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El libro para cuarto grado recientemente publicado por “Nuevos caminos”, incluye una leyenda tomada de “Ramírez de Velasco”
Un manual para los chicos escueleros que van a cuarto grado, “Nuevos caminos” empieza la parte de literatura con fragmentos de una leyenda que perpetré en el blog “Ramírez de Velasco”. Me enviaron un ejemplar de regalo y lo estoy leyendo con mucha atención, repasando asuntos que sabía y enterándome de otros nuevos o que tenía olvidados. Interesante libro.Doy gracias a los autores de este fenomenal trabajo que introduce a los chicos al conocimiento del lugar en que viven, los departamentos de la provincia, sus cabeceras, los ríos, los cerros, su producción, sus costumbres, su cultura, su folklore, por incluir un relato de mi autoría (es el que trata sobre el nacimiento del chipaco).Ojalá que, con el manual en la mano, las maestras no pidan a sus alumnos, como trabajo en la casa, que respondan cuestionarios como los que nos solían propinar a los chicos de antes. Era particularmente irritante cuando preguntaban: “Qué quiso decir el autor en este párrafo?”. Lo que pensábamos muchos como respuesta era: “Lo que dice está bien claro, para qué quiere más la maestra”. Entonces las madres nos enseñaban a mentir: “Poné que se ha querido referir a la naturaleza, los pajaritos volando, inventá algo que a tu señorita le guste”. Quizás entonces me nació la vocación por el periodismo, dicho sin el más mínimo ánimo de defender el oficio.También dejo consignado por si a algún alumno le hacen la segunda pregunta del obligado cuestionario: “Averigüe la biografía del autor”. No está en internet porque no tengo. Además, no importa mi biografía. Si me hubiera puesto a indagar sobre la vida de los autores que llenaron mis días, seguramente habría odiado leer. Para qué quiero saber que Emilio Salgari no conoció el mar de la Malasia, que era protagonista casi principal de sus novelas, que Jorge Luis Borges era ciego y posiblemente por eso no haya sido un escritor adherido al romanticismo, o que Mario Vargas Llosa lo hizo cagar de un seco a su, desde entonces, ex amigo Gabriel García Márquez. ¿Qué le agregan esos datos y otros miles al placer de la lectura? Quizás inútiles prejuicios.
Por otra parte, no crucé mares procelosos ni trepé escarpadas cordilleras, ni peleé en bravas guerras ni estuve con bellísimas mujeres ni descubrí nuevos pasos ni combatí con feroces cocodrilos ni gané a boxeadores experimentados ni resolví intrincados crucigramas ni siquiera asé crocantes chunchulis. No merezco una biografía entonces, salvo el recuerdo de mi mujer y mis hijos cuando me vaya para siempre a Villa Antarca.
Alguna vez, cuando mi hija necesitó una información o una opinión que le sirviera para la escuela, la hice hablar con escritores amigos que la ilustraron. Pero, ¿su biografía?, ¿qué importa si ninguno es Domingo Faustino Sarmiento, Miguel de Cervantes o José Hernández? Ahí está su obra, léala, es lo que ellos querían. Ahórrese detalles de su vida, chismes y anécdotas, poco agregan a su obra.
Dicen que las nuevas generaciones vienen mucho más avispadas que las anteriores. Los nacidos del 95 para aquí, saben desde que nacen que existe un mundo aparte llamado internet, con el que podrían completar su formación, si lo usaran correctamente. Es de imaginar que parte del esfuerzo de los maestros actuales se va en mostrarles cómo usar esa herramienta a su favor, en cualquiera de sus múltiples facetas. La lectura de diccionarios y enciclopedias con que martillaban hasta hace unos años, es posible que se haya simplificado.
A la par, los maestros deben enseñar el difícil arte de la lectura de libros por simple placer, sólo porque a veces es necesario ensanchar el espíritu, alegrar el alma o excitar la inteligencia si es que en el futuro no se extinguen del todo, digo, el espíritu, el alma o la inteligencia, porque los libros siempre quedarán resguardados en alguna biblioteca.
Por eso, si el día de mañana un solo chico de todos los que estudiarán con el manual sale lector, me daré por satisfecho, aunque lógicamente no estaré ahí para verlo. Si el resto me odia cordialmente por el sufrimiento de saber qué pensaba cuando escribí tal o cual cosa, algo que tampoco sé, tenga presente que eso lo inventó la maestra. Yo nada que ver.
©Juan Manuel Aragón
Excelente, Juan Manuel.
ResponderEliminarPero.....y qué tal es el manual? Enseña sobre los símbolos patrios y da nociones de los principios republicanos del país, aunque sea? En 4to grado ya hay que empezar con nociones de educación cívica.
ResponderEliminarEl Manual de Santiago del Estero NUEVOS CAMINOS, en las escuelas desde el 2009, responde a los contenidos curriculares para 4to grado.
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