidades tan descerebradas como cuánto falta para que nos juntemos a tomar Cocacola con Fernet?, ¿los únicos momentos que cuentan son los que estamos borrachos?, ¿no sirve para nada lo que está en el medio de dos beberajes?
Hubo un momento en que los espíquers de las radios y la tele hacían una carrerita para ver cuál era el primero en hablar con idioma totalmente carcelario. Llegaron y lo pasaron por encima. Pareciera que ahora en las cárceles se deben esforzar por tener un idioma tan bajo, tan rastrero y tan innoble como el que usan en la televisión.
Por eso no extraña que, cuando todos están de acuerdo en los medios, es porque van detrás de alguna causa propia de los canallas más viles, a saber, el aborto buscando la muerte de un inocente, la prostitución de hombres y mujeres ensalzada como medio de vida deseable, el desprecio de toda religión para mostrar una modernidad falaz y descreída y el individualismo llevado al extremo de despreciar al prójimo sólo por ser otro, pero otro—otro, que no se adapta a los nuevos pensamientos de la modernidad y los discute con argumentos, buenos o malos, pero  tomados de los libros y no inducidos por una anciana vedette, mal entrazada, con orgullo de prostituta y hedor de muerte en sus palabras.
Y no digo más.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Cristian Ramón Verduc15 de julio de 2022 a las 9:58

    Muy bien dicho.

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  2. La pérdida del ejercicio de desarrollar e intercambiar ideas, que fueron las que le permitieron al mundo occidental alcanzar el desarrollo que hoy abusamos y damos por garantizado, es para mi la principal causa del deterioro social y cultural de nuestros días. Afortunadamente todavía hay una masa crítica de gente dedicada a la continuidad de esa libre discusión de ideas, que por el momento ayuda a mantener un cierto nivel de desarrollo y bienestar. Pero esa minoría está viéndose amenazada y acosada por todo lo que denuncia brillantemente Juan Manuel, por lo que no hay garantía de que esto continue así.
    Cuando veo las banalidades que se intercambian en grupos de chat me preocupo, porque tener un escenario de tal potencial y desperdiciaron de esa manera, da pena

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